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martes, 9 de marzo de 2010

Historias de Forks II

TRIANGULO INMORTAL
 
POR COKA



Capitulo 2: El encantador de mentes

Muchas veces volví al lugar donde nos distanciamos, pero fue en vano, nunca pude encontrarle, por más que pregunte una y otra vez por él.

Los primeros años no fue seguro acercarse al territorio porque podían estar esperándome por ahí agazapados los que nos habían atacado, yo era la otra mitad del botín que habían perdido, y conocía muy bien sus crueles prácticas con los de mi especie.

Pero por más que busque y rebusque…nada , él no estaba por ningún lado y yo me negaba a creer que Bosco ya no existía, no conocía a muchos de nuestra especie pero sabía lo imposible de poner fin a nuestra vida (si era eso lo que hacíamos). Pase por tiempos muy crudos porque para una de nosotros no era muy seguro pulular por ahí sin compañía, aparte de las amenazas externas estaban las internas con seres de nuestra misma raza.

-¿Quién eres tú?- Me dijo uno de ellos en una calle Inglesa cerca del año 1900 en eso entonces el nuevo siglo estaba a punto de llegar en Inglaterra y “Jack el destripador” hacia de las suyas por las calles de Londres.

-Me llamo Coka- Le conteste un poco atemorizada, lo había identificado nada más entrar en el mercado, tenía ese típico aroma que expelen los de mi raza que son “carnívoros”, era tan fuerte que se sentía desde la estación de trenes.

-¿Que hace por aquí una bella chica?- Me dijo mientras me cogía de la cintura de manera muy atrevida.

-Suélteme, yo apenas le conozco- Le dije apartándome rápidamente de su lado.

Se volvió acercar tan velozmente que ni me percate cuando estaba frente a mis ojos casi rosándome, no sabia que hacer el tipo me atemorizaba, de pronto tomo mi pelo para olerme detenidamente.

-Hueles a gloria niña, ¿Qué edad tienes?¿porque tienes ese aroma tan suave?

-Casi 80 años- le respondí rápidamente.

-¿Que edad tenias cuando te convirtieron?- Me pregunto muy intrigado mientras me miraba muy lívidamente de arriba abajo.

-Casi 18, ¿porque?-le pregunte asustada.

-Pues debe haber sido un maldito el que se atrevió a convertirte tan niña- Me dijo muy groseramente.

-No era ningún maldito, era mi esposo y le amaba, ahora tenga el favor de quitarse de mi camino- le dije desafiándolo con un largo paso en su dirección.

Él me tomo del brazo y me acerco fuertemente en su dirección, cogiendo del cuello para besarme apasionadamente mientras me mantenía inmovilizada y yo caí presa de su hechizo, de sus ojos, de ese perfume a sangre humana que me volvía loca.

-Agradece que no es una callejuela porque te desnudaría aquí mismo, esos ojos me dicen que estas deseándolo ¿no?- Se rió mientras me miraba directo a los ojos.

-Suéltame inmediatamente, mi marido te matara- le grite furiosa.

-Se que estás sola, él está muerto, lo pude leer en tu pensamiento- dijo con la misma risa irónica

- ¿Lo puedes leer?, ¿como haces eso?- le dije sin dejar de mirarle.

-¿No lo sé?, solo lo hago, ¿Te vienes conmigo?- me dijo casi rosándome los labios.

-¿Donde?- Le respondí hipnotizada.

- ¿En serio no sabes?, ¿A donde crees tú?-dijo aun sonriendo

No supe que responder solo sabia que extrañamente todo mi cuerpo le deseaba locamente.

- Por lo pronto a mi casa- mientras decía eso me tomaba del brazo y me arrastraba con él.

Yo no entendía porque lo seguía sin luchar, estaba completamente embrujada por este hombre tan guapo y tan avasallador, avanzamos por calles interminables hasta que al final de un corredor muy estrecho, al final de la calle estaba su casa, una mansión magistral, él toco a la puerta con su bastón y muy pronto nos abrió un señor viejísimo que lo llamo “amo”, sin devolverle el saludo al anciano me llevo escaleras arriba directo a su alcoba, y antes que terminara de cruzar el umbral de un zarpazo me saco toda la ropa y me llevo sin tocar el suelo hasta su cama.

Fueron días caóticos los que transcurrieron en ese lugar, después de este suceso yo no entendía porque seguía allí, parecía que mi cuerpo y mi razón estaban desconectadas. Este hombre me follaba con una fiereza loca como si estuviera sediento pero de mi carne, y yo disfrutaba de cada sensacion que él me entregaba.
Pasaron los días, no sé cuantos en verdad y se empezó a apoderar de mí la sed, yo estaba totalmente intrigada con este extraño compañero parecía no tener sed, a pesar de los días y días que pasaba sin moverse de mi lado. Cuando la sed ya fue irresistible se lo dije, debía irme de lo contrario moriría de hambre.

-Imposible, es muy peligroso que camines sola por allí, traeré a alguien para zacear tu sed, tú quédate aquí – dijo muy seguro de la situación.

-¿Que vas a traer qué?- respondí

-Voy a traer a alguien para que puedas alimentarte -Me dijo

-¡No me voy a alimentar de nadie!, ¡no soy una asesina!, lo sabías antes de conocerme- le dije muy molesta.

-Bueno pues es momento de cambiar tus costumbres niña si quieres seguir a mi lado, no te veré chupar ratas ni pájaros toda la vida, no es muy sexy de tu parte- dijo mientras se me acercaba tomándome de la nuca y mirándome fijamente

No se que sucedió a continuación pero resulto que en segundos estaba profundamente dormida y cuando desperté estaba encerrada en la habitación con doble cerrojo. Desesperada por la sed y el miedo eempecé a gritar como una loca sin que nadie respondiera, grite durante horas y nadie respondió. A eso de las tres de la mañana la puerta se abrió sola.
-¿Eres tú?- pregunte enfurecida y hambrienta.

-No señorita soy Augusto el mayordomo del amo- me dijo una voz temblorosa

-Váyase, escape, mientras puede- me dijo con una voz muy asustada.

