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jueves, 27 de octubre de 2011

MARATON "A LA CAZA DEL VAMPIRO". PARTE 1


En vista y considerando que este blog ha cumplido dos años, les adjunto un maraton de uno de mis fics mas queridos, el primero que escribi y uno de los que ma ha dado mas satisfacciones porque esta escrito a medias con mi querida Alexa Cullen, para las que aun no lo han leido aqui las invito a disfrutarla.
Adjunto la introduccion y los capitulos 1,2,3,4 y 5.


INTRODUCCION

Capitulo escrito por Coka y Alexa


Hola, me llamo Claudia y este es el diario de mi locura.
Soy una talentosa y reconocida ejecutiva de marketing.
Tengo una vida envidiable para muchas, deseada para otras.
A mis casi treinta años se podría decir que estoy en la flor de la vida pero tengo un pequeño problema…..
Estoy completa y perdidamente enamorada de Robert Pattinson.
Hace solo un mes mi marido y yo nos habíamos mudado a Londres.
El, oriundo de esa ciudad, había viajado a Chile mi país natal, por asuntos de negocios. Ahí fue donde nos conocimos y enamoramos.
En esos años fue una verdadera historia de amor.
Cuatro años después, volvía a Londres por cuestiones de trabajo y juntos nos mudábamos permanentemente para empezar una nueva vida en una ciudad completamente desconocida para mi.
Pero ahora era otro hombre el que habitaba en mis sueños.
Me encontraba fascinada por un hombre imposible de alcanzar y de conocer personalmente…


Por lo menos eso pensé hasta esa noche en que vi el noticiario de la BBC.
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CAPITULO 1: LA INVITACION


