Tres amigas…tres deseos secretos…tres oportunidades para hacerlos realidad.
Son tres amigas inseparables que se deleitan compartiendo sus aventuras y secretos.
Pero
su última apuesta será la más arriesgada de todas: cada una debe
acostarse con cualquier hombre que las otras dos escojan para ella… y
luego relatar todos y cada uno de los jugosos detalles.
Capítulo 9
Solo Mayores de 18
Adaptación de Krizia Cullen
Bella despertó con la luz del sol introduciéndose en la habitación y brillando sobre su cara.
Ardiente.
Y
en una cama muy grande y muy vacía.
Una
cama que no era la suya. Se incorporó de un salto, momentáneamente
desorientada.
Entonces
lo recordó todo de golpe y se apartó el pelo de la cara.
¡Ah
sí! Era la cama de Edward. El lugar donde la noche anterior había tenido un
sexo verdaderamente salvaje. Con dos hombres asombrosos.
Lo
había hecho. Se había liberado de los últimos vestigios que quedaban de la
aburrida, sumisa y estúpida ex esposa de Mike. Por primera vez tenía la
sensación de ser una mujer independiente y sensual. En resumen, ahora se sentía
endemoniadamente mundana.
Elevó
las manos por encima de la cabeza con una media sonrisa satisfecha, se estiró, bostezó,
salió de la cama y caminó suavemente por el pasillo, en busca de sus compañeros
de sexo.
En
la cocina no había nadie, pero descubrió una jarra de café que consiguió que se
le abrieran los ojos de golpe. Y una taza vacía. Se sirvió y se encaminó a la
puerta de atrás, desde donde vio a Jacob nadando en la piscina.
Desnudo,
por supuesto. Se apoyó contra la puerta y bebió unos sorbos de café, complacida
con la visión del poderoso cuerpo de Jacob surcando el agua. El sol de la
mañana se reflejaba en la superficie de la piscina, bañando su cuerpo con un
brillo dorado. Sus nalgas tersas aparecían y desaparecían mientras oscilaba de
un lado a otro. Suspiró de placer ante la imagen que ofrecía.
Realmente
le gustaba aquello del desnudo integral. Sobre todo cuando dos hombres tan magníficos
se paseaban sin ropa a su alrededor.
Cuando
Jacob llegó al extremo más alejado, se sumergió y desapareció. Bella esperó. Y siguió
esperando. Preocupada, cruzó la puerta abierta y se acercó al borde de la
piscina, mirando atentamente el agua transparente.
Vale,
ya llevaba demasiado tiempo sumergido.
Justo
cuando estaba a punto de dejar la taza y zambullirse para buscarlo, la cabeza
de Jacob emergió de golpe, directamente a sus pies.
—Buenos
días, preciosa.
El
alivio la inundó.
—Creí
que te habías ahogado.
Él
exhibió una ancha sonrisa.
—Tu
preocupación me conmueve. —Sacó los brazos del agua y los apoyó en el borde de
la piscina—. ¿Me estabas mirando?
—Sí.
Desde la puerta.
—En
el colegio formaba parte del equipo de natación. No te preocupes, puedo
aguantar mucho tiempo debajo del agua.
Aguantar debajo.
Aquellas palabras le aceleraron el corazón de un modo que no tenía nada que ver
con la natación. Habría pensado que después de las actividades de la noche
anterior, lo más alejado de su mente sería el sexo.
Estaba dolorida en sitios que no habían sido
usados desde… bueno, que no se habían usado nunca. Pero era un malestar muy
placentero.
—Ven
aquí conmigo.
Un
chapuzón mañanero parecía algo celestial.
—De
acuerdo.
Depositó
la taza en una mesa cercana y se zambulló en el extremo más profundo. El agua estaba
fría lo que hizo que desaparecieran las últimas telarañas de su cerebro. Jacob
se reunió con ella en medio de la piscina y emergieron juntos.
