*Todos los personajes y nombres le pertenecen a Stephenie Meyer


EL ADIOS
MAYORES DE 18

ORIGINAL DE KOKORO BLACK

Jacob POV

Tiré de tú cabello con más fuerza, como si quisiera arrancarlo de tu cabeza, haciendo que te arquearas lo más posible para darme más cabida en tu cuello y tus pechos.

Al igual que yo… tú también te comportabas masoquistamente. Te mordía. Te forzaba. Te jaloneaba. Y aun así parecías estar igual de excitada que yo…

Me cegué por el deseo, el amor y al mismo tiempo por el coraje que sentía hacia tu ser.

Tal vez te iras y me dejaras otra vez, pero esta vez me quedaría con algo tuyo. Y tú te llevarías algo mío que cargarías por toda la eternidad, que te marcaría y que te dolería, pero que aun así, en este momento disfrutarías.

No estoy muy orgulloso de mis intenciones. Después de todo se supone que soy un caballero. Pero tú me has hecho perder el juicio. Tu ser succionando mi sangre me ha dejado completamente excitado y tus palabras me han dejado totalmente adolorido, así que es tú culpa lo que estoy a punto de hacer.

Vuelvo a jalonear tu cabello. No es mi intención ser rudo contigo. Después de todo, lo que esta por suceder, es lo que mas había estado deseando.

Hacerte mía. Hacerte el amor.

Volteo a mirarte. Tú sigues con la mirada ensombrecida y respiras entrecortadamente. Noto la mueca de dolor en tu rostro y aun así sigues en mis mismas condiciones... excitada. Trato de tranquilizarme, relajo mis manos para ya no lastimarte.

Quiero que me recuerdes por toda la eternidad y si te vas a los brazos de aquel tipo, por lo menos quiero que jamás estés tranquila cuando intente hacerte el amor, porque cada vez que lo hiciera, te recordaría al día de hoy, a mis besos, a mis caricias y a mi cuerpo.

Sé que es cruel de mi parte. Pero estoy loco. Y solo puedo obedecer a mi locura.
Huelo de cerca tu cabello. Tu olor agridulce me vuelve más loco de lo que ya estoy. Aun así, trato de bajar mi coraje.

¿Qué caso tiene lastimarte, si lastimándote me lastimo a mi mismo?

Tomo tu rostro entre mis manos. Abres los ojos ampliamente para dejarme ver dentro de tu ser. Tu alma se ve lastimada, como la mía. Quiero curarla. Quiero protegerte. ¿Por qué me abandonas Nessie? La verdad es que no te entiendo. Parecías tan a gusto a mi lado.

Simplemente sigo sin entender tus razones para irte. Pero, ¿te lo prometí verdad? Yo dejaría irte y lo haría. Solo que antes de eso… tenía algo más por hacer.

—Te amo— susurro tranquilizando a mis nervios.

En cambio tú pones una mueca en la cara y hasta parece que tus ojitos brillan.

¿Acaso estaría alucinando? ¿Te duelen y te hacen feliz mis palabras?

No me contestas nada. La verdad es que no necesitas hacerlo. En este momento las palabras sobraban. Y yo se muy bien que ya no hay marcha para atrás, Nessie. Y no la hay porque tú también deseas que esto pase. No se porque si tú me quieres dejar, pero lo deseas y la verdad no pensaba averiguarlo. Aprovecharía la nueva carta del destino. Quizás es que secretamente, espero que al hacerte el amor, recapacites y te quedes a mi lado. Pero la verdad trato de no pensar mucho en eso.

Enredo mis manos en tu cabello. Te acerco a mis labios, pero esta vez te beso diferente. Te beso dulce, tranquila y suavemente. Tus labios se amoldan perfectamente a los míos. Escucho a tu corazón que late fuerte y al compás de nuestros labios. Como si cada vez que te besara, tu corazón palpitara.