-Ring, Ring. Ring.
Llamó el teléfono y antes que sonara por cuarta vez lo contestaron.
-Alo ¿Quien es? —. Pregunté apresuradamente.
Miré el reloj.
Conté las horas que teníamos de diferencia y según mis cálculos para ella serían las 4:00 de la madrugada. De pronto la idea del llamado ya no me parecía tan buena.
Pero no podía esperar otras ocho horas para llamar a mi mejor amiga.
Le había conocido por casualidad.
En una librería de Providencia mientras buscaba, en esos días, el último libro de Stephanie Meyer, Luna Nueva.
La locura era tal que solo quedaba en toda la librería una sola copia la cual se encontraba en manos de una joven desalineada que registraba incansablemente el fondo de su mochila.
Me quedé detrás de ella, esperando que comprara o que simplemente por un acto de infinita suerte hubiera olvidado su billetera y no pudiera comprar el tan codiciado ejemplar.
-Maldita sea—. Decía al mismo tiempo en que daba vuelta todo el contenido se mochila sobre el aparador.
Monedas, botones, lápices, dulces y un sin fin de artículos cayeron al suelo mientras escarbaba entre los libros y cuadernos.
-¿Por favor señor me podría reservar esta copia unos momentos mientras voy al cajero por un poco de dinero? —.
—Disculpe—. Le dije sacando mi chequera. —¿Va a comprar ese libro? —.
—Si. Si lo voy a comprar—. Me contestó sin darse vuelta para mirarme. —Apenas encuentre mi billetera lo compraré—.
Ya comenzaba a impacientarme y me crucé de brazos mientras esperaba que pagara o que simplemente se fuera buscar el dinero que le faltaba para poder convencer al vendedor para que me vendiera la tan deseada copia.
—Miren es obvio que tu no tienes el dinero para comprar el libro, yo tengo aquí el dinero y me gustaría comprarlo inmediatamente—.
—Quien se cree que es, no ve que yo estoy comprando el libro? —.
—La señorita tiene razón. Si no tiene dinero para pagar tendremos que venderlo lamentablemente—. Dijo el vendedor retirando el libro del mostrador.
—Estupendo—. Agregué vencedora. —Aquí esta el dinero—.
Sentí pena por ella y traté de ayudarle pero se encontraba tan avergonzada que salió corriendo de la tienda dejando la mitad se sus pertenencias regadas por todos lados.
—Es la segunda vez que viene a comprar el libro y olvida su billetera—. Me dijo el empleado mientras metía el libro en una bolsa con el logo de la librería.
Recogí los cuadernos que ella había dejado y salí de la tienda aun sorprendida por la reacción que ella había tenido, algo tenia zafado esa chica pero no podía evitar sentirme mal por ella.
Llegué a mi auto y abrí uno de los cuadernos.
Fue una sorpresa cuando comencé a leer y vi que no era un cuaderno común y corriente, era un cuaderno de escritos.
En sus paginas se encontraban cuentos, historias cortas, poemas y muchos pensamientos plasmados con talento.
Toda la noche me dediqué a leer sus palabras y comprendí que bajo su simple fachada se encontraba una persona singular.
Afortunadamente en el interior también estaba escrito el nombre y la dirección de la muchacha.
Al día siguiente le llamé y después de disculparme por mi avasallador comportamiento nos convertimos en las mejores amigas del mundo.
Ahora me encontraba a millones y millones de kilómetros de distancia y le estaba llamando para darle la noticia más espectacular de todas nuestras vidas.
— ¿Quien habla? —. Me aventuré a decir, devuelta otra vez en el presente.
Fuera quien fuera de todas maneras ya le había despertado.
—¿Coka?, eres tú? —. Contestó la voz somnolienta al otro lado de la línea y reconocí a mi querida amiga.
—Si soy yo. ¿ Aleee? —. Por un momento pensé que tal vez podría haber contestado el estupido con el cual tenia una relación amorosa. Era todo un sinvergüenza.
—Cokaaa ¿ Como estas?
Justo antes de dormir estaba pensando en ti. ¡Te extraño demasiado! —.
—¿Que haces? —.
— Bueno, no se si recuerdas que existe algo llamado diferencia horaria…
Aquí son las cuatro de la madrugada y como es normal…. estaba durmiendo—.
—Perdona, es que no me di cuenta de la hora que era allá, sorry—.
—Tranquila.
Con tal de que me llames puedes hacerlo a la hora que quieras.
Lo que me recuerda una cosa...
Eres muy ingrata. Ha pasado un mes, ¡un mes¡ y cero llamado a esta pobre loca que se ha quedado en el fin del mundo—.
—Si, lo se.
Pero a mi favor diré que todo ha sido muy agotador. Es difícil instalarse en una casa nueva, imagina en un país nuevo. ¿Me podrás perdonar? —.
—Ok. Ok. Pero solo por que te quiero…. Jajaja—.
—¿Y como estas, que has hecho, como esta todo por Chile? —. Tenía tanto que preguntarle.
Ella estaba terminando la universidad y al mismo tiempo negociando con algunas editoriales para lanzar su propia saga sobre vampiros.
Lamentablemente no le había ido muy bien, en Chile no le veían futuro al genero vampiresco.
—Bueno aquí todo esta igual, nada nuevo—. Me respondió. —Creo que no hay futuro para mi en este país, mejor me iría en México o en España.
Nadie es profeta en su tierra como dice el dicho.
Además me encuentro aburrida de sobre manera ahora que no estas.
¿Cuando tendrás Internet? No te puedo creer que aun no tengas.
Pero cuéntame tu. ¡Cuéntamelo todo!—.
—Aquí, tratando de acostumbrarme.
Las clases de inglés que tomamos me han servido un montón, menos mal por que al parecer hemos venido para quedarnos.
Pero eso no importa, tengo algo realmente importante que contarte.
¿Estas lista? —. Le pregunté saboreando de antemano su reacción. —¡Parece que Robert Pattison estará en Londres la semana que viene!
-¿Te lo puedes creer?. Rodará un spot a tres cuadras de aquí en la plaza del Big ben, yo estoy como loca—.
Esperé algún sonido, alguna palabra de su parte pero al otro lado de la línea no se escuchaba nada.
— Ale, ale, ¿estas ahí? —. Pregunté ahora un poco asustada, posiblemente le habría dado un ataque o algo por el estilo.
— ¡Ale por favor contesta¡ —.
—Hay Clau, estoy tan feliz por ti—. Logró decir, pero su voz sonaba triste, apenada.
—¿Pero Ale que pasa? —
—No me malinterpretes, Coka estoy tan feliz por ti. Es como un sueño… Yo … también… quisiera….— Y sentí como se largaba a llorar.
—Pero Ale no llores.
¿Qué te pasa?. Cuéntame—.
—Estoy llorando de felicidad por ti.
Seguro que podrás verle por ahí, en las calles de la hermosa Londres, mientras que yo estoy aquí enterrada en libros hasta el cuello sin un perro que me ladre—.
—¿Tú crees que te estoy llamando a las cuatro de la madrugada solo para contarte eso?