Ella
se echó el pelo hacia atrás y parpadeó para quitarse el agua de los ojos.
—
¿Dónde está Edward?
—Se
ha ido a la clínica para comprobar el estado del perro que operó ayer. Volverá
enseguida. —Jacob le rodeó la cintura con los brazos y la atrajo hacia sí—.
Pero de momento estamos solos.
Ella
era más ligera en el agua, de modo que le resultó fácil poner las piernas
alrededor de la cintura de Jacob. Su vagina entró inmediatamente en contacto
con una polla muy dura. Sonrió de oreja a oreja y le rodeó el cuello con los
brazos.
—Cierto.
¿Qué vas a hacer al respecto?
A
él se le oscurecieron los ojos y su sonrisa, habitualmente tranquila y
despreocupada, murió y fue sustituida por una expresión tan intensa que le
produjo una acumulación de calor entre las piernas.
—Voy
a follarte. Con fuerza. Exactamente aquí. —Cruzó la piscina hasta que la
espalda de ella chocó contra el borde. Antes de que le diera tiempo a respirar,
tenía su pene dentro.
La
sensación de su miembro desnudo en su interior fue tan salvajemente erótica que
lanzó un grito ahogado y se impulsó hacia arriba. A él se le dilataron los ojos
y luego sonrió de oreja a oreja cuando ella se desmoronó, con un orgasmo que
los pilló a ambos por sorpresa.
Jamás
se había corrido tan rápido. No era propio de ella, sin embargo entre sus
brazos llegó al clímax con una aguda e intensa explosión de placer que la hizo
subir como un rayo. La boca de él cubrió la suya, zambulléndole la lengua al
tiempo que arremetía con tanta fuerza que el borde de la piscina le arañó la
espalda. Le dio la bienvenida al dolor y disfrutó del orgasmo de él casi tanto
como del propio.
Permanecieron
unidos, jadeando durante unos segundos, luego Jacob se rió.
—Eso
ha sido un polvo rápido —murmuró contra su cuello.
Bella
se echó a reír y se inclinó hacia atrás, sonriéndole.
—Pero
un gran polvo.
Él
la besó, y esta vez saboreó dulcemente sus labios con besos lentos y modelados,
que parecían… sentimentales. A Bella se le contrajo el corazón, el estómago le
dio un vuelco ante la forma en que la sostenía, la tocaba y acariciaba
cariñosamente con la boca.
Cuando
se apartó, su mirada era tan intensa que ella contuvo el aliento.
—Bella,
necesito decir algo…
—
¿Habéis estado follando sin mí esta mañana?
Ella
levantó la cabeza de golpe y dirigió la vista hacia la intensa luz del sol.
El
cuerpo de Edward quedaba en sombras, alto e imponente contra la brillante luz.
—Hola.
—Demonios,
claro que estábamos follando sin ti —contestó Jacob, apartándose de ella y saliendo
del agua—. ¿No creerías que íbamos a esperarte, verdad? —Cogió una toalla y se
secó.
Bella
se preguntó que sería lo que Jacob estaba a punto de decirle antes de que
Edward apareciera. A juzgar por la seriedad de su rostro, parecía ser algo
importante.
—No,
sabía que no ibas a esperar. Maldición, yo tampoco lo habría hecho —respondió
Edward, guiñándole un ojo a Bella.
Ella
sonrió y asió la mano extendida de Edward. Él la sacó de la piscina y le
entregó una toalla.
—Pareces
una sirena, completamente mojada y recién follada.
Ella
soltó una risita.
—
¡Vaya, gracias! —Él iba vestido con unos vaqueros y un polo—. ¿Cómo está el
paciente?
—Recuperándose.
He traído el desayuno. ¿Tienes hambre?
Ella
lo siguió a la cocina.
—Estoy
hambrienta. Y desnuda. Tengo que ducharme y vestirme.
—De
momento ponte una de mis camisetas. Están en el cajón de arriba de la cómoda.
