Tres amigas…tres
deseos secretos…tres oportunidades para hacerlos realidad.
Son tres amigas
inseparables que se deleitan compartiendo sus aventuras y secretos.
Pero su última
apuesta será la más arriesgada de todas: cada una debe acostarse con cualquier
hombre que las otras dos escojan para ella… y luego relatar todos y cada uno de
los jugosos detalles.
Capítulo 3
Capitulo con lemon no apto para menores de 18 ños
Bella apagó la luz del salón
y se dirigió a la cocina. Preparó el café para la mañana siguiente, aspirando
el aroma del café recién molido. Ahora mismo le parecía que le vendría bien
tomarse una taza. Aunque tomar cafeína a esas horas era una pésima idea.
No sólo iba a realizar una
operación por la mañana, sino que además tenía que planear como decirles a
Edward y a Jacob que le encantaría asistir a su pequeña fiesta. Y de paso,
encontrar la manera de dirigirlos hacia un trío antes de que terminara el fin
de semana.
Maldita Rose y sus apuestas.
Sacudió la cabeza, apagó la
luz de la cocina, y agarró su vaso de agua, dirigiéndose a su dormitorio por el
pasillo a oscuras. Los margaritas la habían sosegado, dejándola en un agradable
estado de relajación, perfecto para dormir. Se desnudó y se deslizó bajo las frescas
sábanas; la noche era demasiado cálida para colchas.
Pero en vez de sumirse de
inmediato en el sueño, se quedó observando desde la ventana la luna creciente
que parecía estar suspendida en la cima de un alto roble, casi cegándola con su
brillo plateado.
Mierda.
¿Por qué no conseguía
dormirse? Estaba tranquila, relajada y saturada de margaritas. A estas alturas
debería estar dormida. En vez de eso, estaba completamente desvelada y
nerviosa.
¡Y la pérdida de consciencia
era esencial, maldición! Lo último que necesitaba era dormirse mañana en la
sala de operaciones. Después de todas las alabanzas que Edward y Jacob le
habían dedicado, no quería defraudarlos.
¡De
modo que duérmete ya, Bella!
Inquieta, sabía que la orden
de dormir sólo iba a empeorar las cosas. Las sábanas, que tan frescas le
parecían unos minutos antes, ahora le arañaban los pezones como si fuera una
especie de tortura.
Se excitó. Y la cabeza empezó
a darle vueltas con las imágenes de ella entre Edward y Jacob, como si fuera el
cremoso relleno de una galleta Oreo.
Maldición. Necesitaba
correrse. Quería que ambos se materializaran mágicamente en su dormitorio y le
lamieran el clítoris hasta provocarle un orgasmo alucinante. O dos, o tres. Que
la tocaran, lamieran y follaran hasta que cayera en el olvido, saciada hasta la
extenuación.
Cosa que, podía añadir, nunca
había sucedido con Mike, pensó con un ruidoso resoplido.
Lo cual era el motivo por el
que había ido acumulando un montón de juguetes en un cajón con el correr de los
años. Sus compañeros sexuales. Y además, poseía una imaginación bastante viva.
Sus fantasías habían sido sus
salvadoras, porque Mike era todo palabrería y nada de acción.
Bueno, eso no era exactamente
cierto. Por supuesto que la había tenido, pero toda su acción fue con otras
mujeres. Durante todos los años de matrimonio, había tenido una mujer salvaje
en casa y nunca se dio cuenta. Nunca explotó su sensualidad y jamás se tomó su
tiempo para descubrir lo que ella buscaba.
Imbécil. Esperaba que se le
acabara cayendo la polla.
¡Oh, a la mierda Mike! Nada
de Mike. Edward y Jacob. Se puso de lado y rebuscó en la mesilla de noche hasta
que encontró lo que quería: su lubricante favorito y el vibrador. Se le
contrajo la vagina de anticipación.