—¿A no?—. Preguntó entre sollozos.
—Claro que no tontita—.
—¿Y entonces? —.
—Quiero que te vengas. Quiero que me visites y aprovechemos esta oportunidad juntas——Clau… yo no puedo.
¿Qué pasará con mis clases? No puedo dejar botado el semestre así como así.
Además la plata que tengo es para pagar lo que me queda de universidad, no seria justo gastarme todo lo que me dejaron mis padres en un viaje a Londres… Simplemente no podría—.
—Vente.
Te mereces unas vacaciones.
Aquí está mi casa sin problema, ven y ahí arreglamos como lo vemos, de alguna manera resultará.
Además estoy muy sola Edu se fue a otra convención.
Vente y aprovechamos esta libertad—.
—No lo se…—.
—No me digas que no quieres venir por estar con ese tontorrón que tienes por novio.
¡No va a dejar nunca a su mujer por estar contigo! Entiéndelo por el amor de dios.
Solo te quiere por una cosa y seguro que lo hace pésimo—.
—Si… No… Bueno, no es por eso y si… lo hace pésimo.
Clau no se que hacer con mi vida, por un momento quisiera ser como tu, con un futuro, con un hombre que me ame y me trate como reina.
No se que hacer en este país de mierda —.
—Viste. Una razón de más para venir a visitarme.
-Vente amiga, ahí no tienes nada que te detenga—.
El resto de la noche estuvimos viendo las alternativas que teníamos para poder costear el viaje y como intentaríamos acercarnos al dueño de nuestras más alocadas fantasías.
Soñamos, reímos, planificamos y al final de la noche Alexa había decidido que pediría un crédito de consumo en una de las grandes tiendas y viajaría lo antes posible.
Daba gracias a dios por haber sacado juntas el pasaporte y las clases de ingles que habíamos tomado, pensando siempre en una posible visita las próximas vacaciones, quien hubiera creído que le serian útil antes de lo pensado.
La noche terminó para ella y para cuando amaneció el plan estaba listo.
Partiría en los día siguiente para estar el fin de semana en Inglaterra, había demasiado más por planificar.
Una vez que corto Alexa comencé a pensar rápidamente de qué forma podríamos acercarnos a nuestro amado Robert.
Hice un par de llamados a mis amigos y antiguos compañeros de trabajo que ahora se encontraban en España para averiguar si alguien conocía a la agencia que gestionaría el spot.
Y lo averigüe, me dieron un teléfono y me encontré al otro lado del auricular con un productor con el que trabaje años en Chile, estuvimos riéndonos y conversando un buen rato, hasta que por fin le toque el tema.
—Oye Pato. ¿Verdad que ustedes harán el comercial de Heineken con Robert Pattison por aquí por estas tierras?—. Le dije intentando parecer sólo curiosa.
—Si claro. Eso será todo un problema.
No te imaginas lo difícil que será.
Con toda la seguridad que este tipo requiere, es que hasta Scotland Yard estará para cuidarlo, parece que últimamente no puede ni salir a la calle, hay cada loca amenazando tirársele encima, besarlo, sacarle la ropa.
Creo que hasta teme que lo secuestren, esta paranoico imagínate... —.
—Uf si lo imagino—. No sabía porque pero esa última frase se alojó en mi mente. —Bueno, mira yo se que hace tiempo que no participo en algo como eso pero te molestaría que pudiera ir a verlo—. Patricio me debía mucho desde que le había ayudado a fundar su propia compañía, además sabía que me tenía un secreto cariño que iba un poco más allá de lo laboral.
—Mmmm , Clau—. Contestó un dudoso. —La verdad es que va a estar súper difícil, Todo esta protocolizado.
Algunos ni hablarle pueden, todo será muy estricto, un coñazo tía—.
Se quedó un momento en silencio y reprimí mis ganas de presionarlo un poco más.
—Pero bueno—. Contestó al final. —Veré que puedo hacer—.
En ese momento traté de no gritar y de decir las locas palabras que se me venían a la cabeza.
Mantuve la compostura hasta que corte el teléfono.
Sabía que aun era temprano para celebrar pero no pude evitar sentirme emocionada solo con la esperanza de que nuestros sueños se hicieran realidad.
Me quedé pensando que ese sería el mejor regalo de cumpleaños para Alexa. Poder verlo cerquita aunque no pudiésemos hablarle, lo importante es que estaría ahí, delante de nuestros ojos, de carne y hueso, luciendo tan bello, perfecto y hermoso como solo él puede serlo.
Durante lo que quedó de mi noche mantuve los dedos cruzados y me encomendé a cuanto santo conocía hasta que sonó mi teléfono.
—¿Clau, eres tú?—. Preguntó Patricio, mi amigo español.
— Si. Cuéntame—.
—Ahora tu debes una, en verdad aquí te pago una gorda, fue casi imposible, ya sabes lo imposible lo hacemos para los milagros necesito un par de horas, lo recuerdas? Era tu lema, jajaja—.
—Si lo recuerdo —. Este tipo era increíble, no podía creer que aun pasado tanto tiempo recordara nuestro lema de trabajo. —Pero por favor cuéntame—. Agregué un poco nerviosa por tanto rodeo.
—Que tú serás parte del catering, ¿Qué te parece?—.
—¡Pero Pato en mi vida he servido una taza de té! —. Ya me veía con uniforme sirviendo a todo el mundo en el rodaje.
—Clau están tan pesados los tipos que de otra manera será imposible. Este fue el milagro que conseguí para ti—.
¡Maldición!. Esa no era la manera glamorosa que tenía pensada para conocer a mi actor preferido.
—Ok, ok te lo agradezco, ahí estaremos con delantal y sonriendo, jajaja—.
—¿Como estaremos?, ¿No eras tú sola? —.
—Nooo Pato, pero como vas a creer que yo sola atienda todo un rodaje. ¿Estás loco? —
—Ufff..., pues veremos… tu siempre poniendo lo difícil mas difícil—.
—Para mí es un hecho, ¿No me dijiste que era un milagro?, bueno a rezar entonces, besos, ¡te quiero! Una vez más eres ¡el mejor! —.
Cuando corte los oídos se me cerraron estaba que reventaba de felicidad, esto era lo máximo y no podía esperar para contárselo a Alexa. Tal vez le daría un infarto en el mismo aeropuerto.
Que buenas noticia eran pero un pequeño eco en mi mente seguían y seguían sonando las palabras que mi amigo había pronunciado en la tarde…
“Hasta Scotland Yard estará para cuidarlo, parece que últimamente no puede ni salir a la calle, hay cada loca amenazando tirársele encima, besarlo, sacarle la ropa.
Creo que hasta teme que lo secuestren, esta paranoico imagínate... “
No sabía porque seguía y seguía pensando en ello y esa noche no pegué un ojo. ¿Porque estaban todos tan preocupados por la seguridad de Rob estaría en peligro?.
Mmm eso no me gustaba.
Con tanto loco suelto, mmm…