Después
de una ducha rápida, se puso una de las enormes camisetas de Edward, que era
tan grande que le quedaba como un vestido por encima de las rodillas. Para
cuando volvió a entrar en la cocina, Edward ya había preparado los croissants
calientes con mermelada, el zumo y otra taza de aromático café. Cuando entró,
tanto Edward como Jacob levantaron la vista de la mesa y la miraron con una
expresión hambrienta en los ojos.
Caramba,
tenía el pelo hecho un lío, húmedo y enmarañado, y vestía una de las camisetas
de Edward que debía ser unas diez tallas mayor que la suya.
Era prácticamente un antídoto contra la lujuria.
Suponiendo
que aquella expresión hambrienta era por la comida que había sobre la mesa, cogió
un croissant, una silla y empezó a comer con entusiasmo. Su estómago protestó ruidosamente
ante los deliciosos olores.
Era evidente que una gran cantidad de horas de
sexo, despertaba el apetito.
Una
vez satisfecha su hambre de comida, se preguntó qué iba a pasar a continuación.
La única ropa que tenía era el vestido ajustado de la noche anterior. Y aunque
no le apetecía dar por finalizada aquella mágica fantasía, al igual que a
Cenicienta, el reloj había dado la medianoche y la fiesta había terminado. Era hora
de volver a la antigua Bella y a la monotonía de su vida normal.
—Tengo
que volver a casa —dijo, bebiéndose el último sorbo de zumo de naranja.
—Yo
puedo llevarte —se ofreció Jacob—. Tengo algo de papeleo en la oficina.
—Genial.
Edward
se recostó en la silla y le sonrió mientras se terminaba el café. Jacob hizo lo
mismo. De repente se sintió como si estuviera en un escenario, en el primer
acto de una comedia, y a punto de fracasar porque no se le ocurría una sola
cosa que decir.
Ellos
la observaban expectantes. ¿Pero por qué?
Porque se trata del ajedrez, te toca mover, idiota.
¡Guau!
Aquello era embarazoso. ¿Cómo iba a arreglárselas? Ehh, gracias por ese gran trío, chicos.
Ha sido el mejor polvo de mi vida. No, eso quedaba frío. Y se sentía demasiado caliente y cómoda por dentro
para convertirlo en algo tan… falto de emoción.
Aunque,
la verdad, ¿qué pintaban allí las emociones?
A
veces el mejor movimiento era sencillamente reconocer la derrota.
Admitámoslo,
la noche anterior fue la representación de una fantasía y de un papel. A la
fría luz del día, seguía siendo Bella Swan y no tenía ni idea de cómo
comportarse con dos hombres maravillosos y viriles que la miraban fijamente con
la esperanza reflejada en sus caras.
—Dejad
que limpie esto y luego me… vestiré. Tengo muchas cosas que hacer en casa —
Inclinó
la cabeza y empezó a quitar las servilletas, los platos y los restos del
desayuno, con la esperanza de que ninguno de ellos hablara o que, Dios no lo
quisiera, se moviera de la silla.
La
osadía de la noche anterior había desaparecido, sustituida por su terror
habitual. Aquí estaba fuera de su elemento. Sin poder mover la lengua, nerviosa
y temblándole las manos, tiró los restos a la basura, aclaró los platos y los
metió en el lavaplatos vacío.
—Bella.
Ella
se congeló ante el sonido de la voz grave de Edward a su espalda, sin ni
siquiera darse cuenta de que él se le había acercado furtivamente por detrás.
Cuando le rodeó la cintura con un brazo, pegó un salto y se dio media vuelta.
—Maldita
sea, mujer. Esta mañana estás muy tensa.
Apartándose
de un soplido un mechón de pelo de la cara, esbozó una deslumbrante sonrisa,
con la esperanza de disimular su incomodidad.
—Lo
siento. Sólo estaba repasando la lista de las cosas que tengo que hacer.
