Descubrir que la muerte gusta de ti siempre será peligroso.
Aceptar ser su confidente, puede ser peor.
El cambio en las decisiones no quiere decir que todo saldrá bien esta vez.
No hay finales felices, sólo finales que a veces, pueden continuar eternamente.
CAPÍTULO 18
LOS DÍAS DE ELISE
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-¡Ay!
¡Desearía tener más apetito para poder seguir comiendo! –Dijo ella riendo como
niña mientras se limpiaba modestamente con el dorso de la mano la esquina del
labio superior.- Éste Kumpir* está
delicioso.
Edward
rió ligero, fascinado una vez más de la capacidad de asombro de su Elise.
Aquello no era nada más que una papa cocida y batida con queso, mantequilla y
complementos y ella estaba encantada; pero efectivamente, sólo había podido
comer la mitad de la misma. Elise le guiñó el ojo cuando descubrió a un minino
acurrucado en una esquina.
-Creo
que ese pequeño callejero tendrá una buena cena hoy, ¿no es así Elise?
Ella
rió a su vez mientras le señalaba en esa dirección con la cabeza. La conocía
bien.
Edward
mantuvo su distancia, era común que los
animales estuvieran conscientes de su verdadera naturaleza y huyeran
despavoridos y prefirió no arruinarle a Elise la diversión.
El pequeño gatito se irguió apenas la notó ir en su
dirección, el pelaje erizado de inmediato, pero el hambre pudo más que sus
instintos y a pesar de haber retrocedido unos metros, regresó a su lugar una
vez que Elise dejó el alimento en el suelo. Aún inquieto, comenzó a devorar la
comida y ronroneó con satisfacción cuando ella le acarició el lomo suavemente.
Elise
se despidió del animalito y regresó junto a Edward.
-Ahora
sí. Estoy lista. ¿Vamos?
Ambos se encaminaron hacia la entrada de la antigua cisterna
de la basílica, bajando los cincuenta y cinco escalones hasta los corredores.
Una colección de columnas largas, fuertes y delgadas rematadas en arquerías, se
alineaban perfectamente elevándose sobre las bajas aguas con peces nadando en
ellas. La recámara era fresca y bien iluminada, con ecos provenientes de los
susurros de los pocos visitantes que se encaminaban hacia la salida ese
atardecer. Luego de andar un rato y casi llegando a la esquina del recinto,
Edward decidió bromear con Elise.
-Elise,
no te muevas. –Le dijo con un siseo bajo y autoritario. Atemorizándola al acto.-
-¿Qué
sucede? –Preguntó ella en voz baja.-
-No
voltees.
-¿Por
qué? ¿Qué pasa Edward?
-Cierra
los ojos no, ¡no…!
-¿Edward?
Él
no se movió ni un poco, congelado de golpe en una posición extraña y con la
vista fija en algo a espaldas de ella. Elise estaba estupefacta, sin lograr comprender
lo que sucedía.
-¿Edward?
Respóndeme. ¡Qué…!
Aquél se había convertido en mármol al tacto de Elise, quien
lo tocaba por el pecho sin obtener respuesta alguna. Asustada, decidió
aventurarse y siguiendo la mirada de él, giró su cuerpo siguiendo esa
dirección. Una enorme cabeza de mujer hecha de piedra, yacía en el piso en la
base de uno de los pilares, rodeada de agua. ¡Habían llegado por fin hasta la famosa
Medusa en la cisterna de la basílica!
Ella torció el labio y rodó los ojos, entendiendo el juego. Y con expresión
juguetona, comenzó a andar alrededor de Edward.
-Así
que Medusa te transformó en piedra, ¿eh? Supongo que sólo tiene poder sobre los
hombres, porque, yo aún puedo moverme. Hum.
–Dijo, entrecerrando los ojos para enfatizar el drama en sus oraciones mientras
empezaba a sonreír felinamente.- Creo que entonces, puedo hacer lo que quiera
contigo, ¿no? Es que, como estás indefenso y ya casi no hay nadie aquí…
Echando
un vistazo a su entorno, rió traviesa y al comprobar la aparente soledad se
acercó demasiado a él, que seguía inamovible. Lentamente, se pegó a su cuerpo y
besó la estática y entreabierta boca, profundamente, mientras que bajaba una
mano hacia el sur, posándola sobre el miembro masculino sin recato.
-Me
pregunto si esto también se congeló… -Le soltó, mirándolo a los ojos con
maliciosa sorna.-
Cuidando
de que nadie viniera, procedió a acariciarlo provocativamente, sin dejar de
besarlo. Edward no se movió, disfrutando del tonto y caliente juego. Si alguien
se acercase demasiado, él lo sabría a tiempo. Ambos estaban conscientes de eso.
Elise continuó manoseándolo descaradamente por encima de la ropa y luego le
restregó sus caderas, en cuanto sintió la respuesta crecer en su mano. Con una
risilla indecente, llevó sus labios después sobre el cuello de Edward,
succionando y lamiendo con cuidado, pegándose a él para aplastar sus senos
contra el duro pecho y aumentar la provocación, uniéndolos al juego de
fricción. Y al ver que él se resistía a rendirse, lo miró retadora con una
sonrisa perversa, antes de comenzar a deslizarse hacia abajo, con todo el
cuerpo, para llevar ese beso al lugar donde previamente había estaba su mano.
Por
su parte, Edward, seguía sin respirar y gratamente sorprendido. No había
esperado que Elise girara en esa dirección la broma, pero estaba encantado. Claro
que él podía fingir perfectamente por largo tiempo que era una estatua más en
aquél lugar, pero su miembro no estaba cooperando y tuvo ganas de reír con toda
la situación.
-¡Alás!
–Soltó ella con risueña satisfacción.- Sabía que Medusa no me iba a ganar. Hola
amigo, encantada de saludarte, de nuevo.
Edward rió por fin al oírla dirigirse a su masculinidad de
un modo tan bobo. Le estaban entrando ansias por sacarla de ahí de inmediato y
hacerla terminar lo que había empezado. Dudaba que pudiese encontrar un lugar
lo suficientemente privado en aquel espacio para hacer lo que tenía en mente
con ella. ¿O sí? A fin de cuentas, no sería la primera vez que llevaran a cabo
una locura de esas.
Luego
de tres años viajando juntos había
comprobado que Elise parecía haber desarrollado un gusto perverso por
coleccionar monumentos históricos mezclados con encuentros sexuales. Parecía
que la Hagia Sophia de Estambul estaba por sumarse a ellos. Y
honestamente, le encantaba la idea.
Diez
minutos más tarde, y aún con el cuerpo electrizado, Elise salía de la precavida
y firme mano de Edward del subsuelo. Sabiente de que ahora iban en pronta
dirección de su hospedaje en ésa bella ciudad. Edward iba a necesitar mucho más
que ese rápido, jugueteo. Y aunque ella se sentía cansada luego de tanto
caminar, estaba deseosa, igual que él. Ya habría tiempo para seguir recorriendo
el área en otra ocasión, pensó con placer.