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CAPITULO 2: LA SORPRESA


Capitulo escrito por Alexa


Diario de Alexa
Santiago, noviembre 17 de 2010.


Nunca había pensado si me daba o no miedo volar…
Lamentablemente ahora era demasiado tarde.
Contuve la respiración cuando el avión comenzó a despegar pero de todas formas sentí esa desagradable sensación en la boca del estomago.
Tiré una vez mas del cinturón de seguridad y me aferré a mi asiento apretando fuertemente los ojos.
De nada servia lamentarme, ya estaba en camino.
Quien hubiera pensado que yo, en un acto de total demencia viajara tan inesperadamente.
Me había endeudado a tres años para comprar mi pasaje y dejando mi tan predecible, monótona y segura vida.
Tal vez para algunos toda la situación resultara completamente extraña y dificil de comprender.
Y quien hubiera creido que la misma mujer que prácticamente me había humillado delante de toda un librería, hace dos años atrás, me invitaría a comenzar mi primera aventura.
Aquella mañana, hace dos años, me había levantado temprano.
Cristian dormía profundamente, no tardaría levantarse, vestirse apresuradamente y salir corriendo, como lo hacia cada vez que pasaba la noche junto a mi.
Solo meses después comprendí el por que lo hacia, solo meses después confesó que aun vivía con su ex-mujer.
Y yo siempre esperé que la dejara, siempre esperé que se mudara junto a mi pero él nunca lo hacia.
Y yo siempre le creí cada vez que prometió hacerlo y dos años después le seguía creyendo.
También le creí cada vez tomó mi dinero sin pedirlo.
Siempre creí que me devolvería y lo peor de todo era que le perdonaba.
Pensaba que todo lo mío era suyo y lo suyo…. Bueno él no tenia nada que ofrecer. ¿Pero acaso el amor no se trata de eso? ¿De dar sin esperar nada a cambio?. Pues eso hice yo, di, di, di, aun y cuando ya no me quedaba nada más que dar.
Di mi amor propio, mi ser por completo.
Me acostumbre a no esperar nada a cambio, me acostumbre a fingir orgasmos a contener las lagrimas cuando me sentía vacía y sola.
Sin embargo de alguna u otra manera le estaba agradecida.
Si él no hubiera robado mi dinero, una vez más aquella mañana antes de irse, no habría conocido de manera tan extraña a la persona que hoy era mi mejor amiga.
Por eso le perdoné que tomara el dinero que tenia para comprar mi libro.
Y el resto de la veces lo hice simplemente para que no me dejara, por que fuera como fuera solo a él le tenía.
Pero hoy era distinto, hoy era yo quien le dejaba.
Metí todas sus cosas en una bolsa de basura y le pedí al portero de mi edificio que se las entregara junto a una nota de despedida.

“Cristian:
Me voy.
No me busques, no me encontraras.
Lo que me diste fue siempre muy poco.
No te guardo rencor, si lo hiciste fui yo quien te lo permitió.
Por eso te dejo, por eso me voy.
Te agradezco todas la veces que no dijiste que me amabas, por todos lo besos que no me diste y te agradezco que no estuvieras ahí cuando necesité un abrazo.
Agradezco significar tan poco en tu vida y que de esa manera hoy me sea más fácil decirte adiós”

Hoy comenzaba a vivir mi propia vida y no sabia en que terminaría toda esta locura pero la recibía con los brazos abiertos y la abrazaría el tiempo que esta durara.
Después del tercer vaso de Whisky ya no sentía ni mis piernas y me sumergí en las profundidades de mis mas inconcientes sueños.
Al llegar al aeropuerto Coka me esperaba impacientemente.
Nos tomamos de las manos y comenzamos a saltar como quinceañeras.
Era muy bueno estar nuevamente junto a ella.
Luego de comentar el vuelo me miró seriamente y me dijo:
—Ale te tengo que decir algo—.
Sentí de pronto la boca seca y no era producto de la resaca.
Contaba con su hospitalidad para vivir el tiempo que durara mi visita, no me veia vagando en las calles de Londres sin tener donde dormir.
—Que ha pasado Coka—. Le dije valientemente.
¿Se puede decir que uno a viajado a un país aun y cuando solo a visto el aeropuerto?
Fuera lo que fuera prefería que me lo digiera ahí mismo para poder sacar de inmediato mi pasaje de vuelta a Santiago.
—¿Pero Ale que te pasa? Estas blanca como un papel—.
—No… pasa nada… Dime por favor—. Le pedí ignorando el malestar en mi estomago.
—Vamos a conocer a Robert en persona…—
Y fue lo último que logré escuchar claramente.
La voz de Coka se fue disolviendo en mi conciencia hasta que todo quedó en silencio.


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CAPITULO 3: CAMBIO DE PLANES


Capitulo escrito por Coka


Diario de Coka
Londres, 18 de noviembre del 2010.