Dentro
de unos días tengo que entregar un documento final y necesito empezar a
trabajar en él.
—
¿Qué sucede?
Echó
un vistazo hacia la mesa del rincón y se dio cuenta de que Jacob había
abandonado la cocina.
—Nada.
—Aparte del hecho de que tu
cercanía me está haciendo comprender que no tengo ni idea de lo que estoy haciendo.
Tenía
que salir de allí.
—Te
late el corazón como el de un caballo después de correr un cuarto de milla.
Tranquilízate
y dime que es lo que pasa.
Ella
se le quedó mirando el torso, percatándose de que sus pechos estaban aplastados
contra la dura superficie de sus pectorales. No era de extrañar que notara los
latidos de su corazón. Respiró hondo, con lo cual sólo consiguió que se le
impregnaran los sentidos del fresco aroma del jabón que utilizaba. Quería
enterrar la nariz en su cuello, rodearlo con las piernas y suplicarle que
volviera a follarla; deseaba negar la realidad y su monótona existencia, y
vivir para siempre en este mundo de fantasía.
Le
dio una palmada en el pecho con un suspiro y lo empujó con cuidado. Él
retrocedió un paso, interpretando la señal. Entonces ella lo miró y, como
siempre, se perdió de inmediato en sus ojos azules.
—Sólo
estoy sintiendo la realidad de todo esto.
Su
sonrisa y su asentimiento, ayudaron.
—Está
bien. Anoche pasamos un muy buen rato. Nada de ataduras. —Le abarcó el cuello y
la obligó a acercarse para darle un beso que empezó siendo tranquilo y
amistoso, pero que se convirtió rápidamente en algo más.
¡Dios,
con qué facilidad era capaz de perderse en él! Su magnetismo dominante y la
manera en que se hacía con el mando, la conducían hasta un lugar escondido
dentro de su propia cabeza, en el que habitaba aquella criatura salvaje e
indómita. En cuestión de segundos estaba mojada, con el clítoris palpitando y
el coño dolorido por la necesidad de su polla. Él presionó toda la longitud de
su miembro contra su muslo, insistiendo, exigiendo, meciéndose contra ella,
hasta que asió su camisa y gimoteó contra su boca.
—Sí
—susurró él contra su cuello cuando apartó los labios—. Aquí. Ahora mismo.
Le
levantó la camiseta que vestía, abarcando su coño desnudo con su enorme mano.
Ella se arqueó ante el contacto, sin pensar en dónde estaban y sin preocuparse
de que Jacob fuera a entrar.
—Ya
estás condenadamente húmeda, Bella. ¿Quieres mi polla en tu coño?
—Ya
sabes que sí. Fóllame. —Extendió las piernas, mordiéndose el labio inferior,
mientras él se desabrochaba los vaqueros y se los bajaba a medias, liberando su
pene. Le asió las nalgas con una mano y la levantó, empalándola con su miembro.
Ella
se deslizó en él, desechando la idea de la facilidad con la que cualquiera de
aquellos hombres podía poseerla; que bastaría con que chasquearan los dedos
para que ella estuviera húmeda y preparada para ellos. En aquel instante le
importaba una mierda. Estaba siendo follada y le encantaba.
—
¡Tan caliente! ¡Cristo, Bella, estás muy apretada! Uno de los mejores polvos
que he tenido en la vida. —Su voz era pastosa y grave, y multiplicó por diez el
deseo de ella.
Apoyó
las manos en la repisa del fregadero que tenía a la espalda y empezó a ascender
y descender sobre su polla, permitiendo que el clítoris se arrastrara a lo
largo de su miembro. Olas de placer se apoderaron de su coño, tensándola.
—Más
fuerte —exigió, con la vista clavada en la de él, observando la expresión atormentada
de su cara mientras le oprimía las nalgas y le hundía los dedos en ellas. Se
retiró y embistió de golpe contra ella, golpeándole el clítoris y haciendo que
gritara de dolor y de éxtasis.