Edward procedió a desnudarla apenas entraron a la recamara
entre profundos y posesivos besos y caricias. Los labios y el mentón se le
hincharon de inmediato a Elise por la fricción y las succiones, tornándose en
un color carmesí brillante que sólo alteró más al vampiro. Y a la par que la
sangre se le acumulaba en las mejillas con atractivo rubor, él pudo percibir
como el centro de Elise empezaba a palpitar de ansiedad, seguramente coloreándose
del mismo tono.
Los
olores de excitación que comenzaban a fluir de ella eran el perfume más
tentador posible en ese momento, para los aumentados sentidos de Edward, y
embriagado de el mismo, gruñó por lo bajo, entre la boca de Elise. Conociéndose
como lo hacían, fue claro para ambos que Edward estaba ansiando en exceso el
frenesí del orgasmo y que ese encuentro iba a ser enloquecedor, largo e
igualmente, agotador. Al menos, eso último, para ella.
Él
la recostó en la cama y sin dejar de custodiar el control de sus movimientos,
bajó su cabeza hasta colocarla entre las blancas y tibias piernas que se habían
separado para recibirlo, temblorosas de anhelo y listas para recibir el pago al
favor que previamente le había hecho ella a él.
Elise
comenzó a gemir de inmediato al contacto de su boca y las sensaciones que su
fría lengua le proveían. Fascinado, Edward empezó a paladearla cuidadosamente, observando
las reacciones en aumento del suave cuerpo. Y con metódica premeditación, se movió en definidos
círculos, para extender a cada uno, el placer de ella. Qué bien se sentía oírla
perderse así, gracias a él; y seducido por ese sonido, no pudo sino replicarlo,
cuando advirtió claramente, como ella se acercaba a la cúspide.
A
Edward se le escapó una sonrisa torcida al sentir su propia excitación subírsele
por el pecho, electrizándole la piel y exaltando sus instintos con el primer
orgasmo de Elise. Estaba anhelando jugar a balancearse al borde de la cordura, a
causa del éxtasis de la liberación. Oh, sí, se afirmó a sí mismo. Iban a llegar ahí. Muchas veces. Reconocer
eso con descaro, sólo lo hizo sentir más viciosamente satisfecho de
anticipación.
Aún
sonriendo por sus propios pensamientos, miró hacia arriba, por encima de la
húmeda piel que él estaba devorando, en busca del placer visual de observarla y
percibirla, entregada a lo que él era capaz de hacerla sentir. En esa libertina
distracción, notó también a él alocado corazón de ella uniéndose en gloriosa
orquesta, con los bajos y largos gemidos provenientes desde el oscilante pecho,
así como la sangre fluyendo por toda la piel, tiñéndola de rubor y bañándola de
un delicioso aroma. Y toda esa combinación de elementos eróticos lo hizo
gruñir, al inicio de un frenesí que ni si quiera había comenzado. Al siguiente
instante, se halló hipnotizado por consumir sedientamente el primer orgasmo de
ella, en su boca. Y se sobresaltó por la sorpresa. Elise ni siquiera había
notado su descuido.
Por
un instante se preocupó por no haberse dado cuenta de cuán rápido sucedió eso y
se amonestó en silencio por su temprana distracción. Más le valía a él estar
siempre pendiente de su enajenamiento. Ella aún era humana y frágil. Luego de
retroceder un poco en su efervesencia; y de chequear con el codicioso monstruo dentro
de él, ambos se coordinaron para amar y hacerle el sexo a su mujer. Cuantas
veces pudiese ella soportar, le recordó morbosamente aquél.
Tres
años juntos no eran nada, pero habían sido suficientes para transformar a
Edward en la intimidad. Extrañamente, al lado de Elise, había cambiado en su
modo de vivir esa experiencia. Confiaba en él
para experimentar, para gozar y complacerla también. Sabía que había riesgos,
sí. Y no hubiera sido él si no hubiese estado en constante vigilia de sus
desenfrenos siempre y cada vez, pero aún así, no dudaba. Elise era para él y él
era, ¿para ella? Así lo esperaba.
Muchos
excesos sucedieron esa noche, con Edward siempre buscando proveer y no dejarla
perder el ritmo, tomándola de modos que a ambos complacía y llegando juntos al
clímax una y otra vez. Y siempre oscilando al filo del peligro a causa de su
naturaleza.
¡Ah! Suspiró sobre una vez más sobre su cuello. Cuanto
añoraban sus instintos prenderse de ahí y beberla mientras que también la
llenaba. Cuanto deseaba que ambos fuesen iguales para no temer más. Pero nunca
fallaba en desviarse oportunamente, para no desgarrar la delicada piel y
cometer una violación a la confianza de ella.
Quizá
el día en que Elise finalmente se decidiera, se dijo mientras seguía follando,
esa sería la forma más perfecta de transformarla para distraerla del dolor.
Quizá
eso sería una estupidez. Él podría perderse en el delirio y drenarla por completo.
La
imagen terrorífica de una inerte Elise, colgando de su abrazo como muñeca rota,
le abofeteó la mente, haciéndole retroceder al instante sus labios del
codiciado cuenco que lamía, asustado. No, se dijo. Cuando la convirtiera
debería ser muy cuidadoso, buscando el modo de que fuese lo menos traumático
para ella.
Y
si bien fue cierto que a lo largo de esa noche, ese tipo de confrontaciones
rondaron el pensamiento de Edward cuando se atrapaba besándola ahí; la mente de
Elise, por su parte, se ausentaba por completo de cualquier temor. Totalmente
entregada y doblegada de amor, ante el peligroso y atrayente encanto y fuerza
del vampiro.
Así
era siempre para ambos, cuando Edward se dejaba llevar por sus deseos.
De
esa forma, al carecer ella de voluntad para negarle nada que le pidiera o pudiera darle él;
cansada y brillante de sudor, cubierta de húmeda sexualidad luego de follar por horas, tampoco se opuso cuando Edward,
llevado por su ardor y frustración, llevó su mano por encima de su lubricado
trasero y repentina y suavemente, deslizó de a poco, un dedo dentro de su ano.
Elise
respondió con un agudo y sorprendido gemido de placer, sin si quiera abrir los
ojos. Aún no había salido del éxtasis anterior y todavía tenía el duro miembro de Edward enclavándola,
cuando su excitación se redobló ante la súbita invasión.
Ella
era arcilla y él, quien la doblegaba sobre sí, para obtener lo que quisiera.
Abstraída,
lo escuchó gruñir y sisear cuando la llenó por completo y también se escuchó a
sí misma gemir sonoramente al sentirse firmemente empalada por ambos lados.