Estaba pegada al teléfono esperando que sonara para recibir las indicaciones que nos llevarían directo a la gloria… (esperaba la llamada de mi amigo Pato, diciéndonos ¿donde y cuando? debíamos presentarnos para la filmación, solo quedaban dos días!), pero la llamada no llegaba. Justamente estaba pensando en eso cuando las noticias en la televisión llamaron mi atención.
“Es una locura lo que está sucediendo en la plaza del Big ben, son más de 500 chicas las que llevan aquí desde ayer buscando su mejor ubicación para ver a su Ídolo, Robert Pattison, aun quedan 2 días para la filmación y esto ya parece Woodstock. Entrevistamos a algunas de ellas y dicen que harán lo que haga falta para poder estar cerca del famoso actor”
Continúe mirando el noticiero y la cosa pintaba fea, mientras mas expectación se creaba en torno al famoso comercial, mayor eran las posibilidades que en último momento nos bajaran del proyecto.
“—Mmmm, esto pinta feísimo—”. Me dije mientras la cabeza se me llenaba de malos augurios. “—¡Y Pato que no llama!—“
La espera ya se estaba transformando en angustia.
Intenté dormir pero fue imposible, las horas pasaban lentísimo y lo único en que podía pensar era en que pronto estaría con mi gran amiga y que no podía decirle que había tratado pero no lo había logrado, la sorpresa sabría muy amarga.
Finalmente me dormí por eso de las 6:00 AM y cuando desperté salí corriendo a medio vestir
“—Tonta cómo pudiste quedarte dormida en un día tan importante—”. Me reprochaba con los dientes apretados, mientras corría por las calles en dirección al aeropuerto.
Además aun no me acostumbraba a manejar en el sentido contrario de las calles y como era natural me puse a llorar de rabia porque ya me veía estrellada contra algún vehículo o cualquier otra cosa, era difícil determinar las distancias desde la otra esquina.
Ufff. Pero pensaba en Alexa y me la imaginaba sola en el aeropuerto esperándome eternamente, abandonada.
¡¡Nooooo!!. Debía llegar.
Entré corriendo como las locas por la entrada principal en dirección a la pantalla de arribos y me percaté que su vuelo venía con retraso y recién ahí pude respirar.
Entonces pude pensar en cómo le daría la noticia.
“Debí haber traído una cajita con el papelito dentro”.
“Debí haber traído un corpóreo de Robert Pattison para darle la buena nueva”…“Debí, debí”… En fin ya no lo había hecho y lo único que tenía claro era que debía decírselo lentamente porque le podía dar algo, pero apenas la vi por la puerta de arribos salí corriendo y me arroje a sus brazos, saltando como canguros y llorando de alegría.
Mientras la ayudaba con sus maletas ella me contaba el viaje muy entusiasmada, pero yo no la escuchaba lo único que podía pensar era “—¿Como se lo digo?—” , y se lo solté sin más…
—Ale te tengo que decir algo—.
Ella me miro con los ojos redondos: —Que ha pasado Coka—. Me dijo mientras se empezaba a poner blanca como mi vampiro
—¿Pero Ale que te pasa? Estas blanca como un papel—. Le dije mientras le frotaba el brazo.
—No… pasa nada… Dime por favor—. Me dijo en un hilo de voz.
Entonces sin más se lo solté en forma atropellada y sin anestesia:
—Vamos a conocer a Robert en persona…—
En ese momento Alexa cayó al suelo como un piano desde un décimo piso, no pude afirmarla se fue en piquero al suelo.
—Ale, ale, despierta.
Dios mío que me asustas, ale por favor!!— Le dije mientras trataba de pararla y se me acercaron varias personas a ayudar.
—Esta ebria—. Dijo uno de los que se acerco.
Gire para mirarlo con odio.
—Y a usted que le importa, váyase de aquí—. Le respondí apretando los dientes llena de odio.
En ese momento Alexa abrió un ojo y me miro,
—¿Es verdad lo que escuche?—. Dijo mientras se sobaba la cabeza.—Si claro que es verdad—. Contesté con una gran sonrisa.
Le conté todos los detalles, por lo menos 4 veces, mientras nos íbamos a casa. Alexa estaba pero que no podía en su cuerpo, saltaba de alegría.
—Bueno, ¿Como te has sentido aquí”?, estás viviendo como los Volturi con tanto lujo, jajaja—. Decía mientras se doblaba de risa.
—De nada me vale, estoy más sola que el perro, Edu se la pasa de convención en convención siempre fuera del país casi la mitad del mes, los restantes días vuelve tardísimo y cuando llega esta muy cansado, yo lo entiendo esta es una gran oportunidad y debe dedicarle bastante tiempo.
Y esa es mi vida, muy lejos de los míos y muy sola—. Le dije mientras le preparaba un café para que despertara de una vez aunque no sabía si era necesario, Alexa estaba hiperventilada.
—¿Pero y porque no tienes un hijo?—. Preguntó con cara extrañada.
—La verdad es que un hijo es una gran responsabilidad y quiero que la crianza sea compartida, para que traer un hijo si estaremos los dos igual de solos, nada cambiara, Edu me ha prometido que solo serán 3 años —. Le respondí esperanzada, aunque me parece que será mucho más que eso.
El resto del día estuvimos acordándonos del encuentro que armamos con otros fans que conocimos cuando se estreno Luna Nueva, fue increíble, ese día volvimos a los 15 otra vez, hoy 2 años después volvíamos a sentirnos así.
Llegó la noche y seguíamos hablando, solo el sonido de las tripas nos dijo lo tarde que era.
—Edu se fue hace dos días a Francia y aun no llama, bueno estará ocupadísimo, ya me llamara en cualquier momento—. Le decía mientras preparaba algo para cenar.
Yo sabía que Alexa me conocía bien y sin mirarla sabia que me miraba de reojo con tristeza porque ella adivinaba que mis ojos estaban llenos de lagrimas.
—¿Sabias que cuando éramos novios no podíamos parar de hablar?. solo soltábamos el celular cuando estábamos juntos, nos amanecíamos hablando, que sed teníamos el uno del otro, era casi una droga estar conectados, hoy miro hacia atrás y de ese sentimiento ya no queda nada—. Agregué mientras con el revés de la mano me quité muy escondida la lagrima que ya rodaba por mi mejilla.
Lo peor de todo es que aun le amaba intensamente pero el tiempo y el desamor tenían mi corazón muy lastimado.
Me había venido al otro lado del mundo con la esperanza que un nuevo comienzo seria una nueva oportunidad para nosotros, Edu estaba tan entusiasmado que nuestra conexión revivió mientras duro todo el proceso del cambio pero a 1 mes de llegar éramos otra vez dos extraños.
—¿Bueno y a qué hora es y donde?—. Preguntó entusiasmada mi amiga para cambiar el tema.
Esa era justo la pregunta que no quería oír, porque tendría que decírselo, entre nosotros no existían los secretos.
—Este…bueno…me tienen que llamar—. Los ojos de Alexa se pusieron muy tristes, ahora éramos dos locas muy tristes. —Pero tranquila, ya sabes que soy bruja y llamará mi amigo en cualquier momento para darnos los datos—.
—Ahora ya no hay vuelta atrás, ahora solo quiero verlo. Me niego a volver sin verlo—. Expresó Alexa envalentonada, y soltamos una risa al unísono, el ruido del teléfono nos dejó heladas…corrí por el pasillo a contestar la llamada..
—¿Hola amor, estas ahí?—. Saltó el contestador
—Si aquí estoy amor, llegó Alexa, está conmigo (edu al otro lado del teléfono no oía nada)
Amor te llamo solo para que sepas que estoy bien, en Francia tenemos una tormenta horrible y es casi imposible comunicarse (se oía interferencia), te llamare apenas pueda, te amo, cuídate... Y el teléfono se corto...
Otra vez sola a este lado del teléfono, bueno esta vez no estaba sola, Alexa estaba conmigo, me reí sola.
—¿Te parece que hagamos una maratón de Crepúsculo, hasta Eclipse? —- Le dije cambiando de tema.
—¡¡¡Siiiiiiiiiiiiii!!—. Gritamos las dos, era nuestra veinteava vez, nos preparábamos sicológicamente para cuando Amanecer se estrenara estuviéramos con las imágenes frescas.
Durante la noche volvimos a llorar, reírnos, suspirar y reafirmar nuestro amor por La Saga, al final de la tercera película estábamos nuevamente comprometidas en matrimonio con Edwards.
Ring, ring, ring… Sonó el teléfono.
—¡Alo!—. Dijo un acentillo español al otro lado del auricular.
—¡Patoooooo, por fin eres tú!—.
—Escúchame Coka, no tengo mucho tiempo, hay un cambio de planes—. La sangre se me heló y sólo tuve oxigeno para decirle:
—¿Que?—
—En 20 minutos te pasara a buscar una camioneta para llevarte al plató donde se filmará el comercial—.
—¿Pero ahora?—- Le dije entre feliz y horrorizada
—Si. Cambio de planes guapa, se está liando la de Dios en la locación del comercial y Robert P. dice que no va ahí ni de coña, por lo que la grabación es secreto de sumario. Tu solo estate lista cuando te pasen a buscar de lo contrario se van sin ti, no hay tiempo.
Esto es una locura Coka, ya te contare, este tipo me tiene hasta los huevos, se cree Michael Jackson, estoy que mando todo a la mierda, si no fuera por la pasta.
Bueno, lo dicho guapa, nos vemos…
Ahhhh, no preguntes nada al chofer, ya te contare—. Cortó y nosotras nos miramos perplejas, el sueño comenzaba.