—Sí,
eso es. Fóllame fuerte.
Apretó
los dientes y se sostuvo, los brazos temblando, y el clítoris dilatado mientras
la espiral de tensión se iba haciendo cada vez más intensa.
—Me
voy a correr en tu polla, Edward.
La
volvía loca, la hacía sentirse perversa. Le encantaba.
—Córrete
para mí, Bella. Conmigo.
—Sí,
¡Sí, me estoy corriendo! —Luego ya no pudo contenerse, cuando las oleadas se estrellaron
dentro de ella, inundándolo con sus fluidos. Lanzó un grito por la intensidad
de su orgasmo. Edward la sujetó y la aplastó contra él, gruñendo mientras se
corría, introduciendo profundamente su pene en ella, estremeciéndose y
sacudiéndose al alcanzar el clímax.
Ella
soltó el fregadero y le rodeó con los brazos, lamiendo el sudor salado de su
cuello hasta que la dejó de pie en el suelo. Se sujetó a él unos segundos,
temblorosa todavía, preguntándose qué acababa de pasarle.
Dios,
había perdido el control. Estaba a punto de vestirse para marcharse cuando él susurró
su nombre y se lanzó a por él.
—Jacob
ha ido a ducharse. No tardará en volver. Si quieres te puedes lavar en otro
cuarto de baño.
Casi
no pudo mirarlo a los ojos, él parecía muy afectado por lo que acaba de pasar, mientras
que lo único que ella quería era acurrucarse en el suelo y llorar.
—De
acuerdo. Espera a que coja mi ropa.
Le
dirigió una sonrisa desenfadada, con tanta despreocupación como le fue posible,
y se alejó por el pasillo, recogiendo su vestido en la sala de estar y yendo en
busca del cuarto de baño de invitados. Después de darse una ducha rápida, se
puso el vestido, se arregló el pelo con los dedos y se entretuvo unos segundos
para recobrar el aliento.
Un
golpe en la puerta la hizo volverse con el corazón desbocado.
Por el amor de Dios, Bella. Domínate.
—
¿Sí?
—Soy
Edward. ¿Puedo pasar?
—Ehh,
claro. —Se apoyó en el lavabo, tratando de parecer tranquila y relajada y ofreciéndole
una sonrisa cuando entró y cerró la puerta—. Ya estoy casi lista para irme.
—Puedes
quedarte si quieres. No estoy intentando echarte. —Se apoyó contra la puerta cerrada
y se cruzó de brazos—. Aunque me da la sensación que estás deseando largarte de
aquí.
—
¡No! ¡No es eso para nada! Es que tengo muchas cosas que hacer en casa.
—
¡Oh!
Se
le daba fatal eso de la despreocupación.
—Lo
he pasado muy bien, Edward. De verdad. Gracias. Esto ha… superado mis fantasías
más salvajes. Estar con Jacob y contigo esta noche ha sido…
—Quiero
volver a verte.
Ella
se interrumpió a media frase.
—
¿Sí?
—Sí.
Sal conmigo esta noche.
Ella
sabía que tenía la boca abierta, pero francamente, no se esperaba aquello.
—Contigo.
—Sí.
—Esta
noche.
—Sí.
—
¿Sólo tú y yo?
Él
arqueó una ceja.
—
¿Deseas otro trío?
Aquella
era la pregunta del millón. ¿Deseaba otro trío? ¿Quería salir con Edward?
Demonios, en ese momento el cerebro no le funcionaba en absoluto.
Edward acababa de pedirle que saliera con él.
Ella simplemente se limitó a suponer que se refería a los dos.
¿Qué
era lo que quería?
—Tengo
que pensarlo.
—
¿De verdad?
—
¡Oh, no es lo que piensas! Quiero decir que es un honor que me pidas que salga
contigo.