Mis manos descienden a tu cuello, para pasearse por tus hombros y seguir su camino a tus perfectos pechos. Los acaricio suavemente, tratando de memorizarlos en mi mente, para poder recordarlos siempre. Tú pareces estremecerte. A mi me gusta saber que aun puedo provocar estas reacciones en ti.

Suspiras fuertemente separando tus labios un poco de los míos, dejando que tu aliento me golpeé con toda su fuerza y haciendo que me llegué hasta el último de los poros. Siento nublada la vista. ¿Qué puedo hacer si tengo ganas de llorar y rogarte que no te vayas? Pero trato de controlarme y no hacerte esto más difícil de lo que la situación ya lo había hecho.

Mis manos se hacen nudos en tus pechos. Me siento como novato. Como si fuera la primera vez que hiciera esto. Los nervios dominan mi ser. En serio Nessie que solo tú provocas esto en mi… solo tú.

Tus manos acarician mi pelo, yo solo meneo la cabeza, para que se te enreden más, deseando que nunca las pudieras sacar de ahí. Trato de fijar la atención a mis manos que se deslizan sobre tus pezones, tratando de ser amable y tranquilo. Tú parecías estar más calmada, pero tu corazón me decía lo contrario. No tengo idea de lo que estés pensando, pero yo no dejo de pensar en lo mucho que te amo y lo mucho que te voy a extrañar.

Vuelvo a colocar mis labios en tu boca. Quiero robar tu alma en ese beso, para quedármela por siempre. Me enferma la idea de que el chupasangre la tenga aunque fuera por solo un momento. Me aterraba. Tu alma sería mía y solo mía. Así como tu cuerpo se disponía a serlo.

Mis manos bajan por tu espalda desnuda, dándome choques eléctricos por los dedos. Y tus dulces manos acarician al mismo tiempo la mía.

Tus caricias son únicas Nessie.

Aprieto tus glúteos por encima de tu pantalón y tú gimes fuerte en mi oído. Ten cuidado, porque me provocas demasiado haciendo eso y la verdad es que yo ya no respondo de mis acciones en este momento.

Vuelvo a apretarte y tú gimes aun más fuerte. Te lo advertí.

Mis labios —hinchados por tu mordida—, parecían querer morder a los tuyos. Mi lengua se abre paso a tu boca y la tuya me recibe de buena manera. Te beso fuertemente, dejándote mi esencia en ese beso.

Tú perdiste el control de nuevo, lo sentí cuando escuche a tu corazón acelerarse. Separaste un poco tus labios de los míos y sentí como brincaste —y déjame decirte que hábilmente—, para enredar tus piernas a mi cintura. Lo único que conseguiste con eso fue… excitarme más.

Maldición, yo quería que esto fuera dulce… y tú lo haces tan difícil.

Mis manos se apoyan en tus glúteos, para sostenerte. Tus pechos quedan tan cerca de mi cara. Es una hermosa vista si me permites decir…

No puedo evitar que mi boca trabaje en ellos. Oírte gemir de esa manera, me estimulaba demasiado. Estoy empezando a perder los sentidos otra vez. Mis instintos me predominan.

—Nessie voy a hacerte el amor como nadie en la eternidad te lo hará…— solté mientras lamia uno de tus pezones.

—Jacob… yo…— dijiste entre gemidos, pero te interrumpí con un beso salvaje. No quería escuchar tus pretextos, ni alguna de tus explicaciones. Solo besarte y hacerte mía.

Deshiciste el agarre de tus piernas y volviste a separarte de mí. Yo te contemple mientras miraba los primeros rayos del sol golpeando tu hermosa piel. Era un hermoso alba, mas no mas hermoso que tu.

—Has que nunca olvide este día Jacob— dijiste despacio

—no ocupabas pedírmelo, de todas maneras pensaba hacerlo— conteste acercándome de nuevo a tu cuerpo que me llamaba a gritos.

Mis manos se acercaron a tu cintura, desabroche tu pantalón, coloque mis manos a ambos lados de la cadera y jale hacia abajo con fuerza, deshaciéndome fácilmente de tu pantalón y ropa interior.