Igualmente sintió cómo Edward aumentó las embestidas en fuerza y velocidad, y
cómo repentinamente sonó en sus oídos, más como un animal salvaje, que a sí
mismo. Eso debió haberla alertado en otro momento, pero en ése instante, en ése
primitivo acto de apareamiento, Elise lo obvio. Ya había empezando a perder el
contacto con la realidad a causa de la renovada vorágine en su sexo. Casi
desmayada de placer, al ritmo de la doble penetración.
Repentinamente
Edward rugió ferozmente y ella lo sintió tensarse duramente, un instante antes
de llegar a la cúspide, arrastrándola junto con él en la explosión. Aquel
desmesurado y retorcido delirio, no los liberó de su fuerza, simplemente los
lanzó en un ensordecedor orgasmo, en un pozo profundo de furor. Dejándolos ahí,
perdidos voluntariamente.
Cuando
le fue posible, Edward se quitó de encima, escuchándola gimotear en protesta
cuando salió de ella. –Bien-, sonrió maliciosamente él al compás de sus
pensamientos. Le agradaba que Elise resintiera la ausencia a pesar de estar
aparentemente muda de agotamiento. A él también le calaba.
¡Pobre, bella y ardiente Elise! Pensó, lamiéndole
suavemente la piel del hombro. Sabía que
iba a lastimarla si procedía de nuevo a trabajarla sin darle descanso. Aquella
última vejación suya la había hecho consumirse y lo tenía a él, esclavizado de
deseo por ella. Con respiración entrecortada, la abrazó por la espalda contra
sí, mientras le besaba la nuca y masajeaba con delicadeza la suave piel de su
cadera, para confortarla y no perderla ante el sueño que quería arrebatársela.
Le
dijo en una seductora invitación de aterciopelada voz, sin terminar la frase a
propósito Y aunque ella estaba muy quieta, en un trance a causa del éxtasis,
supo que ella había entendido perfectamente la referencia.
Si
ambos fuesen iguales, no tendrían que parar nunca.
Con
un poco de frustración, esperó algunos minutos hasta que notó que todo el
cuerpo de ella por fin se había relajado. Si se hubiese sentido menos,
alterado, le hubiera concedido tregua, dejándola descansar ya. Pero no. Eso,
ellos, aún no habían terminado. Y abusando de su encanto sobre ella, procedió
de nuevo a provocarla…
----- 0 -----
Faltaba poco para el amanecer, cuando ella finalmente, dormía
pesadamente; desnuda y brillante de sudor sobre las sábanas arrugadas. Por el
bien de ella, Edward se había detenido. La había dejado exhausta y seguramente
muy dolorida por los excesos físicos a los que la había empujado. Los fuertes
recuerdos del frenesí de ambos, le llenaron momentáneamente toda su mente y
sonrió con fanfarronería al mirarla descansar, desfallecida, a su lado. Tenía que darle un poco de condescendencia,
ella había estado magnífica. Lo único terrible de todo era que en realidad, él,
no estaba aún completamente satisfecho.
Se
congratuló de haberse dejado ir más allá esa noche y por los lujuriosos
resultados obtenidos. Pero la otra consecuencia, la de aflojar un poco la tensa
cadena lo hizo suspirar, incómodo. Cuando era permisivo con sus deseos, el
monstruo ganaba terreno y la sed le acosaba. Entonces, era o ceder al instinto,
o coger por días con Elise. Y como lo segundo no era una opción viable, aceptó
que tendría ir de cacería antes de lo previsto.
Se
vistió sin prisa mientras meditaba sobre las apasionadas perversiones a las que
había llegado con Elise y se halló
comparando, como en otras ocasiones, aquella vasta intimidad, con la que había
tenido con Bella.
Con
ella nunca se había permitido ser tan lascivo, temeroso perenemente de morderla
cegado por la sed. Nunca dejó de sentir, que acceder a que Bella fuese su igual,
sería una aberración. Él debía proteger su alma ante todo y por más que ella se
lo había rogado, siempre se negó rotundamente.
Claro
que con el tiempo, el amor que sentía por Isabella, comenzó a mermar su
voluntad, flaqueando en decisión. Mas los sueños de Bella clamando por el hijo
que no podía tener, terminaron por domar toda insensatez y pasión en el vampiro.
Acongojándolo en lo profundo, por saberse insuficiente para ella.
En
cambio, con Elise, ese miedo era ya más bien un razonamiento constante al cual
le tenía ya poco tiento cuando se sentía así de exaltado. Sin él, sin su ponzoña,
Elise se hubiese ido hacía mucho. Si llegase a transformarla accidentalmente, seguramente
no podría ser tan grave. Ella le amaba y aunque ambos habían postergado la conversación, más de lo debido; casi
tenía la certeza de que lo había logrado. Pensaba que ella querría permanecer a
su lado, del modo que eso fuese, por siempre.
Ya
habían pasado tres años desde el inicio de su travesía, juntos. Se conocían
bien. Los secretos que quedaban eran pocos y parecía que todo era lo más cercano
a lo perfecto, dadas las circunstancias.
Elise
era tan única como lo había sido su Bella y creía en ella a pies juntillas,
conocedor de que para sus años humanos, ella era una verdadera adulta y por
ende, muy distinta en su proceder al del Bella en todo.
Esto
era tan notorio, que a Edward incluso le
había resultaba extraño la aparente indiferencia de Elise al paso del tiempo. Y
es que ella contaba ya con un año más de edad para entonces, del que había
tenido Isabella cuando la abandonó.
Tiempo.
El temor al mismo no había tenía sentido para él por más de una centuria. Preocuparse
por algo así cuando eres eterno, es inverosímil. Pero esa apatía cambió cuando
se enamoró de Bella. Fue por ella que comprendió cuan efímero era un segundo y
cuan doloroso era tener todos ellos contados. Cuando estuvo a su lado vivió
siempre intentando disimular la angustia que ese inevitable saber le causaba.
Pero Isabella se
mantuvo omnisciente de que cada día que pasaba, la acercaba más a una muerte
que ella no quería, si no era aquella que le permitiese existir con Edward,
para la eternidad.
¿Por
qué no la escuchó?
Fue
muy ingenuo de su parte al creer que él podría controlar todas las variables y
mantenerla perpetuamente feliz, sin sacrificar su vida, su alma.
Bella
jamás dejó de renegar al respecto.
¿Habrían
tenido más tiempo para ellos si su encuentro con Carlisle y la inmortalidad hubiese
sido una década después? Quizá si él hubiese sido un poco mayor, con una
apariencia menos juvenil… ¡Oh! –Suspiró con desagrado repentinamente.- Tonto.
¡Qué
absurda idea se le había ocurrido!
Reconectándose
con el presente, lanzó una mirada hacia la chica dormida e intentó desechar ese
inútil cuestionamiento sobre un pasado muy lejano.