-¿Pero porque me liberas?- le pregunte

-Porque él la trajo a esta casa con engaños, el es un vampiro que posee muchos dones y uno de ellos es dominar la mente, el la puede leer a usted como un papel, aunque creo que esta vez extrañamente usted si le importa,... de todas maneras tarde o temprano acabara con su vida como lo ha hecho siempre desde que estoy a su servicio hace mas de 1000 años, no permite que nadie permanezca mucho tiempo a su lado- dijo y se dio media vuelta.

-¡Váyase, ahora!-me grito mientras cerraba la ultima puerta del pasillo.

La verdad quería irme pero no entendía por qué no lo hacía tal vez ese viejo vampiro tenía razón y estaba bajo un efecto hipnótico, aunque debía ser honesta y decir que estaba estúpidamente involucrada con este hombre, que salvo nuestras maratónicas sesiones nocturna no le conocía nada de nada. Decidí irme solo por la voluntad de no dejarme dominar por nadie, Salí de la casa y corrí lo más rápido que pude en dirección al bosque donde me alimente y sacie después de atacar a varios conejos y un par de pájaros. Ya me estaba marchando del lugar, cuando justo detrás de mi apareció él, mi recién estrenado ex novio.

-¿A donde crees que vas?- me dijo con una cara bastante molesta.- ¿Es que no te ha gustado mi hospitalidad?

-No, solo he decidido irme-le dije intentando mantener la calma y al mismo tiempo evitando mirarle a los ojos.

-¡Tú te irás cuando yo lo ordene!-Me grito ahora sí, furioso-¿Ese viejo estúpido te contó mi secreto no?, debí matarlo hace mucho- dijo cuando se percato que no lo miraba a los ojos.

-Mira déjalo así, de verdad, lo pasamos bien, pero ahora debo irme, estoy en busca de mi marido y no puedo perder mucho el tiempo en un solo lugar-le dije intentando ser lo más convincente posible.

-¿Pues no parecías tan desesperada por encontrarle los días pasados mientras te revolcabas conmigo una y otra vez, no?, yo diría que te la pasaste como nunca, te vi gozar como una loca.-me dijo burlona pero secamente.

-¡En fin, dejémoslo ya!-dije decidida, pero con mucho miedo, porque sabía que él podía percibirlo.

-Mira tú búsqueda acabo, Bosco tu marido hoy es ceniza en la acequia de a alguna calle por ahí, lo agarraron y lo quemaron esa misma noche, por lo que no lo busques mas, !él ya no existe!-me dijo tomándome del brazo muy fuerte.

-¡Mientes!, solo lo dices para que me quede contigo- le grite desafiandolo y sin miedo de mirarlo directamente a los ojos

El se quedo en silencio y luego con los dientes apretados y acercándose a centímetros de mi oído me revelo su verdad.

-Cada noche, cuando salgo de caza y encuentro a esas mujerzuelas ofreciéndose por la calle, en lo único que pienso es en descuartizarlas trocito a trocito, por que se que ha algún hombre le rompieron el corazón, ... y luego cuando te vi, quise pensar que eras distinta, tu manera de sonreír, de caminar, de oler, creí que eras un ángel y que venias a redimirme, ¡pero no!, eres igual a todas, y ahora lo confirmos, ¡Traidora!- me grito furioso y colérico- y morirás como todas- me dijo mientras se abalanzo hacia mí y me estrello contra un árbol mientras me cogía por el cuello.

-Dios, ¿Eres tu Jack?,... ¿el Jack del que todos hablan y nadie puede encontrar?, ¿el que destripa mujeres por las noches? ¿Tu el que las está matando?- le dije aterrorizada.

-¡Si soy yo y ahora morirás como esas perras malditas!, destructoras de vidas- dijo con espuma en la boca totalmente fuera de sí.

-Cerré los ojos y pensé en Bosco, para tener paz ese último minuto que me quedaba.

Un sonido imperceptible se hizo presente.

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-¡Deberías calmarte Jack! Ya has causado muchos problemas por aquí con tu proceder- Dijo una voz muy suave justo detrás de nosotros.
-Si al parecer te has descontrolado un poquito- Dijo un hombre alto y fornido que acompañaba a una chica de no más de 15 años, menudita y rubia, ambos eran de nuestra especie.

-Jane y Félix, que hacen por aquí-Le contesto un asustado Jack…




Aullando a la luna
Por Kokoro Black
Capítulo II - Seguir mi camino.

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Tengo que irme y ser quien soy. Simplemente no pertenezco aquí, espero que lo entiendas.
Quizás algún día encontraremos nuestro lugar en el mundo, pero hasta ese entonces…
Tengo que seguir mi camino.

