Seguidores

lunes, 11 de enero de 2010

A la Caza del Vampiro. Capítulo 6

NUESTRO MOMENTO




Capitulo escrito por Coka y Alexa



Diario de Alexa
Bournemouth. Noviembre 20 de 2010



¿Me estaba hablando?…¡Mierda!…Mierda. Sí, me estaba hablando y al parecer estaba molesto…. Conmigo.
Pero si yo no había hecho nada, solo había entado y el estaba ahí parado, dándome la espalda hablando por teléfono… ¿Y que significaban esas palabras?

¿Kriss? ¿A dicho Kriss?

¡Por la gran mierda¡, ¡Es verdad, esta con ella!

Ahora comprendía porque me miraba con esa expresión, mezcla de vergüenza y de miedo en el rostro.
¿Pero cómo, dónde y desde cuándo?
Siempre dije que no lo creería hasta que lo escuchara de sus propios labios y ahora que justamente estaba pasando eso preferiría nunca haberlo hecho.

¡Mierda!. ¿Por qué estas cosas siempre me pasaban a mí?

Entonces comprendí lo que sucedía.
Yo estaba soñando.
Todo había sido un estúpido sueño y ahora yo estaba en mi cama, en Chile, acostada soñando con que conocía a Robert.

!Claro¡.
Era sorprendente como la mente nos jugaba malas pasadas algunas veces.
El hermoso sueño se había transformado en toda una pesadilla y ya no tenía ganas de seguir haciéndolo.
Quería despertar.

Cerré fuerte los ojos y conté hasta tres.
Uno, dos, tres y los abrí nuevamente…..

¡Maldición ¡ … No estaba soñando.

Robert permanecía ahí frente a mi, con la misma expresión en el rostro y lo mas terrible de todo era que seguía esperando alguna respuesta.

Sólo había dos cosas que yo podía hacer en ese momento.

La primera era la más lógica para mi. Daría media vuelta y saldría corriendo justo por donde había entrado.
La segunda era mas difícil… era responderle.
Y debía hacerlo de inmediato si no quería que él pensara que tenia algún tipo de retraso mental o algo por el estilo.

Pero por alguna razón me era imposible hacer cualquiera de las dos, lo que estaba muy mal para mí ya que no quería que me recordara como la mujer enferma que entró un día a su trailer. ¡Eso por nada del mundo!.

—Hey, te estoy hablando. Contéstame, ¿Desde cuándo estas ahí y que es lo que has escuchado?—. Preguntó ahora notoriamente molesto y poniéndose de pie.

La adrenalina corrió por mi cuerpo de pronto temerosa no se de que.

—Heee. Disculpe, he tocado a la puerta y pensé… le escuche claramente decir que siguiera—. Mi voz tiritaba y sentía que a duras penas salía de mi garganta. —Traje su refresco, helado como usted pidió—.

Pestañeó entoces perplejo, como si me respuesta le sorprendiera.
Que estaba esperando, ¿Qué su trailer fuera invadido por fanáticas locas?
Entonces sacudió un poco su cabeza antes de hablar.


—Disculpa.
No he querido ser grosero, debes disculparme.
Es solo que pensé que me estabas espiando—.

—No se preocupe. No ha sido mi intención interrumpirle y puede estar tranquilo… no he escuchado nada—.

Vi como respiraba aliviado y se dejaba caer nuevamente en el sillón.
Podía ver que estaba agotado y podía ver que estaba sufriendo.

Quise recorrer el espacio en un segundo y quise tomar su mano mientras le prometía que todo estaría bien, que fuera lo que fuera lo que el temía pasaría pronto.
Pero sólo en mi mente me atrevía a hacer cosas como esas, yo no era nadie para decirle esas cosas, seguramente no eran de mi de quien él las quería oír.

Además nada cambiaría, su vida seguiría como estaba, llena de ocupaciones, de compromisos, de gente pendiente de él a cada instante y por lo que había logrado entender, llena de pesados secretos.

—Ahora me vendría bien esa Coca-Cola—. Me dijo mientras se frotaba los ojos.

—Si, claro. Ahí está—. Le contesté mientras alzaba mi mano hacia él para entregarle su refresco. Traté de controlar el temblor de mi pulso, tratando por todos los medios de no parecer muy patética y no lo conseguí obviamente. —He limpiado la lata por usted, puede beber tranquilo—.

—Muchas gracias y eso es todo por el momento—.

—No debe tardar la hamburguesa que pidió—. Agregué.

Pero él no contestó y se perdió en sus pensamientos mientras bebía grandes sorbos de su refresco.