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CAPITULO 4: AMOR A PRIMERA VISTA


Capitulo escrito por Coka y Alexa


Diario de Coka
Londres, 19 de Noviembre


Debían ser cerca de las 5:00 am. cuando corté el teléfono.
Había logrado mantener el ritmo normal de mi respiración durante todo el tiempo que duró el llamado, pero sucumbí ante la falta aparente de aire en mis pulmones.
En un intento casi patético por recuperar la normalidad inhalaba profundamente, podía sentir que estaba al borde de un ataque de pánico.
—Ale... —. Logré decir.
—¿Qué pasa? —. Contestó esta con las pupilas completamente dilatadas. —¿Coka?, por favor dime que pasó.
¡Se fue todo al carajo…!¿Es eso? —.
—Alexa…— Dije tratando de recobrar el control sobre mi misma. —En veinte minutos más, pasaran por nosotras—.
No había nada que yo pudiera hacer por controlar el inminente ataque de ansiedad que estaba comenzando a experimentar.
Caí de rodillas cuando estas no fueron capas de soportar el peso de mi cuerpo.
Alexa corrió hacia mi asustada al ver el estado en el cual me encontraba, intentando por todos los medios que yo volviera a la normalidad.
—Coka, pon la cabeza entre las piernas.
Inhala…. Exhala. Otra vez, inhala…. Exhala. Así, muy bien. Respira, respira—. Me guiaba.
Entonces cuando vio que los colores volvían a mi rostro me preguntó:
—¿Que me has dicho?. ¿Quien pasara por nosotras? —.
—Un….. coche—.
—¡Que!. ¡Dios mío!.
¿Y que haces tu ahí en el suelo?. Muévete Coka, si te tiene que dar algo que te dé después.
¡Apúrate! —. Exclamó mientras agarraba cosas de su maleta y las metía en un bolso de mano.
—¡Tu pasaporte! —. Le recordé al ver que lo había olvidado sobre la cama.
—¡Mierda….. mi pasaporte! —.
No podía creer que todo estuviera pasando tan rápido, había pensado toda la tarde en que buza me pondría, y había elegido unos lindos zapatos que hacían juego con cartera favorita.
Pero todo de iba al carajo, ya que ni tiempo tenia de cepillarme los dientes.
El ruido de una bocina me sacó del trance, automáticamente busqué mi cartera y salí corriendo escaleras abajo.
—¡Alexa apúrate!. ¡ Dios mío te juro que me voy sin ti! —.
Entonces escuche sus pasos a pocos escalones detrás de mi.
—Qué bonito. Yo dándote apoyo moral para que no te diera un ataque al corazón y tu a la primera oportunidad me dejas—.
Entonces paré de golpe y ella se estrello contra mi.
Por poco pasa volando sobre mi cabeza.
—¡Pero Coka! Si no quieres ir conmigo me lo dices y ya… no es necesario que me mates….—.
—Lo siento—. Le dije aguantando la risa nerviosa que luchaba por salir de mi boca.
—Estas loca de remate…—. Me contestó largándose a reír. —Vamos pronto que el coche nos deja—.
Frente a la casa nos esperaba una Van azul con vidrios polarizados con la puerta abierta.
Sin dudarlo por un momento nos metimos en ella.
Al entrar en ella la luz se apagó y quedamos a oscuras. Un vidrio separaba los asientos de los pasajeros de los del chofer y un segundo después la camioneta partió casi sin hacer ruido.
Debieron pasar algo así como 15 minutos en que seguíamos sin respirar, hasta que de pronto Alexa reacciono.
—Disculpe…. Señor—. Dijo aclarándose la garganta. —Disculpe, a donde nos dirigimos? —Pero nadie contestó.
Nos miramos extrañadas, confundidas y sobre todo… nerviosas.
—¡Señor! —. Volvió a decir esta vez con un tomo más fuerte. — Me podría decir a donde nos dirigimos…—.
Nuevamente silencio.
—Esto se estaba poniendo raro—. Pensé en voz alta.
—¿Raro? Pero Coka. Tu dijiste que…. —.
No quería asustar a mi amiga. ¿Pero que pasaría si ese no era nuestro transporte? ¿Y si era el transfer de alguien más y si nos habíamos subido sin preguntar de manera alocada e irresponsable, y si el verdadero transporte había pasado? y se había ido llevándose con ello nuestro más acariciado sueño...?
Entonces me pareé y golpeé fuertemente el vidrio.
—¡Señor por favor responda! —. Hablé con voz muy poco amigable.
Un sonido de micrófono salió de los costados de la Van.
—No estoy autorizado a entregar ningún tipo de información, me podría costar el trabajo—.Dicho esto corto.
Entonces recordé lo que me había dicho Pato:
“Una cosa más…., no preguntes nada al chofer, ya te contaré”
Yo intentaba controlar mi respiración y el corazón que se me salía por la boca a punto de una embolia pulmonar, Alexa se peinaba de manera frenética con una de las pocas cosas que había echado al bolso, su querido cepillo anti friz, con el único que dominaba lamelena de rizos que le llegaba casi a la cintura…la escena era de sanatorio, no se cual de las dos estaba más histérica.
Me controlé y me armé de valor.
—¿Podría por lo menos decirnos a donde vamos?. Volví a preguntar haciendo caso omiso de las palabras dichas por mi amigo. —Es que estamos un poco nerviosas, eso es todo—. Agregué con un toque de complicidad y suplica.
—Bournemouth—. Respondió el hombre al otro lado del vidrio y entonces cortó para nunca más volver a hablarnos.
Bournemouth, Bournemouth… Decía tratando de encontrar en mi mente toda la información relacionada a esa ciudad.
Entonces recordé y sin dejar de mirar por la ventana le comenté a Alexa.
—Es un centro turístico costero ubicado en la costa sur de Inglaterra.
Sus playas son increíbles Alexa, algún día iremos te lo prometo—.
—Pero que loca eres…. Si ahí vamos—.
Entonces un poco más relajadas nos reímos.
Ya comenzaba a amanecer cuando finalmente y luego de casi dos horas de viaje, la camioneta se detuvo y alguien abrió la puerta.
—¿Porque son dos personas? —. Preguntó un hombre alto con cuerpo de gorila que llevaba una carpeta y unos audífonos en el cuello.
—No lo sé, a mi me cito Patricio Arana y me dijo que trajera una mesera—. Le respondí rápidamente inventando mientras maldecía a Pato por no estar atento de los detalles. Eran errores como este los que podían dejarnos fuera.
—Mmm. No. Era sólo una persona.
Una de ustedes tendrá que irse—. Dijo mientras nos miraba de pies a cabeza, primero a mi y luego a Alexa.
Entonces muy molesta me crucé de brazos, cuadré mis hombros, enderecé mi espalda y levanté mi cabeza, demasiado orgullosa para bajar siquiera un centímetro los ojos.
—No me hicieron venir hasta aquí para luego enviarnos a casa—. Dije vehementemente en un tono un poco insolente para gusto del productor quien se sacó los lentes y estaba dispuesto a enviarnos a ambas de regreso a patadas…
—¡Coka! —. Gritó alguien desde lejos… Era Pato.
Volteé a mirarlo en el momento que el alma me volvía al cuerpo. Alexa me miraba con los ojos llenos de lagrimas a punto largarse a llorar.
—Patricio—. Respondí intentando que el gorila no notara nuestra relación.
—Tranquilo Donald, ellas son del catering.
Sólo una persona es muy poco, daríamos un servicio poco eficiente—. Le explicó tratando de parecer relajado aunque yo que lo conocía sabia que se estaba jugando bastante en esto.
—Bueno, tu mandas, si dicen algo diré que tú lo autorizaste, ya sabes lo estrictos que están—. Se volteo hacia nosotras y nos dijo:
—Las reglas están claras me imagino, ¿no? — Y nos volvió a mirar con los ojillos de rata malévola que tenia.
Asentimos con la cabeza sin decir palabra alguna.
—En marcha—-. Hablo ahora Patricio, acercándose luego a mi y me dijo por lo bajo:
—Las reglas aquí son no hablar si no les hablan y no molestar para nada al elenco, no miren a Robert P. a los ojos y manténganse en sus puntos, ok? —.
Su tono era suave pero había debajo de todo aquello me dejaba ver la seriedad de todo el asunto.
—Otra cosa. Coka yo se que te cuesta, pero intenta ponerte en tu papel.
Aquí eres el catering, esto me puede costar el trabajo si sospechan algo—.
Luego dejó de mirarme y nos apuntó unos camarines para que nos cambiáramos y lo esperáramos en un punto que nos señaló.
Caminamos derecho y riéndonos solas aun sin poder creer lo que estábamos viviendo, justo en ese momento, algo nos dejó heladas…
Era Taylor Lautner, saliendo de un trailer quien se cruzaba justo en nuestro camino.
Nos quedamos con la boca abierta, todo el espectáculo era verdaderamente patético.
—¡Dios mío! —. Dije sin ningún pudor.
Miré a Alexa y ella estaba en estado REM.
Taylor sonrió y si hubiera sido posible hubiera muerto justo ahí, habría muerto de amor.
Él siguió avanzando, yo por nada del mundo dejaría pasar una oportunidad como esa.
—¡Tay! —. Le grité y el volteó hacia nosotras. —¡De verdad que eres bello—.
Mis estupidas palabras le arrancaron una sonrisa dejando al descubierto sus perfectos dientes blancos.
—Gracias—. Me respondió.
Y eso podría haber sido todo.