Esto era el cielo en el infierno. Parecías una diosa parada en medio de mi sala.

Ya no tenías escapatoria… ninguna.

Te acerco a mi pecho que arde más que nunca, mis manos empezaron a recorrerte impacientemente. No dejo ningún lado sin tocar. Ninguno. Pareces muy complacida con mis movimientos, pero más complacido estoy yo al escuchar tus gemidos mientras toco y entro en tu intimidad, ¡Dios! No podían haberme excitado más que cualquier otra cosa.

Saque mis dedos y me los lleve a la boca. Tu sabor era incomparable. Jamás había probado algo más delicioso que el sabor de tu intimidad. Tus piernas se contraían al observarme hacer eso. ¿Te gustaba verdad?

Vi oscurecerse tu mirada de nuevo, arrancaste mis pantalones y de otro tirón arrancaste mi ropa interior. Me sonreí internamente de la desesperación que te causaban mis actos. Me sentía bien conmigo mismo.

Me acerque a besarte. Ahora si nos encontrábamos en igualdad. Desnudos, y deseándonos como los locos masoquistas que somos. Tomé con fuerza una de tus piernas y suavemente la subí a mi cintura. Tú la enrollaste con fuerza y poco a poco te apretaste a mi cuerpo. Así fue como me dejaste entrar en ti. Tu grito, sonó tan fuerte que me perturbó. Pero yo no pensaba detenerme. Tu rostro mostraba toda clase de expresiones, pero la sensación de sentirme tan dentro de ti como nunca nadie lo había estado, empezó a nublar mis sentidos otra vez. Tomé tu otra pierna obligándola a enredarse en mi cuerpo también para poder darme todo el control sobre tu cuerpo. Tus pechos en mi rostro y mis manos moviendo tu cuerpo parecían agradarte mucho, ya que tus gemidos eran fuertes y excitantes. Me tranquilicé al saber que te gustaba tanto como a mí así que empecé a caminar a ciegas hasta toparme con la pared. Y no fue hasta ese momento que empecé a embestirte.

Quise empezar lento, para que te acostumbraras a mi presencia. Pero tú misma empezaste a apretar fuertemente tus piernas, lo que me dio pie a que te embistiera con más fuerza. Tus gritos se volvieron más fuertes al igual que mi movimiento de cadera, que era más salvaje, fuerte y duro. Y aun a pesar de eso tomaba tu rostro dulcemente y entre jadeos te besaba tiernamente.

Jamás me sentiría peor y mejor que en este momento. Te tenía más cerca que nunca y probablemente más lejos que la última vez que te fuiste. Los rayos del alba golpean con fuerza tu rostro. ¿Cómo es posible que un ser tan maravilloso como tú se halla encontrado en mi camino? Quizás es por eso que me dejas. No es posible que merezca algo tan bueno como tú.

—Jacob —Susurras mi nombre entre gemidos—… Jacob— Vuelves a hacerlo.

¡Dios! No quiero ser tan salvaje, pero tú tienes la culpa de que te embista con más fuerza.

Tu cuerpo suda deliciosamente por culpa de mi calor y el del acto. Siento tus manos que se resbalan por mi espalda mientras que tus uñas luchan por mantenerse en esta. Probablemente estoy todo marcado. Pero que diferencia había si ya me habías marcado desde antes, desde el primer día que vi esos ojos chocolate cuando naciste. Imprimado. Imprimado de tus hermosos ojos, de tu hermosa sonrisa, de tu suave piel, de tu brillante cabello, de toda tu alma y cuerpo… Imprimado hasta los huesos de ti.