Estaba petrificada mirándolo sin poder moverme, pensaba:

“—¡Vamos Alexa, muévete ahora—!”. Pero no pasaba nada, simplemente no podía moverme.

Continué asi unos cuantos segundos hasta que de pronto vi sus ojos mirándome y examinándome de manera profunda, sin entender quizás porque yo seguía paralizada mirándolo. En ese momento volvió a sonar el teléfono y nos despertó del mágico momento en que sólo fuimos él y yo...

—¡Hola!, ¿podrías escucharme ahora?—. Dijo mientras alejaba el teléfono tapándolo con una mano y me decía, —Gracias, podrías dejarme solo, es una llamada personal!—.

Volvió de esta manera a su llamada, adentrándose en la habitación mientras le perdía de vista.

Salí a regañadientes del trailer, no quería irme de allí.
Sentía que mi lugar estaba junto a él, pero claro él y yo no compartíamos la misma idea.

Caminé lentamente en dirección al Trailer del catering mientras respiraba cada vez con más dificultad.




Diario de CokaEse mismo día


—¡Donde estarán esos malditos sándwiches!.
Ni siquiera está Alexa para ayudarme. ¡Dios mío!—. Blasfemaba metida hasta la cintura en el congelador.

—¿Coka, que pasa con la hamburguesa?—. Preguntaba Pato mientras entraba visiblemente nervioso.

—Mira Pato en mi vida me he metido a la cocina, no tengo idea como luces esos sándwich congelados—. Le decía a Patricio mientras seguía metida buscando el famoso sándwich a punto de una hipotermia.

—No encontrarás jamás el sándwich, debes buscar la carne, asarla y luego el pan tostarlo en el horno, mientras cortas tomate, y…..—. Decía Pato, mientras llegaba Alexa corriendo sin respiración con claros indicios de estar hiperventilando…

—¡Coka, lo vi, coka, lo vi, me hablo, coka, me hablo a mí, a mí, yo aun no puedo creerlo!—. Exclamaba riendo cada vez más fuerte.

—¡¿Me pueden decir qué coño pasa?!—. Reclamaba Pato a punto de explotar.

—Lo que pasa es que Alexa soñaba con conocer a Robert Pattinson y yo por su cumpleaños conseguí realizar su sueño—. Le explicaba a Patricio bajándole el perfil a la situación que a esta altura ya era imposible disimular.

—¡¿YO SOÑABA?!—. Gritó Alexa, saliendo de su catarsis. —¡Si tu también estas de sanatorio por él!—.

—Miren esto se está poniendo rarísimo, lo único que les pido es que no hagan ninguna locura, que seguro que nos echan a los tres—. Suplicaba Pato mientras se agarraba la cabeza con dos manos mientras trataba de digerir que todo el Catering se encontraba en manos de dos locas de atar.

—Anda no seas exagerado, si el jefe aquí eres tú. Y ahora busca la maldita carne, que Alexa nos ayude con el pan y yo veré si encuentro tomates por aquí—. Les dije mirando con odio a Alexa., si claro yo era maestra para distraer la atención de la tremenda metida de patas que había hecho mi amiguita.

Todos trabajábamos de manera frenética en el famoso sándwich de Robert, cuando escuché una voz desde afuera del Trailler que preguntaba si había alguien por ahí.
Salí corriendo para ver si así podía evitar seguir trabajando, mientras Alexa y Pato seguían con la manufactura.

—¿Si, quién es?—. Alcance a decir cuando al levantar la cabeza vi delante mío… a ese tremendo espécimen que era el lobo.

—Puedes conseguirme algo fresco, nadie va a mi Trailer a preguntar nada—. Preguntó mientras sonreía con sus dientes perfectos, con un tono de incredulidad en la voz.

—Eh…eh…—. “Concéntrate Coka, concéntrate“. Me decía a mi misma sin poder dejar de mirar su perfecto cuerpo. —Mira yo la verdad, eh—. Balbuceaba incoherentemente !Por todos los cielos¡ No podía dejar de mirarle y no podía decirle tampoco que no tenía ni idea donde estaban los cubiertos.

—!!!Taylor!!!. Gritaba el hombrecillo con sonopronter desde el otro extremo del plato. —¿Necesitas algo?—.

—Bueno, intento que alguien me ayude, pero no tengo suerte—. Se quejaba Taylor haciendo un sensual puchero.
Agrrr. Estaba como para comérselo.