Sí, de una manera u otra, aquella
noche iba a follar. Echó las sábanas hacia atrás con los pies, emitiendo un
suspiro de alivio cuando el aire nocturno refrescó su cuerpo acalorado. Sin
embargo, estaba a punto de elevar la temperatura unos grados. Plantó los pies
sobre la cama y separó las piernas, luego se puso un poco de lubricante de
color cereza en la mano, disfrutando de la sensación que le proporcionaba al
filtrarse entre sus dedos.
Las caderas se le levantaron
por propia iniciativa, buscando su mano.
— ¿Lo deseas, verdad? —Susurró
en la oscuridad—. Necesitas una polla en ese coño.
Pero primero quería excitarlo
un poco. Presionó la mano contra su sexo, permitiendo que el lubricante se
deslizara por la hendidura hasta cubrir el orificio del ano. Estaba tan
excitada que no le importó. Llevaba preparada desde el día anterior y, entre la
conversación con Edward y Jacob y la apuesta, aquella noche necesitaba una
intensa cabalgada. Se notaba caliente, descontrolada y obscena, y necesitaba
algo más que un simple masaje en el clítoris para quedar satisfecha.
Paseó los dedos alrededor del
nudo, excitándolo, sin tocar el punto mágico que ansiaba su atención. En su
lugar, se entretuvo en la parte alejada de su centro de placer, rozando la
vulva y los muslos; atormentándose con ligeras caricias hasta que se le
irguieron los pezones y se le contrajeron las nalgas. Jadeó con la
anticipación, haciendo que se le secara la garganta. Deseaba introducirse el
vibrador en el coño y los dedos en el ano. ¡Oh, sí! Necesitaba que la follaran
intensa y profundamente, esta noche necesitaba rudeza.
Echó mano del consolador,
lubricó el grueso y gelatinoso pene, disfrutando al sentir cada arista y cada
vena, cerrando los ojos e imaginándose a Edward de pie, junto a su cama,
exhibiendo su cuerpo desnudo a la luz de la luna. Mientras frotaba el vibrador,
se lo imaginó mirándola desde arriba, inclinándose hacia ella para pasarle las
manos por los pechos, excitarle los pezones hasta que estuvieran tensos y
erguidos, a la espera tan sólo de que Jacob se acercara lentamente a la cama y
se los llevara a la boca.
—Sí —susurró con un siseo—.
Chúpame los pezones, Jacob.
Y allí estaba Jacob, desnudo,
avanzando despacio hacia ella, presionando su duro y musculoso cuerpo contra el
suyo, cuando se recostó sobre ella para besarla, con sus manos reclamando sus
pechos, abarcándolos, y apartando luego la boca para besarle el cuello,
recorrer con la lengua la base de su garganta, y seguir bajando hasta llegar a
sus sensibilizados pezones.
Ella arqueó la espalda,
ofreciéndose a sus impacientes labios.
Oprimió el pene con la mano,
cuando Jacob cogió un pezón entre los dientes y tiró de él con la fuerza
suficiente como para hacerla gritar. Oyó el siseo de Edward cuando subió la
mano por su miembro y luego la bajó, precipitándola contra sus testículos,
mientras el enfebrecido frenesí de su excitación tomaba el mando.
—Fóllame —gimoteó, estirando
las piernas del todo.
Edward avanzó lentamente
hasta la cama y le cogió los tobillos con las manos, separándole las piernas.
Bella se colocó el vibrador en la vulva. Era duro y cálido, como debía de estar
el pene de él. De cabeza gruesa, casi demasiado grande para que ella lo
acogiera.
—Pero lo acogerás, ¿verdad,
nena? —preguntó él—. Entero.
—Sí.
—Quieres que lo introduzca
con fuerza en tu coño, ¿verdad?
— ¡Oh, Dios, sí! Fuerte y
profundamente, Edward. Haz que duela.
—Le gusta la dureza, Jacob.
¿Estás preparado para dársela?
—Lo sabes de sobra.
—Boca abajo, Bella.
¡Santo Dios, sí! Precisamente
como le gustaba. Giró sobre sí misma, utilizando una mano para masajearse el
clítoris, al tiempo que se ponía una almohada debajo y se derrumbaba sobre
ella. Metió la mano en el cajón para coger otro vibrador, más delgado en esta
ocasión y grueso en la base. Lo lubricó con manos temblorosas y luego lo
deslizó hacia atrás.