Te embisto violentamente, restregando tu cuerpo a la pared con todas mis fuerzas. Tú pareces quejarte, pero no porque no te gustara, si no por todo lo contrario. Entonces fue cuando sentí tu respiración más agitada, tus ojos fuera de orbita, y todo se sentía apretujado. Estabas llegando a la gloria. Podía sentirte. Y a mi no me quedaba de otra más que ayudarte y hacértelo más placentero. Empecé a susurrarte cosas al oído. Cosas que quizás ya sabías y no querrías escuchar pero igual y te las dije. La que más destacaba de todas era: Te amo. Mis manos acarician tu cabello y te embisto aun más rápido, más fuerte y más profundo de lo que ya hacía. Estás llegando. Tus gritos te delatan. Una sonrisa de satisfacción recorre en mi boca cuando vuelves a susurrar mi nombre con la voz más entrecortada que podías haberme regalado. Llegaste Nessie.

Tu humedad me envolvió y tu aroma se impregnó en mi piel. Dejaste caer tu cabeza en mi hombro. Cansada y agotada. Pero lamentablemente para ti Nessie, yo no había acabado. No tenía llene de ti. Y no pensaba dejarte ir todavía, no… todavía no.

Me separo de la pared, sujeto tus glúteos fuertemente y me dirijo escaleras arriba contigo pegada a mi cuerpo. Tú solo respiras entrecortadamente, sin decir alguna palabra. La verdad tu cuerpo ya había dicho todo. Empujo la puerta de mi cuarto y te dejo caer en la cama.

Esa cama estaba bendita desde que tú dormías en ella. Porque tú eres una Diosa, mi Diosa particular. Te contemplé por solo un momento.

Me acuesto aun lado de ti, y te rodeo con mis brazos. Vuelvo a robarte tus labios, no tengo muchas intenciones de devolvértelos. Más de mala gana los suelto para poder dirigirme a tu cuello. Mis manos acarician tu pecho. Me coloco sobre de ti. Busco tu mirada esperando una respuesta de tu parte. Y sí, nuestras miradas se encontraron en un momento mágico donde parecían querer fundirse. Asentiste con la cabeza y yo volví a entrar en ti. Esta vez con más cuidado y con más dulzura. Te besé tiernamente y me correspondiste igual. Sentí las lágrimas en mi rostro mojando al tuyo.

¿Por qué el momento más feliz de mi vida era el adiós que tanto me dolía?

Te percataste de mis lágrimas y con tus manos empezaste a secarlas dulcemente. Podría jurar que mi dolor te dolía… podría haberlo júralo.

Te escuche sollozar. ¿Acaso tú también llorabas? Mi corazón se acongojo mientras te penetraba, suavemente, profundamente, apasionadamente y sobre todo amorosamente. En verdad esto era hacer el amor Nessie. Total y puro amor.

No podía dejar de besarte y complacerte hasta en el más mínimo detalle. A veces te embestía suave y en otras veces me alocaba por algún gemido tuyo y cambiaba a salvaje, pero siempre cuidándote y asegurándome de que te sentías bien. Volviste a llegar al éxtasis y mi autoestima estaba por los cielos. Es que si te vieras como yo te miro, quizás comprenderías porque me siento así.

Perdí el tiempo a decir verdad. ¡Dios! creo que ya pasaron cuatro horas y garra en la cama ¿verdad? Es que el problema es que no tengo suficiente de ti y no me puedo detener.

Pero ya me siento cansado

¿Ya que caso tiene seguir prolongando nuestro sufrimiento?

Te embisto lo más fuerte y profundo que puedo, y siento como ahora llega para mí. No quiero expresarte como es que me siento pero yo creo que si la tierra se estuviera destruyendo en este momento para mi hubiera estado bien, porque ya había probado el cielo con mis propias manos. Mis gemidos se hicieron muy fuertes y sentí que por tercera vez llegaba para ti… tus gemidos eran casi gritos y tus uñas en mi espalda terminaron de darme lo que necesitaba para poder llegar. Llegue… arrastrándote conmigo. Me volví a sentir complacido al saber que nunca lo olvidarías. Que jamás me olvidarías…

Como yo jamás te olvidaría…

Me acosté aun lado de ti, te robé otro beso, cerré los ojos y poco a poco sentí como perdía la conciencia. Luché en contra de esta, pero estaba exhausto. Y de repente todo se hizo oscuro.