Era
cierto que Elise lucía de menos edad de la que tenía debido a su excesiva
delgadez y perene sonrisa, pero aún para el difuso ojo humano se estaba
haciendo evidente que ella era, en apariencia, sólo un poco mayor que él.
¿Por
qué era que esto no le afectaba a Elise tanto como lo había hecho en Bella?
¿Acaso era meramente una cuestión de la época en que estaban viviendo? Pero aunque
ese fuese el caso, lo cierto era que ella se iría menguando y que él se
mantendría casi inmutable. Igual que antes.
Los
vampiros no envejecían, al menos no como los humanos. Se necesitaba ser muy
antiguo como los Volturi o como los rumanos, Vladimir y Stefan, para poder
comprender cuan lenta era la huella que el paso del tiempo dejaba sobre los de
su clase. Y aunque Edward junto a Carlisle habían descubierto y comprobado que
la dieta vegetariana de ellos aceleraba el envejecimiento, éste era sumamente pausado
aún.
Edward
aparentaba para ese momento y desde hacía muchas décadas, unos veintidós años,
mientras que Elise pasaba ya de los veintiocho. Aquello no era demasiado en
exterior, pero supo que eso, era algo más que tenía que traer a la mesa para la
consideración de su pelirroja. Quizá ese razonamiento resultase ser el factor
que ayudase a mover la balanza hacia su lado antes de que el cuerpo de Elise,
por su enfermedad, llegase al punto de no retorno a pesar de la ponzoña. Un
evento del que ambos, desconocían su arribo al estar imposibilitados para
analizar su sangre en esa parte del mundo y porque su aroma, luego de tanto
tiempo de alimentarse de él, estaba ya completamente mezclado con el del
vampiro.
Edward
se sacudió de hombros al darse cuenta cuan rápidamente había pasado del morbo a
la culpa y de ahí a la incertidumbre con solo evocar a Isabella y se retorció
por dentro con malestar. Un suspiro de molestia se escapó de su boca.
¡Estúpidos pensamientos que le rondaban por la cabeza en el momento menos
indicado!
Apretando los labios, y atragantándose las ideas, le echó un
vistazo a su agotada amante en el lecho. El veneno se le agolpó en la boca
cuando sus viciosos ojos notaron de nuevo los hinchados y carmesís labios contrastando
contra la radiante y cremosa piel de nácar. Todo el desnudo cuerpo exudaba
sexualidad y tragando forzadamente, cerró sus párpados para alejarse de la
tentación, captando de nuevo el deseo frustrado que seguía pesándole entre las
piernas. Volvió a exhalar resignado e hizo un gesto raro con los labios antes
de redirigir su mirada hacia la mesita de noche, una vez reabiertos.
Tomó
papel y pluma y le escribió una breve nota explicándole que iría más allá del
puente, al lado oriental de la ciudad y hasta las montañas. Pidiéndole en él
que se cuidara bien en su ausencia y afirmando que volvería en cuanto
anocheciera. Dejó el papel a un lado de la cama y sonrió involuntariamente al inspirar
el aire mientras lo depositaba sobre la almohada.
¡Ugh! Elise emanaba un espectacular aroma a feromonas y se
le removieron las entrañas de nuevo, ansioso. Era mejor salir pronto de ahí
antes de que pudiese caer en la tentación de despertarla sólo para saberla
incapaz de seguirle el paso ya. Una sonrisa torcida y avergonzada se le colgó
de los labios al reconocer el tamaño de sus apetitos y con una ahogada risa
burlona, se marchó finalmente de ahí.
----- 0 -----
Elise
despertó poco después del medio día muy hambrienta y con tremendo dolor en las
extremidades. Antes de intentar incorporarse, ya se estaba quejando entre morbosas
risas. ¡Vaya que sí era difícil intentar complacer a Edward a veces!, pensó.
Miró
a su alrededor y tal y como lo esperaba, él no se hallaba ahí. Eso no le
sorprendió. Sospechaba desde la noche anterior que él iba a necesitar de más y
la culpa le arañó un poco el interior como cada vez que se sabía insuficiente
para él.
Pero
como, Eso, ya lo habían hablado y estaba consciente de que era normal no poder
estar a la par con él, no quiso ahondar en el asunto. Así que prefirió atender
a los rugidos de su estómago, incorporándose finalmente, entre bastantes molestias.
Un
largo rato después se encontraba
satisfecha, aseada y en mejor estado como para salir a la calle. Quedarse
encerrada no se le antojaba luego de arreglar la morada de ambos. No quedaba
mucho por conocer en Estambul así que mejor fue en busca de víveres ya que
había arrasado considerable con ellos durante su almuerzo.
De
vuelta en casa y entrada la tarde, se encontró tumbada frente al computador, debatiéndose
de nuevo sobre si había hecho lo correcto o no, al ceder a los chantajes de su
madre para regresar a Estados Unidos a tiempo para la graduación de Franco. La
idea de volver finalmente a América seguía chocándole. Sentía que si lo hacía,
estaría abandonando la tierra de Nunca
Jamás y temía enfrentar a la realidad por fin. Simplemente no se creía
capaz de ello aún, aunque sabía perfectamente porqué había aceptado y medio
informado a Edward al respecto. Había sido por culpa de la charla que había
sostenido con Lady Davis hacía un par de semanas atrás.
Lady Davis-Ümit era quien les rentaba su casa de huéspedes
en Estambul. Una afable mujer mayor cuya edad fluctuaba alrededor de los setenta años, de cabellos blancos y unos
aún muy llamativos ojos verde esmeralda, en un rostro arrugado por el paso del
tiempo, que evidenciaba haber sido su juventud una gran belleza. Además, Lady
Davis poseía un agradable carácter que a Elise le hacía gracia, por lo cual, en
varias ocasiones y en especial cuando Edward se ausentaba, ambas se reunían a
tomar té en la casa principal.
Durante
esas reuniones, se había enterado que era viuda de un ingeniero inglés –y por
ende el nombre-, quien había ido a Turquía a trabajar en la industria de la
extracción petrolera y la lucha por la construcción de los oleoductos de Europa
Oriental, desde finales de los años setentas.
-Tú
sabes, querida. Los ingleses han metido las narices en todo el mundo,
intentando adueñarse de cuanto pudieran. Sólo que aquí no les fue muy bien.
–Había añadido con un guiño travieso para la risa de contagiosa de Elise.-
Elise
y Lady Davis se habían vuelto buenas amigas, ya que la señora le trataba como
una madre cariñosa y metiche. Increpándole constantemente sobre su delgadez y
la apariencia de estar al borde de la enfermedad, haciéndola comer en demasía
toda vez que ambas se reunían.