Gotta go my own way – Vanessa Hudges & Zac Efron.
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— ¿Estas enojada?
No estaba enojada. No, que va… solo quería comer galletitas y jugar a la casita con mi familia… ¡Por supuesto que estaba enojada! Volví a ver a Coka y sentí unas inmensas ganas de abrirle el estomago y sacarle las tripas. ¿Qué clase de pregunta era esa de que si estaba enojada?
— ¿¡Se puede saber por qué rayos nadie me había dicho que era una licántropa!? ¡Dios! ¡Ni siquiera sé si existe el término: licántropa!
—Kokoro—intervino Alexa. —Nosotras tampoco lo sabíamos. ¿Cómo se supone que sabríamos algo acerca de que eres una loba? Dile algo Carla.
Volteé a ver a mi Carla y ella –que había estado como estatua- se animó a mirarme a los ojos.
—Sólo puedo decir que me da gusto que esté bien.
Mi corazón se oprimió. Había vagado sola por casi una semana desde mi conversión. Estaba aturdida y necesitaba huir por un momento. Como era de esperarse, mi familia me buscó con locura hasta dar con mi paradero en Palm Spring, cercas de San Diego. Mi Carla probablemente había estado preocupada.
—Miren… esto es totalmente extraño. Según los cuentos y las películas, ustedes y yo somos enemigos naturales.
—Sabes que no somos tus enemigos. —se apresuró en contestar Carla. — Tú eres como nuestra hija. Jamás te haríamos daño.
—Ni yo a ustedes. Pero necesito respuestas. No puede ser que de la noche a la mañana me convierta en loba así como así. Debe de haber un motivo…
—Y lo hay.
Coka y Alexa voltearon a ver a Carla confundidas. Su reacción no era muy diferente a la mía.
—Tú… lo sabías. — musité sin voz. Había sido traicionada por mi propia madre.
—No exactamente. No pensé que te convertirías en una loba. Pero si conozco tus raíces.
—Quileute… —susurré.
— ¿Recuerdas la leyenda que te contaba cuando niña?
—Los hombres que se convertían en lobo…
—Sí. —Carla se removió un poco incomoda y dio un paso hacía mi. Las dos arrugamos la nariz.
—Apestas.
—Pues tú no hueles precisamente a rosas— musitó mi Carla en un intento de sonrisa que no llegó a sus ojos. Volteó con Alexa y con Coka y les lanzó una mirada furtiva. Ellas se limitaron a asentir y se marcharon. —Tú y yo tenemos que hablar.
Asentí y me senté en un tronco. Me sentía rara. Mi cabello estaba desmarañado, mis ropas desaliñadas y prácticamente destrozadas. Había destruido varias camisetas y blusas en el proceso de "entrar en fase", ahora primero me desnudaba antes de hacerlo. Pero no era debido a mi apariencia por lo que me sentía así, si no porque sentía que lo que iba a escuchar cambiaria mi vida… para siempre.
—Hablemos.
El marfileño rostro de mi Carla se tensó un poco. Y después como que se relajó y dejó salir el aire que -no me había dado cuenta- había acumulado sin necesidad en sus pulmones.
—Desciendes de una familia de metaformos…
— ¿Desciendo? ¿Eso significa que sabes quién es mi familia?
—Podría decirse que sí.
Empecé a ver todo rojo. El coraje me invadió por entero y tuve que controlarme a sobremanera para no entrar en fase y echármele encima a mi Carla.
— ¿Qué fregados significa el: "podría decirse que si"? Tú sabes cuánto anhelaba saber algo de mi pasado. Cuanto me despreciaba a mi misma al creerme sin origen. Sí, me dijiste que era Quileute, ¿pero eso qué? Quiero respuestas… las necesito.
—Te contare una historia Kokoro, no creo que te guste mucho y no quiero que nos catalogues a todos iguales…
— ¿A todos?
—A los vampiros.
Mi piel se erizó y saqué a relucir mis dientes ante una reacción que me fue imposible evitar. Mi Carla se encogió un poco y su rostro abatido me contempló unos segundos antes de continuar.
—Yo venía llegando de mi viaje de oriente. Había ido sola porque necesitaba un tiempo para mí. A pesar de tener a Coka y a Alexa me sentía extremadamente sola. Quería pensar… un tiempo para encontrarme y encontrarle sentido a esta existencia. Pues había quedado de encontrarme con mis hermanas en Forks, un pueblo en la península de Olympic en donde llueve constantemente y era perfecto para andar a la luz del día. Sólo que… no duramos ni una semana ahí.
—Supongo que eso tiene que ver conmigo ¿verdad?
—Sí. El mismísimo día de mi regreso a los Estados unidos, vagaba por los bosques cuando me encontré una escena fuera de lo normal. Una hermosa mujer de piel blanca corría junto a un hombre de tez morena. Cargaban a un bebe en brazos y aprecian huir aterrados. Quise acercarme a ayudarlos. Pero estaban heridos y su sangre me llamaba. No quería cometer una locura así que mantuve mi distancia. Cuando menos me di cuenta el hombre había desaparecido. Si yo no había sido capaz de verlo, sólo podía significar que otro vampiro estaba en escena.