Cualquier
mujer se excitaría si le pidieras que saliera contigo, Edward. Creo que lo
sabes. Pero honradamente, ahora mismo no me funcionan las neuronas.
Necesito irme a mi casa y reorganizarme.
Él
se rió.
—De
acuerdo. Te mandaré un e-mail después.
Esperaba
no acabar de insultarlo, pero realmente no sabía lo que quería en ese momento.
Aunque
sí lo que necesitaba: distancia y tiempo para pensar.
Edward
abrió la puerta y la dejó salir. Jacob estaba esperando en la sala de estar y
ladeó la cabeza con curiosidad al ver que Edward y ella salían del mismo cuarto
de baño.
—
¿Estás lista? —preguntó él.
—Sí.
—Se volvió hacia Edward—. Gracias de nuevo. Por todo.
Él
la besó ligeramente en los labios, pasándole el pulgar por el labio inferior.
—Quedamos
luego.
Le
hormigueó el labio en el punto donde él lo había tocado y su siguiente
respiración fue temblorosa.
—De
acuerdo.
El
viaje de vuelta a su casa en compañía de Jacob fue extrañamente silencioso. Y
tampoco fue un silencio cómodo. Lo notaba irritado por algo, pero no quería ser
ella quien lo rompiera.
Seguro
que no estaba celoso de que hubiera pasado un rato a solas con Edward, ¿verdad?
¡Oh, desde luego, Bella! Eres tan increíblemente deseable que
ahora estos dos hombres van a pelearse por ti.
Era
asombrosa la cantidad de tiempo que podía pasarse en el mundo de la fantasía.
Cuando
Jacob entró en su complejo de apartamentos, Bella estaba convencida de que él
tan sólo estaba deseando dejarla y librarse de ella. Sin embargo, cuando se
soltó el cinturón de seguridad y asió el tirador, él le puso una mano en el
brazo.
—Bella,
espera.
Ella
se detuvo, sabiendo que le iba a decir algo agradable como gracias por una gran noche.
—Sal
conmigo esta noche.
Ella
parpadeó.
—
¿Qué?
—Sé
que es una tontería, pero todo el camino hasta aquí he estado intentando
averiguar cuál sería el modo correcto de plantear esta pregunta sin que
pareciera que lo único que quería era volver a joder contigo. Pero es más que
eso. Aunque también quiera volver a follarte —añadió con una seductora sonrisa.
A
ella se le cerró la garganta e intentó respirar. De acuerdo, aquello no podía
estar pasándole. Edward le pedía que saliera con él. Jacob lo mismo.
Tenía la cabeza hecha un lío y no sabía qué
hacer con todo aquello.
¿Quería
verlos a cualquiera de ellos otra vez? ¿Y qué quería decir eso?
—Su…
supongo que estaría bien, pero —barbotó. Luego se dio cuenta de que Edward se
lo había pedido primero. ¿Existía algún tipo de protocolo para esto? ¿Había
alguna razón para que le dijera que no a Jacob cuando antes le había dicho a
Edward que tenía que pensar?
Sus
células cerebrales necesitaban recuperarse. No cabía ninguna duda.
Él
resopló.
—Bueno,
eso es entusiasmo.
Ella
se frotó el punto palpitante entre las cejas que anunciaba el comienzo de un
dolor de cabeza.
—Lo
siento. Creo que necesito echar una cabezada.
—Esta
tarde te llamo y lo hablamos. Vete a descansar. —Se inclinó hacia ella y
presionó los labios contra los suyos; su aliento era fresco y sabía a canela.
Deseó quedarse en el coche y lamerle los labios, zambullirse en su abrazo e
invitarlo a entrar en su casa. No quería dejar que se fuera. Sin embargo,
también necesitaba espacio.
¿Confusa, Bella?
Abrió
la puerta de su apartamento, la cerró, tiró el bolso al suelo, se quitó los
zapatos y se desplomó en la silla más próxima.