Aquella
tarde en cuestión, Elise había estado descansado sola en casa, cuando unos
suaves golpes a su puerta la hicieron levantarse. Era Lady Davis que la
invitaba a beber té, sabiente de que Edward no se encontraba por ahí.
Elise
había aceptado de buen agrado acompañarla. Sabía que a Ílkin –como se llamaba
Lady Davis-, no se sentía cómoda en presencia de Edward, como la mayoría de las
personas tampoco lo hacía. Seguramente debido a sus instintos de preservación y
detectando algo que la repelía naturalmente lejos del vampiro.
Una vez instaladas en la sala con sus bellas tazas en forma
de tulipán llenas del oloroso té turco, Elise notó la pequeña vela encendida
frente a una vieja fotografía en blanco y negro de un guapo joven; y comentó al
respecto.
-¿Su
hijo, Lady Davis?
-¡Oh,
no, querida! Yo no tuve hijos. Se trata de mi primer marido, Ömer.
La
mirada curiosa y afable de Elise animó a Ílkin a hablar de un tema, que se le
apetecía bastante esa tarde.
-Soy
dos veces viuda, querida. Es una historia larga. Pero es que hoy es su
aniversario y le he prendido una vela, como siempre desde hace cincuenta y tres
años.
Aquella
devoción sorprendió a Elise de sobremanera y no dudó en indagar al respecto.
-Si
no le molesta, Lady Davis, ¿cómo fue que él falleció tan joven?
-Ay,
mi niña. Ömer fue mi primer y gran amor. Era sólo cuatro años mayor que yo y
éramos de la misma villa, aunque de niveles económicos muy distintos. Yo era de
familia desahogada y Ömer, un simple graduado sin mucho futuro. Aún así, nos
enamoramos, en contra de todo. Cuando tenía dieciocho años, me casé con él a
escondidas, pensando que mis padres se resignarían, pero me equivoqué. Aunque
era su primogénita y su adoración, mi padre me repudió y para huir de las
consecuencias de mi desobediencia, tuvimos que marcharnos hacia acá, Estambul,
en busca de oportunidades.
Fue
difícil para mí perder a mi familia y mis privilegios, pero le amaba tanto, que
no me importó. Sólo que mi felicidad no duró mucho, hija. Ömer y yo nos
encontrábamos en una postergada luna de miel rumbo a los balnearios del Caspio durante
nuestro segundo año de casados, cuando el viejo autobús en que viajábamos, chocó
de frente con otro vehículo y nos despeñamos. Fue algo muy trágico. Algunas
carreteras en esa época eran un verdadero peligro.
A Elise se le abrieron mucho los ojos con la horripilante
imagen que se formó en sus ojos. ¡Qué terrible había sido aquello!
-…Hubo
muchos muertos, entre ellos mi amado Ömer. Yo me salvé, pero salí muy mal
herida. Una varilla se me incrustó por la cadera y me atravesó el útero, por lo
cual tuvieron que removerme la matriz, dejándome estéril como consecuencia...
Fui de los pocos sobrevivientes y estuve internada durante meses en el hospital
a causa de mis heridas. Por supuesto que mi madre vino a verme cuando se
enteró, pero mi padre no. Él jamás me perdonó y llamó al accidente mi castigo
divino.
La
chica tragó aire ante la impactante revelación sobre la cruel elección del
padre de la joven Ílkin. Ese sonido, dijo mucho de lo que opinaba, sin
palabras.
-…Para
cuando salí del hospital, estaba sola, muy deprimida y endeudada hasta la
siguiente vida. Fue una época muy difícil. Hacía de todo para sobrevivir y a
pesar de que mi madre me ayudaba a escondidas de mi padre, enviándome víveres y
dinero, pasé verdaderas hambres Elise. Y, además, el haber sido una mujer
bonita y sola, sin marido; fue casi una maldición en vez de una bendición.
Muchos hombres pensaban que podían abusar de mi situación y lloré de pánico más
de una vez por el acoso al que algunos me sometieron. Incluso pensarías que los
médicos del hospital, con su cultura y roce, debieron ser distintos, pero no. Algunos
de ellos intentaron cosas muy deshonrosas mientras trabajé ahí para menguar mi
deuda. Su ciencia importaba poco cuando sus testículos hablaban.
Elise
se sintió sumamente asqueada e irritada por las crudas vivencias de Lady Davis,
compadecida al acto por la injusticia que le había tocado durante su juventud.
Y no dudó en dejar salir un insulto por lo bajo, para con esos lascivos hombres
que lastimaron tanto a la respetable dama que tomaba el té con ella.
-…Para
cuando tenía ya treinta y tres años, querida, un ingeniero británico llegó con
una fractura de fémur al hospital y ahí, se fijó en mí. Pero a diferencia de la
mayoría, me trató como el caballero que era. Quizá influyó también que él era
un hombre mayor. Tenía cincuenta años y nunca se había casado por falta de
tiempo y también por la vida tan desorganizada que había llevado hasta
entonces. Siempre de aquí a allá en busca del éxito.
Ílkin
sonrió con suavidad al recordar algo en su mente, evidenciando la transición de
sus penurias a una existencia mejor con esa relación.
-…El Señor Davis me cortejó como debía ser. Como parecía que
nunca más iba a ser posible Elise. Comprende. Yo, para ésa época era
prácticamente una pária entre los míos. Viuda, pobre y osca. Si te soy sincera,
sabía que él era mi única oportunidad de cambiar de vida, de sentirme una persona
de nuevo. Así que luego de un año, acepté casarme con él, aunque, nunca le amé
en verdad. Al menos, no como se debe amar a tu esposo. Eso, ÉSE, fue mi Ömer.
Pero Clint, me aceptó con todo mi bagaje y yo me esforcé en hacerle feliz, en
retribuirle la bondad con que me trataba.
-Ílkin,
pero… En verdad, ¿nunca lograste enamorarte de él?
-Oh,
sí, pequeña. Pero… Bueno, al menos en mi caso, mi corazón ya había amado lo que
podía. Al Señor Davis le quise mucho, le respeté y honré. Sólo que, hum… Así
son las cosas a veces.
-Y
él, ¿no se dio cuenta?
A
Elise se le estaban viniendo espasmos al estómago, nerviosa y asustada. Reflejada
en la confidencia que escuchaba y a la espera de la respuesta de Lady Davis.
-Sí,
lo notó. Pero él sabía todo de mí. Y me tomó así. Aunque hubo una vez en que me
dijo que esperaba algún día poder traer el brillo completo a mis ojos cuando lo
mirase a él y sólo a él, pero se rindió eventualmente. Después de ello, creo
que más bien nos hicimos dos buenos compañeros, compartiendo la casa y la vida
que teníamos.