—Te amo Nessie… adiós…— te dije en mis sueños porque quizás en la realidad no me atrevería a decírtelo.

Y en mi sueño casi podría jurar que te escuche decir:

—Yo también te amo Jake… hasta siempre.


Renesmee POV

Acaricio su cabello, mientras su exhausto cuerpo descansa aun lado del mío. Las lágrimas me invaden. Jake me acabada de convertir en su mujer. Y mi corazón me dolía. ¿Cómo pude permitir que pasara esto? ¿Cómo pretendía olvidarlo después de lo que acabábamos de vivir? La culpa me arremetía, pero no me arrepentía, después de todo era lo que más deseaba. Pero es que su sangre… su sangre despertó el vampiro en mí como nunca antes me había sucedido. Fue tan excitante su sangre en mi boca que nubló todos mis sentidos y no pude frenar lo sucedido. Para cuando volví en mí ya era muy tarde. Ya no podía separarme de él.

Volteé a ver el reloj de pared del cuarto de Jake. ¡Cielos ya casi es medio día! Me levanto de la cama, busco algo de ropa y me cambio. Tomo mis pertenencias y prosigo a salir del cuarto cuando voltee a verlo: tan hermoso, tan tranquilo, tan incomparable… demonios. ¿Por qué el destino se encargó de juntarnos para que después nos tuviéramos que separar? Me acerqué a su cuerpo desnudo y con mi mano libre acaricié su rostro. Suspiró fuertemente en cuanto mi piel tocó a la suya.

—Te amo Nessie… adiós— me dijo dormido.

Mis lágrimas cayeron más fuertes que nunca.

—Yo también te amo Jake… hasta siempre…— le respondí entre sollozos y salí corriendo de la habitación.

Busqué las llaves de mi mustang en el cajón de la cocina, le di una última mirada a su hogar, respiré hondo, abrí la puerta, salí y la cerré. Para nunca volver…

Mis lágrimas nublaron mi vista y llegue casi a ciegas a mi mustang. Cuando metí la llave y quise abrirlo, una mano morena se colocó sobre la mía. ¿Jacob? Levanté la vista asustada para encontrarme con algo peor… la mirada indiferente de Nahuel.

¿Nahuel? ¿Qué demonios hacía aquí?

—Nahuel… yo… tú… ¿Qué?...— no podía articular palabra alguna.

—Y pensar que estaba preocupado por ti— escupió con desprecio. Su mirada era oscura. Jamás lo había visto así.

¿Por qué me decía eso? ¡Dios! ¿Qué tanto tiempo tendría Nahuel aquí?

—¿Cuándo llegaste?— le pregunté angustiada.

—Llegué el día de hoy… — Se acercó a mí y con una de sus manos tomó mi cabello y lo olió poniendo una mueca en el rostro. —Apestas a perro…

—Nahuel déjame te explico… lo que pasa es que…

—No tienes nada que explicar— me interrumpió —he estado aquí por más de 3 horas escuchando tus gritos de placer que se oían desde dos cuadras atrás.

Mis piernas se tambalearon y caí al suelo. Era cierto… ¿Qué carajos le iba a explicar? Esto ya era demasiado para mí. Empecé a ver todo oscuro y quedé inconsciente a los pies de Nahuel. Todo quedó en negro. Mi sol personal se había apagado cuando salí de la casa de Jake. Ya no había ninguna luz para mí…

Ninguna.


Hola a todos gracias por sus review, en serio me hacen súper dichosa. Y ahora por fin la primera vez de Nessie y Jake. Batallé tanto pero bueno, espero que les guste^^

Mi corazón me dolió mucho en este capítulo. ¡Demonios! ¡Yo quiero a un hombre como Jake en mi cama! Hahahaha… ¿a poco ustedes no? ¿Y qué les pareció el rencuentro de Nessie y Nahuel? O.o ¿qué creían? Nahuel también tiene su carácter. Hahahaha cuídense todas y todos y espero que sus reviews sean recompensados con un Jake en su cama o un Edward si así lo prefieren^^ Besoooos.
Kokoro