Me dejé caer al suelo aturdida. Mis padres habían sido asesinados… por vampiros. El aire me faltó y sentí que el cielo se me venia encima.
—Sé cómo debe de sonar esto Kokoro pero… sí. El primero en morir fue tu padre. Seguí a tu madre y la escuché llorar histérica. Estaba muy herida y no podía correr más, pero te tenía tan aferrada a su pecho... parecía tan fuerte aunque se estuviera desmoronando. No pude evitar acercarme y ella me vio. Fue un momento extraño e incomodo. Pensé que gritaría pero en vez de eso me pidió que me acercara. Yo obedecí aguantando la respiración, su sangre olía demasiado bien como para pasarme por desapercibido. —guardo silencio de repente.
— ¿La mataste tú?—pregunté con pánico.
— ¡Oh, no! ¡Claro que no! Te dije que solo cuando era neófita había probado sangre humana y es verdad.
Suspiré aliviada. No hubiera podido soportar que mi Carla hubiera sido la asesina directa de mi madre. Ella retomó la calma y prosiguió:
—Tu madre en agonía, me dijo: Cuida de mi hija… es toda una Quileute. La sangre de los lobos corre por sus venas al igual que la sangre de mi esposo. Es fuerte, no te causara problemas. El frio, está cerca, por favor llévatela dejos. —Se acercó a mí a paso sigiloso. —Te juró que pensé en llevármela, pero su corazón apenas latía y si ella llegaba a verme más de cerca o a tocarme, quizás se hubiera dado cuenta que yo también era una fría…
— ¿Fría?
—Vampira.
—Ah… o sea que tú simplemente llegaste, me tomaste y la dejaste morir…
— ¿Qué querías que hiciera Kokoro? Tu madre no tenía esperanzas. El vampiro probablemente iría a buscarla. Tú eras la que más probabilidades tenía de vivir, además que verte le dio sentido a mi vida. Has sido como mi hija. Juro que te amo como a una.
Empecé a llorar imaginándome la escena. Mi Carla tomándome a toda prisa y corriendo. Dejando atrás a ese despiadado vampiro que se había comido a mi mamá.
—Koko… quise hacer lo mejor para ti. Busque información de los Quileutes por los alrededores de La Push. Sólo pude averiguar antiguas leyendas de que descendían de los lobos. Una vez había oído por ahí que había unos hombres que eran metaformos… hombres y lobos a la vez. Me dio la impresión de que eras descendiente de ellos, pero jamás creí que tú te convertirías en loba.
— ¿Y no consideraste dejarme en La Push? Quizás tenía más familia ahí.
—Sí lo pensé… pero no pude hacerlo. Eras tan hermosa, tan dulce… no pude Kokoro. Eras todo lo que siempre había deseado… una familia, ser madre. Sé que fui egoísta y lo siento. Pero te amo…
—No puedo creerte—chillé con voz ahogada. —Yo no puedo creerte. Quien ama no daña… y tú me has dañado al por mayor.
—No, Kokoro… veo que no conoces nada del amor.
—No. No conozco nada de nada y es por eso que no puedo seguir a su lado. Tengo que irme. — musité antes de darle la espalda.
Ella se acercó a gran velocidad y me agarró del hombro.
—Suéltame. —me zafé de su agarré con facilidad y me regocijé por dentro porque por primera vez, era igual de fuerte que ella. —Necesitas dejarme ir. Yo también tengo mucho que pensar.
—No, Kokoro…
—Tengo que irme. No pertenezco aquí… déjame encontrarme.
—Pero… —Sé que quería decirme algo más. Pero se quedo callada. Dejó salir el aire que tenía acumulado en sus pulmones y me vio a los ojos. —Ve hija mía… ve y espero encuentres lo que buscas.
La miré con lágrimas y mi corazón se oprimió.
—Sólo quiero encontrarme a mi misma. — dije, antes de inevitablemente entrar en fase.
Mi madre me vio maravillada. Ni parecíamos enemigas. Sólo asintió antes de que le diera la espalda y corriera en dirección a la La Push. En dirección a mi origen… en dirección a las respuestas.
***
Correr por el bosque tranquilizaba mis nervios, pero no a mi corazón que latía frenético y adolorido. A punto de estallar… a punto de doblegarme por el sufrimiento. Corrí como jamás creí que podría correr. No sabía si dar gracias o maldecir mi nueva condición. Sólo sabía que mi vida había dado un giro de 360º y estaba demasiado aturdida como para asimilarlo todavía.
Corrí mucho y me permití disfrutar del aire y de la sensación de la maleza en mis pies… mejor dicho patas.
Tardaría en acostúmbrame a esto.
Aullé con melancolía y cascabeleé en mi corrido. Llegué a tierras desconocidas.
Me paré de repente y me dejé caer en el suelo. Cerré los ojos y por un momento… me sentí en paz conmigo misma.