Él
se hizo anciano muy pronto, siendo dieciocho años mayor que yo, pero aún así,
estuvimos juntos por veinte años. Nunca tuvimos demasiado, hasta que mi madre
murió y una inesperada herencia me bañó con negra fortuna. Mi hermano menor
murió joven en una disputa y no había más herederos. Mi padre nunca cambió de
opinión respecto a mí, pero al morir y dejar todo a mi madre, ella se volcó
hacia mí. Así que cuando volví a enviudar, jamás tuve que preocuparme de nuevo
por el pan de cada día.
Un
día, la casa me quedó muy grande y silenciosa y fue cuando decidí empezar a
arrendar la de los invitados. Estambul ha recuperado su posición de antaño en
atraer viajeros de todo el mundo y así, no estoy sola. Me agrada echarme
“hijos” de todas las partes del mundo, como tú Elise.
Aquella
sonrió, apenas, tras la mano que cubría su boca y disminuida respiración. La
historia de Lady Davis le había dado certeramente en el blanco. Ella había
vivido muchas penurias y recompensas a lo largo de una azarosa vida con la
única constante de seguir enamorada del hombre que había perdido, hacía tantas
décadas atrás.
-Elise,
dime pequeña, ¿te incomodé con mi cuento? Lo lamento. Te has quedado muy
callada.
La
pelirroja pestañeó varias veces para poder salir de su estupor, antes de
contestar entre tartamudeos.
-¡Oh,
no, Ílkin! No. Es sólo, que estoy muy impresionada por todo lo que contaste.
La
anciana esbozó una lánguida sonrisa.
-No
te dejes perturbar por mis cosas, niña. He abusado de tu linda persona. No
quise cargarte mis tristezas.
-No lo hiciste Ílkin. En serio, es sólo que… Yo. Tengo algo,
hum, similar con Edward. Y lo tuyo, bueno… Me ha dejado, muy confundida.
-¿Cómo,
similar, Elise? Sé que tu Edward es muy raro y que seguramente debes amarlo
mucho, porque, la verdad, aunque tiene unos modales impecables y se ve que
cuida bien de ti, él. ¿Cómo decírtelo? Él. Da miedo. ¿Acaso te ha hecho daño alguna vez, niña?
Elise
comprendiendo de inmediato a lo que se refería Lady Davis, pero no dudó en
negar rotundamente la implicación.
-No
Ílkin. Jamás. Al contrario. De no ser por él, yo… Digamos que él, es mi vida.
-Sí,
es evidente con solo mirarlos que lo que hay entre ustedes es, único. Pero es
que él es, demasiado, misterioso, ¿no lo crees?
Elise
rió suavemente para descartar las bien intuidas verdades respecto al vampiro y con
deliberación, movió otra pieza de la conversación hacia el dilema que estaba ella
reexperimentando.
-Él,
es peculiar sin duda Lady Davis, pero no hay nada de qué preocuparse.
-Entonces,
¿cuál es tu problema, querida?
-Yo…
Oh. Es que, Edward… Él quiere que, me quede con él, por siempre.
-¿Quiere
casarse contigo? ¿Qué tiene eso de malo? ¿No lo amas lo suficiente? No lo
podría creer si me lo niegas.
-No.
No. Yo lo amo. Quiero una vida con él, pero… Es que él, trae una sombra a
cuestas que no lo deja.
La
mujer mayor arqueó las cejas, sorprendida. No quería sojuzgar, pero aquello le
parecía muy dramático en un hombre tan joven. Y luego pensó, que quizá por eso
Edward era como era.
-¿Cómo
es eso Elise? ¿Qué le pasó?
La
chica se mordió el labio mientras la miraba por debajo de las pestañas. Tenía
que escoger bien sus palabras para no cometer un error imperdonable respecto a
Edward.
-Digamos
que algo tan traumático como lo tuyo con Ömer. Su, mujer, murió de neumonía muy joven y él no puede superarlo.
Ílkin
la miró intrigada. No esperaba oír eso.
-¿Qué
edad tiene Edward, Elise? ¿No es muy chico para haber estado casado ya? Quiero
decir, en éstas épocas son muy pocos los que se casan jóvenes. ¿Tiene hijos?
-No. Nada de eso. Te digo que fue muy similar a tu historia.
Ellos se enamoraron muy pronto. De diecisiete años ambos y huyeron juntos
porque el padre de ella no aceptó tampoco la relación. Edward sólo quería lo
mejor para ella. E incluso, intentando devolverle la vida que él creía le
pertenecía por derecho a Isabella, se hizo a un lado… Pero ella, murió algún
tiempo después, de neumonía.
-¡¿Acaso
se dejó morir la pobre chica?! –Preguntó Ílkin mortificada.-
-No.
Fue de causas naturales.
-Pues
vaya que si también le tocaron cartas grandes a tu hombre. No es de sorprender
que esté traumado con la experiencia.
-Es
que, el asunto es, que no estoy segura si sólo es un trauma Ílkin. Él, sé que
me quiere, pero luego de oír tú historia… He vuelto a dudar si alguna vez
llegará a amarme.
La
transparente mirada de largas pestañas se clavó en la anciana, temerosa. Y en
espera de ayuda.
-Esto.
¿Se lo has planteado a él, querida?
-Sí.
Lo hemos hablado muchas veces. Pero si yo no hubiese aceptado compartirlo con
Bella hace mucho, no estaría aquí, hoy, contigo.
-¡Ay, mi niña! Si estas estás esperando que yo te dé una
respuesta esperanzadora, soy la persona equivocada. Yo me volví a casar por
conveniencia, por temor a la soledad y la pobreza. Es cierto que Clint me dio
días muy buenos y que tuve una auténtica ternura por él, pero no llegué a
amarlo jamás. Éramos muy distintos y ambos buscábamos una compañía adecuada
para nuestro ocaso… Yo me sentía una anciana cuando lo conocí y él, con sus
consideraciones, me revivió, pero, aún así… -La mujer de cabellos blancos se
encogió de hombros con un mohín y señaló con la mirada a la foto de la chimenea,
a modo de cierre para su explicación.-
Elise,
elevó la cabeza con un descorazonado
suspiro.
-Mira
Elise. No lo tomes así, te lo digo. La única que puede saber la respuesta sobre
si él te ama o no, eres tú. Pero, hija. Si luego de todos estos años vagando juntos
por el mundo aún no lo sientes tuyo, creo que tú misma sabes ya algo que no
quieres enfrentar. Ahora, más bien, deberías plantearte si eso es suficiente para
ti. Eres joven. Yo también lo era, pero en verdad, en mi momento, carecía de
opciones. Ésta es otra vida, otra situación. No te ates a alguien que, aunque
parezca maravilloso en todo lo demás, no te convence en su capacidad de
entrega. Habla con él de nuevo. Plantéale tus dudas y, decide. La vida es muy
corta y muy larga para vivirla a medias, mi niña. Y otra cosa más, hay
corazones que sí logran amar dos veces, pero es un asunto de paciencia y amor.