—¿Y tú? ¿Que haces aquí?. ¿No debían estar en el Trailer de Robert, y sin moverse de allí?—. Me preguntaba el odioso hombre. —¿Le llevaste la hamburguesa y la coca-cola que pidió?—. Hablaba casi sin respirar y aniquilándome con la mirada.

—Si la coca-cola ya se la llevamos…—.

—Y aquí esta la hamburguesa—. Dijo la voz de Alexa acercándose desde el interior del trailer.

Apareció entonces con un delantal y el rostro todo salpicado de ketchup, oliendo a fritura hasta en el pelo.

—Toma, llévasela—. Me dijo extendiendo el plato hacia mi mientras me cerraba un ojo.
Ella más que nadie en el mundo, sabía lo importante que era “esa hamburguesa” para mí.

Aquella simple, común y corriente hamburguesa era mi boleto para conocer por fin a mi amado Robert.

El odioso hombrecillo dio un vistazo a mi amiga y al ver el estado en el cual ella se encontraba no le quedó más salida que recurrir a mi para que completara el trabajo.

—Ok, pero rápido, corre—. Me gritaba el muy maldito.



Dejé de correr unos metros después. Expulsé la desagradable imagen del maldito con sonopronter de mi mente y caminé lentamente hacia el trailer de mi amado.
Saboreaba el momento, saboreaba cada paso que daba hasta que por fin me encontré frente a frente a su puerta.
Estaba ahí cuando la puerta se abrió y casi se me para el corazón, pero enseguida vi que una chica salía del interior, debía ser la asistente de la que hablaba Alexa.

—Dámela, me la comeré yo, Robert está dormido, demoraste una eternidad—. - Dijo la Chica arrebatándome el sándwich de las manos y marchándose.

Yo me quedé parada allí con las lágrimas a punto de explotar en mis ojos y sin saber porque el destino era tan despiadado conmigo.

Caminaba de regreso cuando decidí:

”—Que diablos nadie me arrebatara mi momento—”.

Volví al tráiler de Robert y sin más abrí la puerta, dispuesta a buscarle y verle aunque fuera por unos segundos y decirle que lo amaba.
Que desde la primera vez que lo vi supe que era él y sólo él, el hombre que yo esperaba.
Que adivinaba lo incomodo que era para él toda la locura desatada por un par de películas, cuando lo vi en el sillón.

Estaba completamente doblado, seguro que al despertar le dolería todo el cuerpo, en su mano empuñado había un celular y él lo abrazaba como un verdadero tesoro.

Me arrodille a su lado y lo miré a no más de 10 cms.
Su nariz recta, sus largas pestañas, su boca delgada como dibujada sobre una tez muy blanca, era perfecto, era él.
Sólo era cosa de extender mi mano y tocarle.
Miraba su frente contraída, sabía que algo le molestaba, algo le estaba en verdad doliendo, Dios mío quería saberlo, no por curiosidad sólo para entregarle soluciones, alguna salida, algo que lo aliviase.

Su cuerpo delgado y sus largas manos, típicas de pianista, hermosas, sin ninguna mancha.
Recordaba como en una entrevista se reía de los que ahora decían que era modelo de profesión, cuando sólo sus manos habían posado para las cámaras, que locura en que se había convertido ese chico humilde y súper tímido.
Éramos nosotras sus fans los que las habíamos convertido en este hombre atormentado, agotado, asustado y triste…
De repente sonó el teléfono, y él abrió sus ojos de pronto, me miró con las pupilas totalmente dilatadas y me dijo:

—¿Quien eres?, como entraste?, ¿Que haces aquí?—. Agregó mientras se alejaba rápidamente de mi.

3 comentarios:

Ladyclumy dijo...

Que envidia tener a Robert tan cerca y contenerse de tocarlo, pero pobrecito tambien que susto se llevo al ver ahi a Coka.

Besos LAdy

Irene Comendador dijo...

Pobre, pero ¿porque le das estos sustos?
Mi hombre esta tan preocupado por el acoso de las fans y vais vosotras y le asediais, jajajaj
Bueno espero que la pobre Coka salga de esta bien parada, ajajaj

besitos mis niñas
me esta encantando esta historia

LISY dijo...

Que suerte de Alexa. Al fin se le cumplio su deseo de conocer a Robert y de hablar con el.

Ahora le llego el turno a Coka y se le ocurre a Robert despertar cuando esta ella embelesada con el, admirandolo y compadeciendolo. Que susto de los dos. Robert no save quien es ella y Coka fue agarrada con las manos en la masa. A ver como se libra de esta.

Besos y abrazos,

LISY