Oscura Venganza
Por Carla Cullen
Capítulo 2 - Mi familia.


Miraba divertida a mi extravagante familia.
Alexa y Coka se estaban peleando, como ya era su costumbre, por el control remoto del televisor que se había convertido en el nuevo motivo de discusión.
Cualquiera que viese esa escena pensarìa que son como el perro y el gato, ambas testarudas, aunque yo sabìa que en el fondo, no podían vivir la una sin la otra por que se adoraban. Yo me limitaba a observarlas de lejos.
Estaba preparando el tablero para jugar con mi pequeña Kokoro nuestra partida diaria de Monopoly, a ella le encantaba ese juego y yo haría lo que fuera con tal de hacerla feliz, desde que el destino, la vida o el cielo mismo que la puso en mi camino.
Entrò en mi existencia de un modo que aveces trataba de olvidar. Acababamos de instalarnos en un pequeño pueblo de la península de Olympic, donde las lluvias son constantes todo el año y tendríamos pocos problemas para mezclarnos con los humanos.
Yo había salido sola y acababa de encontrar un rastro bastante reciente de un vampiro que decidì seguir un poco antes de llamar a mis hermanas para echarlo de allì. Si nos hibamos a quedar algún tiempo en esa zona era mejor no compartir el espacio de caza con nadie que no compartiera también nuestros hábitos alimenticios, bastante difícil era ya pasar desapercibidas siendo tres mujeres un poco raras que vivìan juntas y no se relacionaban con nadie, como para que ahora empezaran a desaparecer excursionistas. Iba siguiendo el rastro, fantaseando con que fuera el de mi odiado enemigo, cuando también me di cuenta de que también se percibía en el aire que venia del sudoeste un olor tan tentador para uno de nuestra especie que solo podía ser sangre humana. Pero sangre fresca, lo que significaba que alguien estaba herido y sangrando, asì que pensé que si realmente había un vampiro por allì sería difícil de librarse de èl. De todos modos fui a echar una mirada, no sè , tal vez al sentirme cerca abandonara la caza, solo sabia que no podía dejar de intentarlo. No podría enfrentarme a èl , a no ser, claro, que se tratara de Fèlix en cuyo caso estaría màs que dispuesta a matarlo, o morir por intentarlo.
Eran dos los humanos heridos, un hombre y una mujer, que huian del ataque de un bebedor de sangre como yo, pero que aùn no veía. El hombre de piel morena y largo pelo desapareció, ante mi atónita mirada, no pudè ver de donde había venid el ataque, supe quien quiera que haya sido, incluido Fèlix, era demasiado rápido y extremadamente peligroso incluso para mi. Estaba a punto de dar la vuelta e ir a buscar a mis hermanas, por si las necesitaba, dàndo por perdida a la mujer cuando me di cuenta de que esta cargaba un bulto pegado al pecho, el bulto no era otra cosa que un precioso bebè. Mientras vacilaba si acercarme o no, la mujer me vio y me dijo que salvara a su niña, que no podía hacer nada por ella, que sabia que morirìa, pero me suplicaba que no permitiera que el asesino natural de su tribu dañara a su pequeña. Todo estaba sucediendo demasiado deprisa incluso para mi mente ultraveloz. Despuès de todo, ¿Qué haría una vampiresa amargada como yo criando a una bebè?. Pero cuando estaba dàndo la vuelta para marcharme, sus ojitos marrones me observaròn y una sonrisa me hizo caer presa del embrujo que hoy sigue pesando sobre mi.
De ese modo, desde aquel dìa , ella se convirtió en mi razón para conservar la humanidad, para desear ser alguien mejor. Ella era mi hija.
Nunca le contè esto a nadie, ni a mis hermanas y mucho menos a mi adorada kokoro. Sentía una especie de indefinible vergüenza, aunque yo sabia que no podía haber hecho nada por la madre de mi tesoro, me sentía mal por tener felicidad en mi vida gracias a la desgracia de ella.
Nunca supe quien fue el vampiro, solo esperaba que no se tratara de Fèlix, eso haría de mi venganza algo màs difícil de lo que había supuesto.
Cuando mis hermanas me vieron llegar a casa cargando en brazos mi valioso tesoro, me reprendieron , quisieron que desistiera y dejara a otro la responsabilidad de hacerse cargo de mi bellísima Kokoro.
-¿Còmo dices que le llamaras?..¿Kokoro?..Ay Carla!!, ¿què clase de nombre es ese?-preguntaba indignada Coka.
En mi último viaje de rastreo en busca de Fèlix había llegado hasta Japòn y estaba cazando por el bosque que cruzaba su frontera, cuando vì que se había perdido mientras jugaba a atrapar mariposas. La observe durante un rato hasta que me di cuenta de que era hermosa, delicada, tenía un alma pura y un corazón generoso que me impresionaron tanto màs por pertenecer a alguien tan joven que era casi una niña, asì que en una burda conversación (mi japonés es muy elemental) nos presentamos, ella era una de las princesas, hija del emperador. Su nombre Kokoro. Tan gentil y amorosa que de inmediato nos hicimos amigas. Su compañía me llenaba de felicidad, pero la vida humana es tan frágil, como las alas de las mariposas que esa niña conservaba; en un suspiro termino. Al final, de ella , como de todas las cosas bellas que en el mundo han sido, sòlo me quedo su nombre. Por eso, cuando vì a mi pequeña entre mis brazos, no tuvè que pensarlo demasiado para ponerle un nombre que era para mi el màs adecuado.
-Kokoro, significa corazón…y ella tiene el mìo!!-respondì dejando en claro que no lo cambiarìa. Coka y Alexa se quedaròn mudas y se encogieron de hombros.
Nada me resulto fácil cuando despertè a esta nueva existencia, que me sigo resistiendo a llamar vida, por que me encontraba sola en un mundo que era para mi nuevo en todos sus aspectos y tenía miedo. No sabìa que hacer, asì que volvì a la casa que me había visto nacer, donde todos me observaban con sorpresa, por que la historia de la matanza en mi boda me había precedido, y nadie podía creer que yo hubiera salido ilesa y estuviera allì.
La casona era fría sin la presencia de mi familia, los echaba mucho de menos y para colmo la gente empezó a murmurar convirtiéndome en el centro de esos “chismes”.