Mucho amor…
Elise asentía levemente en introspectiva mientras recordaba
esa conversación tendida a solas en la cama. Ílkin tenía razón. Había mucho que
hablar con Edward, pero eso, significaba el fin de muchas cosas. ¿De cuáles?
Aquello dependía enteramente de lo que yacía al interior de Edward.
Nunca jamás, se avecinaba el fin de Nunca Jamás, pensó Elise entre un
suspiro y a la espera de Edward. Esa
noche tendría que decirle a él que había terminado de decidirse. Era necesario
empacar y comprar boletos de avión rumbo a América.
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Quería darles un capítulo de felicidad plena a Edward y a Elise.
Sumergidos en una vida de aventura y exploración más allá de lo que ambos
soñaron, pero no supe cuando todo cambió. De repente vi que Elise tenía que
decidir, ya. Supongo que habrá que hacer el humo y los espejos desaparecer, para
poder ver las cosas como son y llegar al final en mi mente.
Un beso a todas y
espero les haya gustado. Gracias de antemano por sus comentarios. Ellos
alimentan mis ganas de seguir, porque sin ustedes que me escriben y leen, sólo soy una loca con
un hobbie yermo.
Cariños: Sissy
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Musicalmente ya opté por algo más nuevo, por así decirlo. Porque
“Midnight City” es del 2011. Y la verdad me sentó muy bien lo de M83 para
narrar la trama de hoy. Para mí la melodía es un reloj en marcha. Uno, para
andar con paso firme y rumbo incierto, buscando ser sorprendido por la ciudad
misma al caer la noche.
Yo vivía así de vez en cuando, no hace mucho, en otra vida.
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15 comentarios:
SISSY ESTOY QUE LEVITO SON LAS 2 A,M Y YO DEVORANDOME EL CAPITULO ME ENCANTO,,,,WOW,,,Y MIRA QUE TE SUBISTE DE TONO UFFFF,,,QUE CALOR PERO QUE BARBARA,,LAS CARTAS SOBRE LA MESA NO SE QUE FINAL LE DARAS A ELISE Y A EDWARD PERO ME GUSTA QUE LO DESARROLLES CON CALMA GRACIAS POR DARNOS ESTA MARAVILLOSA HISTORIA MIS HEROINAS NIN Y ELISE ....LIZZZ.....MEXICO
Hola Lizzz, mil gracias por tus palabras.
El cuento sólo llegó hasta el cap. 21, en un final conciso para Forks. Yo simplemente, no disfruto de alargar tramas. Quizá porque cuando escribo, siempre tengo ya trazados los escenarios de principio a fin. La inspiración sólo me sirve para buscar las palabras que quiero usar para pintarles las imágenes que yo misma vi al imaginar todo.
Creo que lo que quiero decir, es que, ojalá te guste el final. Ya falta muy poco para llegar a él.
(Una sonrisa torcida se plasma en mi rostro con algo de tristeza.).
Te dejo de nuevo un agradecimiento por tu perrne compañía y todo tu apoyo linda.
Abrazos: Sissy
hola Sissy! la verdad es que estoy sin palabras y llena de sensaciones!!!! es realmente fuerte lo que sucede mientras lees la historia! primero, una pasa por un intenso calor uf!!! al imaginar a Edward amando a Elise y luego va llegando la calma para sentir el desconcierto y la tristeza de ella al no saberlo completamente suyo!!! realmente maravilloso!!! muchos besos desde Aegentina!!!!
hola sissy muy bueno tu capitulo mmm pero no todos somos iguales si es verdad que el primer amor nunca se olvida pero se puede llenar el corazón hay suficiente espacio para amar elise no debería dar todo perdido en edward si debería confrontar las cosas es bueno hablar y esta bien que deje en claro sus pensamientos y sus certidumbres ojala todo llegue por un buen camino .... pero tampoco creo que edward no la quiera y quien sabe con el tiempo llegue a amarla solo tiene que tener paciencia hay estoy entre excitada por el capitulon entre edward y elise y confundida y triste por el planteamiento que tiene elise excelente capitulo .... espero con ansias el siguiente saludos desde Perú......
Hola Sissy!! Un cap de infarto en parte por las aventuras que estan viviendo Elise y Edward y con unas escenas ufff jejjejje y la charla de Elise con Lady Davis dejando pensando y decidiendo hablar todo Elise con Edward.Yo creo por mi parte que Edward sigue atado con la culpa y que hubiera pasado si???.. que no ve que el ama a Elise es un amor diferente pero no menos importante y ademas que el quiere que ella siga con el eternamente mas de lo que quizo con Bella por que no se si Bella hubiera estado en la situación de Elise el habria querido convertirla. Hay Sissy publica pronto.porfiss yo les tengo fe a ambos!!! Kissitos
Hola Sissy. Otro gran capítulo.
Empezare por decir que las dudas de Elise en este momento , cuando se supone que esta disfrutando de su viaje al país de Nunca Jamás y que le surgen de hablar con Ilkin, son el trasfondo de toda la historia. Son dudas que a ella le afectan de una manera muy intima.
Todo amor convive con fantasmas del pasado de una manera u otra. Esa presencia de Bella es más sobre dimensionada por Elise que por Edward.
Todo el mundo puede amar más de una vez, pero cada amor es siempre diferente, tanto en su expresión como en su forma. Eso no demuestra que uno sea mejor que el otro.
Edward no puede decirle nada más de lo ya expresado, ha sido franco con ella y el futuro esta por desarrollarse.
Creó que es la propia inseguridad de Elise la que le hace reaccionar de esta forma y dudar siempre de Edward, así que no cree suficientemente en el amor de Edward. Ella misma debe saber que es lo que espera de esta relación.
Un capítulo que empieza muy ardiente con este vampiro medio satisfecho en sus apetitos y una Elise agotada de tanto practicar los juegos de cama y termina melancólico con esas dudas de Elise. Besos Sissy y a la espera del siguiente capítulo.
Ok el cpitulo me dejo con ganas de leer mas y sobre todo x la desicion de Elise respecto a Edward y su vida con él,aceptara ella ser vampiro o morira siendo humana?!!!!!!....
uufff Sissy me dejas con una gran intriga y sosobra x saber q va a pasar,pero me gusto q ellos todo este tiempo estubieron felices y disfrutaron bastante,mil gracias x el capitulo!!!
Querida Sissy, creo que nunca lei algo tan caliente de tu pluma y me encanto,la verdad es que me encanto imaginarme a Edward y Elise en esos momentos tan intimos, jejeje...
La verdad es que lo sigo sosteniendo, ese Edward es un masoquista, como seguir atado a un dolor que no existe hace cien años, teniendo TODO para ser feliz, es que, grrrrrrrrr
¿Que mas quiere para darse cuenta, cuanto la ama, si hasta yo que estoy detras de la pantalla ya lo oli hace ratoooo, es un miope sentimental, uff que rabia.