Dignamente habría expresa mi admiración por él. Pero lamentablemente no pude detenerme….
—Te puedo decir que lo mejor que pudieron hacer fue mantenerte en el elenco, tu actuación en Luna Nueva fue magistral, te veías tan dinámico, tan salvaje, tan guapo… —. Con cada que palabra que decía caminaba hacia él hasta que por fin le tuve junto a mi.
Tome su brazo a la altura de los bíceps y le dí un pequeño apretón sintiendo la dureza de sus músculos entre mi mano.
Me encontraba en el paraíso y fue Alexa quien me despertó:
—Coka, suéltalo—. Me dijo en voz baja —Estás loca, nos van a sacar de aquí con guardias—.
—¡Taylor disculpa! —. Le habló ahora a él.
Entonces volví a la realidad y vi como el gorila con ojos de rata, venía hacia nosotras caminando rápido sin despegarnos los ojos de encima.
Cuando llegó hasta nosotros tres le hablo a Taylor sin siquiera mirarnos.
—¡Disculpe, no volverá a suceder! —.
Luego se retiró indicándonos que le siguiéramos.
Alexa volvía a llorar pero esta vez de rabia.
—Te voy a matar Coka, te lo juro—. Murmuraba entre dientes mientras caminaba siguiendo la ruta que nos señalaba el productor.
—No sé quien las recomendó y porque están aquí, pero les diré que a la próxima indiscreción, estarán fuera del plato en 2 minutos. ¿Entendido? —. Me miraba ahora solo a mí.
Yo apretaba los dientes mientras me tragaba la saliva que feliz le habría tirado a la cara
“—¡¡Maldito!!, ya verá, sólo con dos llamadas a las personas adecuadas y estará en la puta calle en sus mismos dos minutos, no sabe quién soy yo—” Pensaba echando chispas por los ojos.
Moría de rabia y lo peor era que por el momento, estaba obligada a aguantarme todo lo que viniera…Rob lo valía.
—Mmm, Señor disculpe es que perdí un poco el juicio pero le juro que no volverá a suceder, le doy mi palabra—. Dije tragándome mi enorme orgullo, pero era orgullosa y no tonta.
Ese hombre no nos alejaría de nuestro sueño, no ahora.
—OK, así lo espero por su bien—. Y dicho esto se alejó nuevamente.
Entonces de la nada sentí la voz de mi amigo patricio y no pudimos evitar dar un salto,
estábamos demasiado nerviosas.
—Coka, ustedes estarán presentes durante toda la filmación pero júrame que no vas a cometer ninguna locura, por favor—. Me pidió Pato asustado.
—A ver Pato, tú me conoces cuando me he desubicado? —, Le respondí cínicamente, ignorando lo que había pasado hace medio minuto con Taylor.
Alexa mientras tanto miraba con la cabeza giratoria, como lo hacia Linda Blair en “El Exorcista”, atenta a cada movimiento por si lo veía.
—¿Ves alguien mi Alexa Lechuza? —. Le pregunté sin dejar de reírme de ella.
—¿Pato ¿que hace aquí el lobo? —. Le consulté aprovechando que él había creído mi actuación de mujer juiciosa y controlada.
—¿Que lobo? —. Dijo extrañado.
—Ya sabes… Taylor. —.
Me explicó que también era protagonista del comercial.
— Tiene a todas las tías igual de piradas por él, pero no exige nada y es muchísimo mas simpático que el gilipollas ese—.
—No es ningún gilipollas—. Dijo Alexa un poco alterada.
Le di un codazo mientras la empujaba para atrás.
—Pato, te pasas un poco, el pobre tipo esta estresado, hace menos de un año casi lo matan esas locas que irrumpieron en la alfombra roja, ¿no te acuerdas?. Contesté para apaciguar los ánimos.
—Eso no fue nada solo un par de locas fuera de sí—. Contraatacó Patricio restándole importancia.
—¿Solo un par de locas?. Eran como 100 locas y dudo que fuera nada, por algo estuvo 3 días sin recuperar el sentido, que si no lo rescatan esas locas lo matan—. Dije yo ahora muy molesta.
— Ustedes porque aun no se han puesto el uniforme—. Pregunto otro que venía también con audífonos, parecía que ese día hasta los ratones nos basurearían… Con lo mala que era para acatar órdenes, esto sería más difícil de lo que había pensado.
—Síganme—. Nos ordenó.
Luego extrajo unos paquetes de la parte trasera de una camioneta y nos los entregó.
Casi me muero cuando me pasan una maya y un gorro tipo chef.
—¡Noooooooo!, olvídenlo yo no me pondré eso—. Le dije al hombre de los audífonos.
—Yo si—. Agregó Alexa detrás de mí, extendiendo las manos para recibir los feos accesorios.
—Ok, usted entonces, ¿se queda o se va? —. Me preguntó secamente.
—Démelo—. Respondí mirando con odio a Alexa y nos dirigimos tras bambalinas para cambiarnos.
—Te volviste loca, es que seremos además del servicio, las más feas del plato, cual es la idea Alexa? —. Le interrogué muy enojada.
—Mira Coka, yo te adoro, pero como ya vi que vas de agrandada, cuando te dijeron que debíamos ser invisibles, yo no estoy dispuesta por nada del mundo a perder esta oportunidad, si te quieres ir como sea de este lugar, ¡allá tu! —. Me respondió ella igual de enojada.
—Ok, ¿parece que te estás olvidando gracias a quien estamos en este circo hoy? —. Le tan seria que enseguida nos miramos y nos largamos a reír a carcajadas, jamás nos habíamos enojado y ahora parece que esto estaba cambiando nuestro ánimo, lo que no permitiríamos que pasara.
—Bueno—. Respondió ella. —Te perdono por todo…. Tienes razón Taylor, es que esta para comérselo. Mira que parece un Dios Griego—. Decía mientras se mordía el labio y se vestía.
—Es mucho más alto de lo que imaginaba y mucho más bello, parece que los dioses lo esculpieron—. Comenté también mientras nos reíamos bajito para evitar miradas.
Nos pusimos donde nos dijo el pesado de los audífonos y alguien me toco el hombro, me di la vuelta y era la el gorilon nuevamente.
—Señorita podría cerrarse los botones de la blusa—. Sugirió mientras me señalaba el escote.
Es cierto había intentado el típico artilugio del escote, ya que debía parecer calva con el gorro, por lo menos me vería un poco sexy, pero me habían atrapado con las manos en la masa.
—Abotónese hasta arriba la camisa por favor—. Me ordenó irónicamente.
Seguro era gay, en estos cargos de coordinación sólo funcionan bien las mujeres y las locas, porque lo que tienen de histéricas lo tienen de minuciosas.
—Estas jugando chueco—. Reclamó Alexa riéndose de mi. —¡Claro como tengo busto de niñita de 15! —.
—¡Chicas! —. Nos llamó Patricio acercándose. —¿Como están? —. Pregunto nervioso mirando hacia todos lados.
—Este tipo debe estar por llegar, me acaban de llamar—. Continuó al tiempo en que miraba su reloj.
Aparentemente Robert tenía una hora de retraso y mi amigo estaba un tanto intranquilo con su demora.
Mientras estaba allí con nosotras le pregunte cuánto duraría la filmación, me contó que una semana porque como Robert P., estaba en plena filmación de Amanecer, debía volver un día y regresaría para terminar.
Entonces me hice una idea del kilombo que había tenido que montarse para poder darle en el gusto a todos los requerimientos de agenda, además que debe haber estado costando una fortuna todo aquello.
En ese momento recordé que no había traído ni ropa interior y que estábamos en mitad de una reserva a kilómetros de alguna tienda.
—Pato, ¿tu donde te estás quedando? —. Le pregunté.
Entonces el dijo que se estaba quedando en un Hotel y que nosotras lo haríamos en un hostal que había contratado la producción.
Esto se ponía cada vez peor.
—¡Llego! —. Gritó de pronto. Al parecer le habia avisado por Sonopronter.
La sangre se me heló.
Vimos como se acercaba una van la cual se estacionó a unos cuantos metros de nosotras.
Y ahí estaba él, bajando del coche con lentes oscuros y con cara de agotado por el viaje.
Mi amigo avanzó hacia él y un sequito de acompañantes se movió con el.
Luego nos explicaron que eran sus guardaespaldas.
Ambas mirábamos excitadísimas en punta de pies si podíamos ver algo porque estaba en medio de un tumulto.
—¿Patricio Arana eres tú? —. Preguntó Robert a mi amigo.
Le extendió la mano (apenas escuchábamos con el barullo) y le daba las gracias por el cambio de planes tan rápido que debió gestionar para cambiar la locación, además comentó que venía muerto de cansancio en un viaje directo de Canadá y que debía descansar un poco.
—Ok, cuánto tiempo necesitas, estamos on time y debemos partir cuanto antes—. Le dijo Patricio.
—Esta bien dame un par de horas y estaré como nuevo.
¿Me pueden llevar una Coca-cola a mi trailer?. Estoy muerto de sed—. Pidió Robert educadamente y se marchó en dirección a su camarín….
Pasó solo a un metro de nosotras y el tiempo se detuvo a 24 cuadros por segundo, era verdad lo que dicen cuando uno conoce al hombre de su vida….él era mucho pero mucho más de lo que imaginamos, él ahora era el sol… en medio de lo que había sido la noche de nuestra vida…él era sin duda el amor de nuestras vidas.