Acababa
de quedar con Jacob para que la llamara esa tarde. Y Edward iba a mandarle un
e-mail para conocer la respuesta a su proposición de tener una cita esa noche.
Joder
con ambos era una cosa. Citarse con los dos otra completamente distinta. Y obviamente,
era un desastre a la hora de compaginar varias citas, porque ella lo había
complicado todo por no contestar a Edward primero.
¿Qué
demonios se suponía que iba a hacer ahora?
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De todo corazón, espero que las más pequeñas sean juiciosas y no nos metan en un lío leyendo algo que es para mayores de edad. Tal y como lo estipula Coka.
Y es que éste capítulo de la adaptación de krizia sigue de nuevo, ¡¡¡¡ardiente!!!!
Disfrútenlo chicas y, ¡a comentar!
Sissy
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8 comentarios:
Sissy muchas gracias otra vez niña, sabes por un lado estoy contenta de que sepas como manejar este blog, si alguna vez yo falto, estarás tu
Con respecto a la historia de Krizia, por Dios, que subidon,cuando le pedí a Krizia a ver si nos podía regalar una adaptación nunca imagine que podía estar tan buena, tuve mis dudas en publicar pero ahora que ya es una historia más, estoy muy contenta, y le agradezco enormemente su tan gentil regalo
Te quiero Krizia!!!
Me encantaaaaaaaaaaaa esta adaptacion es fascinante....
krizia el capitulo esta uff!!! hot, hot!! ajja pero buenisimo k envidia de esa bella, ahora que ara con cual saldra?? yo me iva con los dos un día uno y otro el otro jajaj y asi disfruta de los 2 jajaja...
Tan lindos los dos quieren algo mas con bella no un simple polvo jajaja aun que como dice jacob también lo kiere otra vez jajaja yo pienso que se quede ocn los 2... pero ellos aceptaran compartir en algo mas serio... ai k intriga ya quiero leer el próximo capi jiji
gracias krizi excelente adaptación y coka por publicar y en esta ocasión a sissy por atendernos mientras coca disfruta sus vacaciones :D
saludos
maty
Tremendo capítulo muy candente este par no tiene llenadera, después de tremenda noche aun les quedaba bastante pila para seguirle en la mañana y claro Bella mas que encantada y toda dispuesta a dejarse consentir, pero quien no verdad jejejeje
Sin duda estos dos ya no solo quieren un polvo rápido y ya creo que después de haber pasado la noche juntos y haber conectado con ella como lo hicieron se dieron cuenta de que quieren algo mas, ahora solo falta ver que era Bella una difícil decisión con tremendos hombres no hayas por cual decidir te....como dice Matty un día con uno y después con el otro jajajaja me encanto tu idea ..
Esta adaptación se esta poniendo muy interesante, habrá que estar al pendiente de lo que sucede.
Gracias Krizia por tu excelente adaptación y muchas gracias a Sissy por publicarla...Besotes
Chicas menudo capi,estuvo superhot,de veras que Bella tiene un problema ya que esto esta pasando de lo plenamente pasional a los sentimientos y menudo par de hombres que tiene para elegir.Esperare ansiosa su decision.Espero esten disfrutando sus vacaciones.besos.Maria del Mar desde España
Genial y tremendo es poco, ¡¡¡vaya barullo, de sexo y sentimientos!!!
Chicas... sois la pera limonera de la imaginación, por que si eso fuera posible.... YO TAMBIEN QUIEROOOO. Jajajajaja.
F.P.
Gracias amigas por comentar. Estoy de vacaciones y sólo tengo internet en el móvil. Con muy mala cobertura. Besos
krizia por todos los cieloooos jajaja
Perdon pero no habia podido comentar sino hasta ahora pero casi me da una combustion
mmmm necesito definitivamente leer el proximo capitulo sentada en un cubo de agua con hielo o metida en la refri jajaja
Quien fuera esta Bellaaaa jajaja
Un abrazo!
May May
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