Espero que encuentre la forma de descubrirlo a tiempo, de verdad lo espero...
Mi querida Sissy,
Acabo de terminar de leer este capitulo y ps estoy encantada con las travesuras de Edward y Elise
Me encanta como no tienen sufiente el uno del otro, es taaaan romantico
Me partiste el corazon con Lady Davis... tan lindaaa
Y ahora que se le ocurrio a Elise... porque no entiende que Edward la amaaaaaa de verdad, aaassshhhh en momentos como este me dan ganas de tener a Rosalie frente a mi y golpearla por haber implantado dudas en Elise, ella amo a su exnovio y eso no significa que no haya podido amar a Edward!
En fin ya espero el proximo capitulo a ver que ocurre
Un fuerte abrazo,
May May
Hola mi querida Sissy excelente capitulo ese jueguito de Elisse que después los llevo a ese súper candente encuentro, ahora si se desató Edward y se dejo llevar por todo lo que siente por esta pelirroja, es más que evidente lo maravillosamente que se llevan en la intimidad.
Creo que esta platica con la Sra. Ilkin la dejo pensando seriamente que es el momento de llevar a cabo esa platica con Edward y tomar decisiones....creo que si Edward amo intensamente a Bella pero también veo que por Eisse siente un amor muy fuerte, cada amor es muy diferente y se vive de diferente manera por eso es difícil calificarlos por igual, creo mas bien que es el miedo de ella de sentir que jamas podrá llenar el espacio que dejo Bella lo que la tiene así de insegura porque Ed siempre le ha demostrado lo que siente y ha sido sincero, a veces hay que arriesgarse a vivir la vida porque es tan corta que mas vale arriesgarse y fracasar que tener la duda de lo que hubiera sucedido....
Se viene un gran capitulo con una buena platica entre ellos y sobre todo tomar decisiones muy importantes que pueden cambiar el futuro.....ahora me tendrás ansiosa por saber que decisión tomara Elisse ....vamos Elisse arriesgate y disfruta lo que te da la vida...
Gracias mi querida Sissy ha sido un capítulo muy bueno por lo menos disfrutaron muy bien antes de regresar a la realidad de ver las cosas como son y de abandonar estos años de aventura.
Amo esta historia y soy una fan incondicional de Elisse, es una pena que termine pero todo ciclo debe cerrarse, mi consuelo es que lo goze muchísimo y que puedo releerlo cuando quiera....solo puedo decirte Muchas Gracias.....Besos
Hola, Sissy, un capitulo excelente, con los sentimientos a flor de piel, lo que me encanto fue el jueguito de Edward (yo jugué con el en mi cabecita). este hombre no tiene remedio, es uf, irresistible, pero anda un poco perdido, yo siento que no esque no pueda amar, lo que tiene es que se siente culpable con bella, por no haberla transformado, el corazón es capas de amar mas de una vez, solo hay que enseñarle la intensidad con la cual amar a cada persona. buen capitulo y me quedo esperando mas.
Felicidades por este nuevo cap Sissy estuvo de infarto, cada emoción y cada sebntimiento ahi plasmado lo viví como si fuera real, ese encuentro de Edward Y Elise wowww genial!! y la conversación con ikin... bueno aunmento las dudas de Elise pero bueno confio en que Edward La convensa de sus sentimientos el ya la ama solo que no lo sabe al menos es lo que yo percibo.
Confio en tu habilidad para para darle ese final espectacular.
Un abrazo... isabella black
hoo!!! sissy el capitulo es hermoso, y si empezó lleno de felicidad para edward y elise y derrepente sientes que estas en otra historia con la platica de ilkin jajja
pero me encanto los juego de elise con edward en el museo jajaja y bueno lo que siguió después oye y que aguante mira k las opciones para el instinto de edward era casar o tener sexo por 2 dias... oye k aguante jajaja
y no se si la historia de ilkin fue buena o mala para la desicion que tiene que tomar elise...
ai k ansias quiero saber que pasara cuando regrese edward.... kiero leer el proximo capitulo
gracias sissy por regalarnos un capitulo mas... tarde pero seguro aki esta mi comentario jijiji
saludos
maty
Sissy de veras que la química entre esos dos traspasa las palabras,esos juegos y ese encuentro sexual súper hot...parece tan real todo...También parecía que podía ver la carita adorable de esta anciana tan simpática y cuya historia de amor es bastante triste.Ya queda poquito de esta gran historia y cada vez me desconcierta mas porque no se que va a pasar...un beso a todas desde España.Maria del Mar
Hola Sissy... La decisión mas difícil, el momento decisivo a llegado no hay vuelta de hoja, me sentí muy bien en el capitulo pero me dejo con muchas sensaciones diferentes es por eso que no había podido comentarlo. De una o de otra manera siempre termino conectándome con sus historias y estoy tan chiflada que las llevo conmigo siempre y trato de ver las cosas desde la perspectiva de ellos... Este capitulo me ha dejado mucho en que pensar y he quedado en un estado de valoración ... Tan sencillo que seria, no es cierto? Pero el amor es fácil acaso en la vida? jaja no claro que no... Y eso es lo que en particular yo adoro de mis hermosas historias, que al final de cuentas todo se resuelve en favor del amor... El amor es algo muy difícil de describir. Puede presentarse de tantas maneras distintas y experimentarse de tantas formas diferentes, pero... acaso no es ¡Justamente eso lo más emocionante al respecto?!!!
A lo largo de tu vida, el amor llega a nosotros de muchas maneras.. Puede que después de probar con 2 o 3 de ellas, encuentres el amor verdadero, aquel que dura para toda la vida. O tal vez tengas que probar todas ellas hasta encontrar la que más te convenga.
Esto no significa que exista un tipo de amor mejor que otro, sino que hay que pasar por varios pasos antes de llegar a conocer el amor incondicional.
Después de verlo analizado tanto y leído y releído los últimos 3 capítulos, puedo vivir con ello... Puedo vivir con un amor incondicional... No se si me explique.. yo misma no me entiendo aveces... Tu primer amor puede ser inolvidable mente mágico y se puede quedar como el numero 1 , aunque es muy poco probable que sea el último de la lista pero sí es así, ¡qué afortunados!
Me gusta mucho descubrir el lado sensual de nuestro vampiro y el como esta tan ligado a Elise, yo veo amor ahí... Ya no hay marcha atrás Elise tiene que tomar decisiones... decisiones, decisiones....
Que difícil sera esto... quien sufrirá mas? ella al no sentirse plenamente amada... El al perder la? o Elise al saber de la devastación que ocasionara en el su perdida??
Solo nos queda esperar...
Pese a todo espero la eternidad para Elise...
Un fuerte abrazo
Nancy Q.
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