Sabia que no podía estar mucho tiempo aquí y que sòlo era cuestión de tiempo que se dieran cuenta de mi nueva naturaleza. Enseguida empezó a notarse la desaparición de animales y eso hizo aumentar el furor y el miedo en los vecinos.
Con gran dolor tuvè que desaparecer, la casa fue vendida e hice un fideicomiso para los trabajadores de la fàbrica de mi padre, dejándola en manos del encargado; el dinero me servirìa para pagarme el viaje a un lugar distante, donde no pusiera en peligro a nadie y pudiera decidir que haría de ese dìa en adelante.
Anhelaba la paz de espíritu, pero sabia que, debido a mi carácter y educación solo podría alcanzarla a través de la venganza. Eso hacia que los días de Fèlix estuvieran contados. Con solo ese objetivo en mi mente y el boleto de embarque en mi bolsillo, partì hacia la nueva aventura que prometia ser mi existencia.
Mil veces había oído fascinada, hablar del “Viejo Mundo” y sus adelantos tecnológicos y sociales que permitían que la mujer disfrutara de educación y libertad que en mi tierra solo cabìan en el terreno de los sueños. Hacia alla me encamine pues, tan dispuesta a aprender como a disfrutar con lo que pudiera encontrar en mi camino.
Cuando lleguè a la ciudad de Sevilla, destino de mi barco , me encontre una versión grande de las ciudades que ya conocía, con la diferencia de que la gente estaba màs sucia y, en general, tenían peores intenciones y hacían gala de una pésima educación . Muchas veces habría estado en verdaderos apuros de no ser por mi fuerza y velocidad sobrehumanas. De modo que tuve unas cuantas sorpresas puesto que todo era diferente y nuevo en este lugar, nuevos y extraños olores y sabores intoxicaban mis sentidos, pero ninguno me hacia olvidar la sed que cada vez me apremiaba con mas urgencia y hacia que cada transeúnte fuera una tentación.
En una de aquellas ocasiones corrì desesperada a uno de los tantos callejones oscuros de aquella cuidad, para apartarme de la gente. No quería sucumbir tan fácilmente a traicionar mi convicción de no beber sangre humana, pero si era inevitable preferìa que fuera sin llamar la atención.
Gracias al cielo el lugar estaba desolado a esa hora, sòlo visitado por sinumero de plagas asquerosas, moscas revoloteando por olores nauseabundos, insectos rastreros y roedores malolientes que salian de las alcantarillas.
Si n pensarlo demasiado atrape con facilidad a dos de ellos, para aliviar un poco la quemazón de garganta, el tibio liquido resbalaba por ella, cuando una voz a mi lado me puso a la defensiva.
-Comer ratas es insalubre ,además de asqueroso para una señorita!!-decia un hombre apoyado en la acera con rostro burlòn y acento extraño.
Le mostrè los dientes en señal de advertencia.
Por su olor y arrogancia sabia que era uno de mi especie.
-Mi nombre es Gabriel Guzmàn de Fèrez para serviros!! Y usted es?-preguntaba al ver que aùn lo miraba con desconfianza.
En este vampiro encontrè un gran mentor y amigo, me enseño tantas cosas increíbles. Gabriel había sido convertido hacia unos siglos atrás y aunque no compartía mi dieta alimenticia, me apoyaba. Fuimos juntos a la universidad de la Sorbona, y viajamos por toda Europa buscando a mi asesino pero el destino era misterioso y juega con nosotros. Al visitar a isla de Tenerife Gabriel supo que todas sus ideas un tanto cìnicas y pesimistas, acerca de los sentimientos humanos quedarían atrapadas en su boca, ya que al conocer a la que fue dueña de su corazón las botaba a la basura. Sentì envidia por vez primera por que yo quería encontrar algo asì para mi. Con mi querido Gabriel mi relación siempre fue de amistad. Una amistad intensa y sincera, que nunca fue, para ninguno de los dos nada màs. Tal vez al principio nos planteamos que podría acabar en otra cosa pero màs por asumir el rol tradicional de lo que se supone que son dos vampiros que viajan juntos , que por una atracción física concreta.
Luego vimos que era absurdo, dada nuestra condición de vampiros, andar preocupados por cosas asi y fuimos lo que quisimos ser: Grandes amigos. De hecho fui yo quien le presento a la que acabaría siendo su gran amor…Estudiabamos , y èl además era ayudante de un catedrático de química , en la universidad de la Laguna, en la isla de Tenerife como ya he dicho. Ella era una humana que compartía habitación conmigo en la residencia universitaria de modo que yo tenia que tener cuidado con mi puesta en escena y estar siempre bien alimentada si no quería que la fachada de lo que eramos se viniera abajo. Akoa Pinero, era una chica extremadamente perspicaz lo cual era inconveniente y llegue a preguntarme si no seria mejor eliminarla, pero era tan dulce como discreta y estoy segura de que estas y otras cualidades màs fueron lo que hizo a mi amigo enamorarse perdidamente de ella. Veìa a mi amigo tan feliz y entusiasmado, que no deseaba empañarle su momento, asì que me despedí de èl por que sentía que ese ya no era mi lugar y decidida volvì, después de muchos años a Amèrica.
Las cosas al ser inmortal te pasan de lado, los años, las modas, los adelantos científicos y tecnológicos, las guerras y los gobiernos.
Me hallaba en una revuelta estudiantil, màs por curiosidad que por convicción.
Los cientos de muchachos pidiendo a gritos una libertad de expresión, y el “no” a la absurda guerra, no era nada nuevo bajo el sol, pero sabia que algo en ese dìa cambiaria mi vida.
El inconfundible olor a vampiro alertaba mis sentidos, no quería que ningún niño fuera herido, pero tampoco quería ser descubierta asi que, sigilosa, empece a buscar a mi presa. Eran dos.
Dos mujeres bailando entre los humanos, trataban de camuflajearse entre ellos, y si no hubiera sido por que soy vampiro, lo hubieran conseguido. Cuando se percataron de mi presencia una de ellas se acerco a mì sin inmutarse, mientras que la otra tomaba entre sus manos su sostén y lo quemaba en una fogata.
De cerca pude apreciar que sus ojos eran dorados como los mìos, por lo que quise confiar que ellas al igual que yo, solo estaban ahí para observar, no para alimentarse.
-Hola, me llamo Alexa..y èsa loca que esta alla es Coka!!...¿te nos unes?...