— ¿A quién quieres en tu
culo, nena? —El tono de Edward era rígido debido a la tensión.
—A Jacob. Quiero que Jacob me
folle por el culo.
En ese momento sus dedos se
movían velozmente sobre su clítoris; la fantasía se mezcló con la realidad
cuando se separó las nalgas. Se puso lubricante en el ano y tanteó con el
vibrador pequeño, introduciendo la punta. Jadeó ante la maravillosa sensación.
—Esto va a doler —dijo
Jacob—. ¿Lo quieres violento o que lo haga lenta y suavemente?
—Hazme daño —ordenó ella,
presa de una pasión que la llevaba a un frenesí próximo a la locura—. Deseo que
sea violento, Jacob.
—Lo sabía —dijo él,
inclinándose para lamerle la espalda desde la parte más baja hasta el cuello.
Cuando le mordió la nuca, ella se estremeció y gritó, derramando sus fluidos en
el colchón.
Edward la alzó y se deslizó
debajo de ella. Su grueso pene le rozó el clítoris al colocarse contra su
vulva. Se le tensó la cara cuando él la agarró por el pelo y la obligó a
concentrarse en él.
—Yo primero, Bella. Voy a
martillear ese dulce coñito que tienes mientras Jacob se ocupa de tu culo.
Le encantó su mirada de
intensa concentración, la forma en que la necesitaba. Sólo a ella.
—Sí. ¡Oh, sí! —Eso era lo que
ella deseaba, que ambos la penetraran al mismo tiempo.
Bajó la mano, deslizó el
vibrador grueso entre los labios de su sexo y se lo introdujo profundamente. Su
vagina oprimió el consolador, contrayéndose alrededor de él. Dios, era capaz de
correrse en ese mismo momento.
Todavía no. Todavía no. Se
detuvo, permitiendo que las contracciones aminoraran. No podía correrse ahora.
La fantasía todavía no se había acabado.
— ¿Estás preparada, Bella?
La voz de Jacob; el vibrador
tanteó su ano. Ella lo empujó por la apretada barrera de músculos,
introduciendo el delgado mango y gritando cuando el pene la llenó por completo.
— ¡Oh, sí! ¡Fóllame!
Ella se penetró a sí misma
por partida doble, frotando su clítoris contra la almohada, enloquecida por las
sensaciones mientras se sacaba uno de los vibradores al tiempo que se
introducía profundamente el otro. El silencio de la habitación le permitió oír
los sonidos de succión de los vibradores entrando y saliendo de su cuerpo. Los
sonidos eran salvajemente eróticos, y no le costó nada imaginarse que aquello
era real.
—Eres obscenamente salvaje,
Bella—gimió Edward, elevando las caderas para impulsar su polla hacia arriba.
—Zorra viciosa de culo
apretado —dijo Jacob a su espalda, clavándole los dedos en las nalgas—. Un culo
dulce y caliente, Bella.
Ella se encorvó contra la
almohada, frotándose el clítoris, mientras notaba que se aproximaba al orgasmo.
— ¡Oooh, oh, Dios! —gimió,
poniendo los vibradores a la máxima potencia.
Más y más rápido. Entonces se
corrió y gritó mientras su mundo se hacía pedazos y los fluidos de su vagina se
escurrían por el vibrador, fluyendo por su mano, en tanto que ella lo mantenía
en su sitio mientras las fuertes contracciones la estremecían. Un dulce e
insoportable placer estalló en su interior, y remontó cada sensación,
conteniéndola y sin querer parar nunca.
Se derrumbó, agotada,
empapada, sudando, y completamente satisfecha.
Estuvo jadeando un rato, con
los ojos cerrados y permitiendo que la fantasía llegara a su fin. Ellos la
besarían y le acariciarían el pelo, murmurando lo mucho que significaba para
ellos y cuánto placer les había dado.