Sueños de Sangre
Por Alexa Cullen
Capítulo 2 "Pesadilla"


"Esa noche mientras veía horrorizada al ser que tenía frente a mi, había pensado que moriría sin llegar a realizar mis sueños infantiles, sin saber que mi pesadilla sólo estaba a punto de comenzar.
—Laurent Perrault,— Continuó él. —Para servios señorita—.
—Por favor señor—. Pedí asustada. —Tome lo que quiera pero no le diga a mis padres, se lo suplico—.
—Hhaaa—. Suspiró él. —Nada como la mojigatería de la burguesia.
¿Acaso le temes más a lo que dirán los idiotas de tus padres a tener frente a ti un vampiro sediento?
¿Qué es lo que le enseñas a las niñas en los conventos en estos días?—.
Me contempló entonces de pies a cabeza y sentí la sangre subiendo hasta mi rostro mientras trababa de cubrir la desnudez de mi cuerpo con las manos.
Abrió su boca como si fuera a decir algo pero se limitó a cerrar sus puños, estaba visiblemente perturbado, me contempló otro segundo hasta que habló.
—Perdóname—. Entonces dio media vuelta.
Tomé mi camisola y la pasé rápido por mi cabeza y mis brazos, cayó entonces por mi torso, mis caderas hasta cubrirme.
—Debo reconocer—. Prosiguió él. —que esta noche se ha tornado más interesante de lo que me esperaba y no te preocupes, no tengo intención de delatarte… Para ser sincero, mis intenciones son… otras—.
Volteó nuevamente para contemplarme con una sonrisa.
—Hoy cuando te vi en el mercado te quise de inmediato. No podía esperar hasta el anochecer. No podía esperar hasta que durmieras y así poder entrar por tu ventana para beber de tu sangre—.
Mi cabeza dio vueltas.
Sentí miedo entonces, pero no de mis padres o del que dirán.
Él había dicho que era un vampiro y que además quería beber mi sangre.
Quería huir del destino que mis padres estaban formando para mi, pero la muerte nunca había sido una opción. Yo no quería morir.
—Es todo en ti. Tu olor, tu rostro. La forma en la que te mueves, todo, todo en ti me pareció excitante y te desee al punto de atreverme a mostrarte mi piel para llamar tu atención. Aun cuando me expuse a otros.
Nunca nadie ha podido resistirse a mí. ¡Nadie!.
Pero tú, una simple niña ha dudado frente a mí como si supieras que yo era peligroso, como si adivinaras mi naturaleza malvada.
Entonces llegó tu madre y yo me tuve que conformar con una sucia prostituta llena de piojos.
Pero su sangre no calmó mi sed, no era ella a quien quería saborear y entonces seguí la estela de tu olor.
Cuando apagaste la vela trepé a tu ventana pero nunca esperé verte así, desnuda, recostada en tu cama y además acariciándote de esa forma—.
El rubor volvió a mi rostro y bajé los ojos, de pronto la muerte ya no me parecía tan mala idea.
Comenzó a caminar hacia mí nuevamente.
Sentí como su presencia me envolvía.
Traté de retroceder, sabía muy bien que debía hacerlo pero simplemente no podía.
Mi cerebro era inundado por estímulos que eran demasiado para el.
Su silueta acechándome, su voz rompiendo toda lucidez.
Quería que se aproximara, quería que me tomara entre sus brazos nuevamente, quería entregarme a él.
Ya no era dueña de mi cuerpo, un sopor incontrolable me dominaba.
Sin embargo la misma sensación de alerta experimentada esa tarde me despertó levemente.
Era imperante que recuperara el control sobre mi persona, no podía dejar que él se apoderara de mí, el disfraz de ángel exótico no debía nublar mi razón.
No era un príncipe encantado, era un ser terrible, un monstruo asesino que se disponía a poseerme.
Logré retroceder y Laurent se detuvo.
—¡Impresionante!.
Lo vuelves a hacer.
No tengas temor querida mía, no tienes que temer. Puedo mostrarte tantas cosas, cosas que tú jamás haz soñado…—
Mis oídos comenzaron a zumbar hasta que me fue imposible seguir escuchando sus embaucadoras palabras.
Todo mi interior trataba de luchar, no se rendía.
Mi instinto se negaba a claudicar, a ceder mientras que él avanzaba hacia mi.
Sentí sudor frío bañando mi cuerpo al mismo tiempo que mis piernas no lograron seguir soportando el peso de mi humanidad y advertí como me desmayaba lentamente.
Laurent me sostuvo en sus brazos justo antes de que mi cabeza se azotara contra el suelo..
No podía mantener los ojos abiertos, languidecía en brazos de ese ser divino pero peligroso para mi… para cualquiera.
—No quiero morir—. Logré decir antes de desvanecerme por completo.
No recuerdo cuanto tiempo transcurrió pero volví a ser consiente de su presencia, sin embargo no sabía bien donde estábamos.
Le veía brillar bajo los rayos del sol con sus manos hacia mí, llamándome, murmurando mí nombre.
Su voz acariciaba mi cuello y me susurraba al oído.
Gemí ante el placer que eso me producía.
Miré hacia atrás preocupada, pero estábamos solos, no había nadie que me detuviera, que me impidiera seguir su llamado.
Yo quería tocar sus heladas manos y contemplarle de cerca mientras brillaba bajo el sol del mediodía.
Caminé hacia él casi segada por su piel, entonces tomó mis manos y me atrajo contra su cuerpo mientras alzaba mi ojos para buscar los suyos.
Sin embargo mis ojos se clavaron en su boca que sonreía grotescamente dejando a la vista todos sus blancos dientes.
Comenzó a reír, suave en un principio pero su risa se trasformó en terribles carcajadas a mandíbula batiente.
De pronto no quise estar ahí y empecé a gritar a luchar contra su agarre pero era inútil Laurent me sostenía por la cintura y no dejaba de reír.
—¡Alexandra!—. Llamó la voz de mi madre.
¡Ella no podía estar ahí, Laurent la mataría si trataba de llevarme!
Su risa paró de inmediato al escuchar a mi madre.
Caí al suelo al ser libre de sus brazos y pude ver mientras mis rodillas tocaban el piso como se abalanzaba sobre ella.
—¡Detente, no la mates! —..
Era demasiado tarde y Laurent me miraba ahora con el rostro lleno de sangre mientras el cuerpo de mi madre yacía a sus pies.
—¡Monstruo, asesino!—. Volví a gritar
Él se limitó a limpiar la boca con el puño lleno de encajes de su camisa y caminó hacia mi.
—¡Te odio, te odio!—. Dije mientras me tomaba por los hombros y me obligaba a ponerme en pié.
Me moví frenéticamente, no quería que me tocara. Había matado a mi madre y yo seguramente compartiría su suerte…
—Alexandra… Alexandra. Despierta, despierta por favor—. Decía ella mientras me sacudía por los hombros.
Abrí mis ojos entonces para ver a mis padres reclinados sobre mi cama mirándome con los rostros llenos de preocupación.
Me senté asustada y preocupada al verlos en mi habitación.
Ellos no podían estar ahí, Laurent había dicho que los mataría.
—¡Por dios del cielo mujer!—. Le decía mi padre. —¿Es que no has podido despertar antes a la muchacha?
¡En unos cuantos momentos los vecinos vendrán a llamar a la puerta por los gritos que esta niña esta lanzando! —
Sonó entonces la puerta en el primer piso y mi padre se alejó lanzando maldiciones al cielo.
Busqué por todos lados con mí vista a mi tenebroso visitante pero no había rastro de él, tal vez sólo, un poco de su fragancia en el aire.