Dios, aquello había sido
fantástico.
Cuando consiguió moverse,
salió de la cama y se metió en el cuarto de baño para limpiarse a sí misma y a
sus juguetes.
Al mirarse en el espejo,
Bella no reconoció a la mujer que le devolvía la mirada. Tenía el pelo
alborotado, los ojos vidriosos, la respiración todavía irregular y los pezones
apretados; tenía un aspecto completamente salvaje. Y también condenadamente
sexy.
¿Por qué Mike no lo había
visto nunca? Ella poseía una libido verdaderamente excitable.
Sin embargo él no había ni
siquiera intentado descubrir qué era lo que la ponía en marcha.
Simplemente, se le tiraba
encima, se movía un par de minutos, lanzaba su carga y se dormía, como un
reloj. Nunca le provocó un orgasmo. Ella era tan joven e inexperta, que nunca
se le ocurrió hablarle de lo que le daba placer. Y no es que eso hubiera
significado diferencia alguna. A él no le importaba. Jamás le importó.
—Que te jodan, Mike. Tú te lo
has perdido. Sin embargo Edward y Jacob no van hacerlo.
Más decidida que nunca a
hacer que lo de aquel fin de semana funcionara, permitió por fin que la tensión
desapareciera. Tenía derecho a disfrutar de un poco de diversión. No, tenía
derecho a disfrutar de muchísima diversión. Tenía que recuperar años de falta
de atenciones sexuales y aquella era su vuelta al baile, empezando por este
mismo fin de semana.
Apagó la luz del cuarto de
baño y se metió en la cama, cerró los ojos y se quedó dormida de inmediato.
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He tenido muchas dudas con la publicación de este fic por la duda de que este no este llegando a ojos apropiados, pero debo confiar en ustedes y su actitud responsable, por lo que solo les pido que si tienen menos de 18 años no lean este fic.
El tercer capitulo de esta excelente adaptación, lo mismo de siempre NO ES APTA PARA MENORES.
Disfrutarla y ¡¡¡COMENTAR!!!
5 comentarios:
Uta! Madre mía!
Jajajajajajajajajajajajajaja!
Lo lees y la respiración se te hace superficial y acelerada, mientras que aprietas la boca para que no se te escape en voz alta lo que estas sintiendo.
Ja!
Krizia!
Uf!
Maty, de verdad espero que no vayas a leer esto en la oficina porque tu compañero te va a estar observando alterarte. Ja ja ja! Sorry, no pude evitar la broma.
Definitivamente, esta lectura NO es para chiquitas, por favor!
Krizia, espero el siguiente capítulo y ojalá Coka lo publique pronto.
Sissy
krizia wow... esto esta muy caliente jajaja y solo fue la fantacia y el poder de la imaginacion... k sera de la realidad.. impasiente por leerla jajaja.... y sissy estoy en mi oficina jajaj pero mi compañero esta ocupado y no se dio cuenta jajajja aun k e de confesar k gracias a barios capitulos de los fics aki publicados e tenido noches muy apasionadas con mi marido, y creo k hoy sera una de esas jajajaj... krizia te luces con esta adaptacion espero k se publike el proximo capitulo pronto... porfis krizia y coka
que bueno esta este capitulo, muy bueno me dejo de boca abierta. Muy hot y sensual, mas que una genia krizia como se le puede ocurrir estas cosa. Esperanedo el siguente capitulo. bsssss
Por Dios mujer, quieres matar a una.
Definitivamente eres toda un maestra para lograr experimentar tanta emoción con cada capitulo que escribes. No apto para menores de 18, totalmente de acuerdo, ni para mayores de 80, puede haber ataque cardíaco.
Tremendo capitulo muy caliente y te deja con la respiración agitada y a punto de hacer combustión jaajaja
Y como dice Maty si esto es solo en la imaginación de Bella ya me imagino lo que sucederá en ese fin de semana definitivamente unos días espectaculares le esperan a esos tres.
Excelente tu historia Krizia gracias por compartirla y tienes toda la razón no apta para menores...
Besos nena :D
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