—Por favor Alexandra—. Se quejó mi madre. ¿Que te ha pasado por amor de dios? No comiences a llamar la atención niña ahora que con tu padre te hemos conseguido un muy buen partido para ti.
Tendrás todo lo has querido hija mía, serás muy feliz—.
¿Podía ser posible?
Nada había cambiado, mi madre me hablaba sobre mi supuesto matrimonio.
¿Como podía ser un día normal después de lo sucedido anoche? ¿Y como era posible que yo y ellos estuviéramos vivos?
No podía ser, yo le había visto ahí, parado en medio de mi dormitorio.
Un vampiro me había visitado la noche anterior, pero por alguna extraña razón yo estaba viva y aparentemente sin un solo rasguño.
Tanteé mi cuerpo para comprobar que todo estuviera en su lugar correcto, pero no tenía dolor alguno, nada me molestaba, por el contrarío sentía una extraña sensación de bienestar.
Mi madre me observó preocupada nuevamente.
—¿Pero será posible que estés enferma? — Tocó mi frente y me ordenó que sacara la lengua. —Será mejor que este día te quedes en cama, no sería bueno que te enfermaras. No ahora—.
¡Pero que estúpida había sido! ¿Acaso alguien podría sobrevivir a un encuentro con un vampiro?
¿Existían siquiera?
Seguramente mi mente me estaba jugando malas pasadas, seguramente mi conciencia me ordenaba que pidiera perdón y dejaras mis malas practicas.
Debía ir a la iglesia prender un par de velas y rezar otros tantos ave maría.
—Ya no eres una niña hija querida—. Continuó mi madre. — , hace un año que dejaste el convento y muchos jóvenes hombres han solicitado tu mano.
Anoche hemos hablado con los Lu Vua y ellos están muy contentos con el acuerdo al cual hemos llegado.
Estarán comprometidos los dos años correspondientes y luego tú serás la señora Alexandra de Lu Vua. ¿No es magnifico, hija mía?
Ellos pretenden ampliar su negocio por todo el país y nosotros seremos sus socios capitalistas, todos estamos muy contentos—.
Claro, todos menos yo.
—Pero madre, yo ni siquiera le conozco bien y además no me gust….—
—No te preocupes hija querida, con el tiempo todo termina encontrándose bello y hermoso. Sobre todo cuando puedas acceder a todo lo que una mujer pueda querer.
Ellos tienen un prospero negocio, el señor Lu Vua fue panadero del Rey y su hijo seguirá sus pasos—.
Entonces se marchó dejándome sola.
Me abracé a mi misma sintiendo el frió de un futuro no deseado.
¿Acaso no habría sido mas fácil morir esa noche en brazos de ese extraño ser?
Pero estaba segura que todo había sido un sueño. ¿Que más podría ser si aun vivía, respiraba y se me obligaría a casarme con un hombre que verdaderamente me resultaba indiferente en todos los aspectos?
No sabría nunca lo que es amar, lo que es la verdadera pasión.
Solo tendría ese sueño misterioso que me haría compañía por el resto de mi vida recordándome todo lo que podría ser, lo que podría sentir…
Aquella necesidad a flor de piel era la misma que sentía en ese momento mientras contemplaba al muchacho….
Si tan sólo lograra olvidarme de Laurent, estaba segura que mi cuerpo no sentiría la necesidad que experimentaba en ese momento. Pero había sido mi creador, mi mentor por muchos, por demasiados años.
No había sido el mejor de los maestros ya que por todos los medios había tratado que adoptara su estilo de vida.
Recordaba un tiempo en particular en el que se había atrevido a encerrarme en el sótano putrefacto de una mansión señorial en la región de La Loire donde nos habíamos instalado luego de que él acabara con todos sus habitantes.
Demasiado tarde había llegado y no logré detener su cruel masacre.
Le enfrente, prometí que le abandonaría, ¿Cuántas veces le había dicho lo mismo? Ya no lo recordaba.
Me encerró. Yo había dejado atrás mi primer año en esta nueva existencia y él volvía entonces a ser el vampiro más fuerte, mientras que yo comenzaba a comprender la verdad sobre mi monstruosa naturaleza.
Aquella fue la primera vez que le odié.
No fue nada en comparación con el que llegué a experimentar ahí encerrada en ese oscuro lugar; pero también fue la primera vez que comprendí que tendría una alternativa y también fue el lugar en el cual descubrí mi verdadera debilidad.
Había logrado llevar una existencia libre de sangre humana. Eso era algo que podía elegir, que podía controlar.
Sin embargo un hambre igual de latente vivía en mí y esa no se podía sustituir.
Salté a tierra procurando que los rayos de sol no tocaran esta vez mi piel.
Me incliné sobre el cuerpo dormido del excursionista y rocé su piel. Era tan exquisito sentir aquel calor perdido por mi piel hace tantos años ya.
"Si tan sólo no me encontrara en Forks…". Pensé.
No nos hacía falta que la gente comenzara a alarmarse por las extrañas desapariciones que sufrían los hombres jóvenes del pueblo.
La noticia captaba el interés de los medios de comunicación locales y los rumores sobre una extraña mujer que vagaba por las calles al asecho de hombres solos, inquietaban a las humanas preocupadas por sus parejas.
Pero los hombres no se quejaban y no levantaban cargos contra nadie en específico, se sentían abrumados por el placer que la mujer les había proporcionado y no negaban la esperanza de volver a toparse con ella cuando quisiera.
Era increíble que ninguno de ellos lograra dar alguna descripción del rostro de la mujer ya que ella escogía lugares oscuros y abandonados para atacar sexualmente… Todo esto según el reporte de la policía, claro esta…
Entonces mis hermanas se molestaban.
Ellas no comprendían, no era admisible que yo actuara de esa forma, aunque la hipócrita de Coka no dudaba ni un poco cuando alguno de los maestros de Kokoro llamaban su atención.
Entonces debíamos mudarnos… otra vez.
Varias semanas llevaba sometida a esa maldita dieta de abstinencia y el fuego en mi cuerpo era más intenso que el que sentía en mi garganta por la falta de alimento.
Tiré el celular y el GPS sobre el excursionista y rápidamente me desvanecí antes que se despertará asustado por el impacto de los objetos contra su pecho.
Mi hambre no sería saciada ese día.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

WOW! Jack el destripador!!! Que genial!! Eso me gusto mucho!!

Y la frase: Hueles a gloria niña, ¿Qué edad tienes?¿porque hueles de manera tan suave?

Me encanto!!!

Besoos Cokita y sigue asi!!!

Alexa Cullen dijo...

Bien Coka.... Increible que Jack el destripador fuera un vampirin... jajaja Un beso amiga.

carla cullen dijo...

Felicidades Coka!!
siempre nos sorprendes con tu ingenio, excelente capìtulo amiga.
Besos y nos leemos muy pronto!!
Carla

CARMEN MOLINA dijo...

Coka:

Tu historia esta muy interesante, como ya te dije me encantaria que pudieras realizar tu amor con Bosco, pero tu eres la escritora.
Gracias por darte tiempo para complacernos con tu historia.
Besos y adelante.

Mami Sil dijo...

Coka .....excelente capitulo ,mira tu ,jack , el destripador un vampiro quien lo iba a pensar ...
te felicito ,cada dia mejor ...debo decir con mucho orgullo q fui una de tus defensoras ante las criticas en tus primeros escritos y no me equivoque ...mucha suerte ,cuidate mucho y sigo a la espera del prox cap de A la caza del vampiro..