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CAPITULO 5: DESACUERDOS


Capitulo escrito por Coka

Diario de Coka
Bournemouth. Noviembre 20 de 2010


Por minutos, el tiempo se detuvo totalmente fueron segundos larguísimos, cuando el hubo pasado, mis piernas comenzaron a temblar sin control y tuve que sentarme porque no podía continuar de pie, en ese momento y sólo en ese momento me di cuenta que Alexa estaba completamente tirada en el suelo.
—¿Ale? —. Del susto me acerque rápidamente a ella y le hable tomándole las manos para comprobar su pulso. —¡Ale, Ale!. ¿Que tienes?... Despierta!!! —.
Le dije asustada.
Yo miraba nerviosamente para todos lados, temía que alguien viera el espectáculo que estábamos dando.
—¿Coka, donde estas? —. Preguntó Pato al mirar a través del mesón sin poder verme.
—Aquí, pato, abajo—. Respondí avergonzada tratando de no levantar la voz para que nadie nos viera, la situación era demasiado bochornosa.
—¿Que diablos?. ¡Joder Coka!. ¿Que ha pasado? —. Dijo él muy inquieto.
—Heee. Bueno…—. Por todos los rayos, no sabía que decirle.
¿Se ha descompensado por ver de cerca a su amor platónico?
No, eso no. Seguro que él mismo nos corría del plató.
—Le bajó la presión… es que ella es… diabética?. Sí, eso. Es diabética—. Le dije sin pensarlo demasiado.
Y era increíble como las mentiras salían de mi boca en esos últimos días, si seguía así me convertiría en toda una experta del embuste.
Mi amigo muy amablemente me ayudó a despertar a Alexa y no dudó en pedir la presencia de una enfermera.
Me opuse en primera instancia pero al pasar los segundos y al ver que Alexa no despertaba no me quedó más salida.
—Esto sí que es un problema—. Comentó él mientras esperábamos. —Justo ahora que Robert ha pedido que le lleven una gaseosa—.
No había terminado de decir esto cuando…
—¡Yo voy!—. Inesperadamente gritó Alexa, renacida de ultratumba y completamente recuperada.
—Pues me parece que tú no estás en condiciones Maja—. Dijo Pato mirándola con recelo.
Alexa se paró como si tuviera un resorte en el trasero y comenzó a caminar.
—Heee. ¿Ale?—. Le pregunté. —¿Adonde vas?—.
—¿Adonde crees tú…?. Voy por una Coca Cola—.
—¡A no!. ¡Eso si que no!—. Respondí para luego darme alcance. —¿Y tú crees que yo he pasado por todo esto para dejarte a ti ir primero?—
—Coka a ti te da lo mismo si es Robert o es Taylor. Yo llevaré lo que él necesita a si es que apártate de mi camino o no respondo—.
—¿A si? ¿Y qué vas a hacer? —.
Entonces comenzó una discusión encarnizada con la que hasta ese momento era mi más querida amiga.
—Estas completamente equivocada si crees que te dejaré ir primero—. Le grité fuera de mí.
Y en los 5 minutos siguientes nos dijimos cosas terribles a la cara. Cosas que jamás nos habíamos dicho.
Todo esto ante los ojos atónitos de Pato que callado no se atrevía a decir ni una sola palabra.
Estaba segura que antes, en innumerables veces me había visto molesta pero ahora era otra cosa, estábamos completamente fuera de control.
Por primera vez en estos años de amistad, Alexa y yo nos mostramos nuestro lado más fiero, más guerrero y estamos a punto de agarrarnos del pelo cuando apareció ese molesto hombre con cuerpo de gorila llevando sus estúpidos anteojos negros y sonopronter metido en la oreja.
—¿Quien de ustedes llevará la Coca-cola a Robert? —. Pregunto con su voz gorila afeminado.
Miró sin ninguna preferencia y al darse cuenta que ninguna respondía, nos dijo mirando a Alexa:
—Que vaya la que se sabe controlar—.
Así sin más destruyó mi sueño más acariciado, poder estar a solas con él.
Mientras esto sucedía, Alexa corría al Trailer con la Coca-cola, sin abrirla, sin vaso, sólo con la bebida en la mano y corriendo como si en esto se le fuera la vida.
“—Maldita Amiga—“. Lloraba apretando los labios mientras Pato me preguntaba que estaba sucediendo realmente.
—Nada Pato, no te incumbe—. Era suficiente, después de todo no tenía ganas ni de hablar, estaba destrozada por la pena.




Diario de Alexa
Ese mismo día…


Corría, lo único que sabía en ese momento era que le vería en unos segundos.
Corría sin importarme demasiado que mis tobillos se doblaran como los de una muñeca de trapo producto de las piedrecillas que recubrían el camino hacia el trailer donde él estaba.
Mis manos sudaban, lo podía sentir a pesar de lo helada que estaba la lata de bebida.
Un par de metros más, solo un par de metros más.
Por primera vez en mi vida le había ganado a alguien y no podía creer que fuera a ella… a mi mejor amiga…
Paré en seco mi carrera sintiendo de pronto la cabeza fría.
No podía creer lo que acababa de suceder.
¿Verdaderamente le había dicho todas esas cosas a Coka?
¿Como había sido capaz?
¿De dónde había sacado los cojones?
Metí mi mano a mi bolsillo y saqué el pequeño frasco de antidepresivos. Hace días que no sentía necesidad de tomarlos pero ahora, de pronto sentí en mi pecho esa presión que me recuerda que debía hacerlo para soportar el peso del mundo, de mi vida.
¿Que había hecho?
Era verdad, ella estaba simplemente insoportable y yo habitualmente me dejaba llevar por su carácter dominante, pero esta era una situación sacada del fondo de mis más profundos sueños y no permitiría que nadie me despertara, ni siquiera ella.
Cuando nos ordenaron que no debiéramos hablarle respiré aliviada por primera vez en muchas horas.
Era un alivio no tener que hacerlo.
¿Que podría haberle dicho?
¿Que le amaba, que era el príncipe de mis sueños y que no era un amor nacido del fanatismo?.
Sentía que le conocía, sentía que le entendía.
Cada risa nerviosa, cada vez que pasa sus dedos por sus cabellos una y otra vez, quería tomar su mano y calmar su malestar.
Cada vez que le acosaran, cada vez que viera en sus ojos el agotamiento, quería que fuera a mí a quien él recurriera buscando paz y tranquilidad.
¿Como decirle todas esas cosas y no parecer una loca, una enferma obsesiva?
No, no podía hacerlo.
Y sobre todo porque estaba segura de en cuanto me encontrara frente a él no podría pronunciar palabra alguna.
Y él no necesitaba que yo le digiera algo.
En su vida perfecta, rodeado siempre de gente perfecta mis palabras sonarían como el más molesto de los zumbidos.
Sabía que mi rostro y mis palabras eran fáciles de olvidar. Seguramente la gente que alguna vez conocí ya no me recordaba.
Pasaría lo mismo con él.
¿Me vería siquiera?
¡Claro que no lo haría!
Comencé a caminar otra vez hacia el trailer pensando, sin dejar de mirar el empedrado camino.
Por eso no me importaba llevar un delantal y una gorra, no importaba que él no levantara la vista hacia mí.
Pero aun después de enumerar todas esas razones, estando plenamente consciente que yo no era nada, que nunca sería nada, aun sabiendo todo eso no podía dejar de verle, de estar en la misma habitación que él, aun cuando estuviera rodeado de su equipo de trabajo, mis ojos solo tendría ojos para él y grabaría en mi memoria todo lo que mis sentidos captarán.
¿Pero valía la pena perder el cariño de mi mejor amiga?
¿Eso nos costaría el conocerle, en eso nos transformaríamos?
¿No tendría una amiga para compartir ese hermoso recuerdo?
Sentí aquel dolor de estomago y las lagrimas agolpándose en la comisura de mis ojos listas para salir disparadas en cuando volviera a pestañear.
No. Él conocerle no lo valía, no sin ella. No sin tener a mi amiga para recordar esa aventura.
Lo sentí en el pecho, lo sentí en ese momento tan cierto como el aire que respiraba.
Ella nunca me perdonaría, yo nunca si ella me lo hiciera a mí.
Un paso más y estaría ahí.
Lo di vacilante, demasiado consciente de que al abrir la puerta, de que en el momento de que pusiera un pie dentro le rompería el corazón a mi amiga del alama y me quedé ahí con la manilla entre mis dedos sin poder hacer otra cosa más que pensar en ella.



Diario de Coka
Bournemouth. Noviembre 20 de 2010


No podía creer cuando vi entre mis lágrimas como Alexa corría hacia mí como si huyera del mismo demonio trayendo la misma lata de bebida con la cual le había visto dirigirse al trailer de Robert.
—¿Pero que estás haciendo aquí? —. Le pregunté secándome las lágrimas con el puño de mi blusa.
—Lo siento, de verdad que lo siento. No lo puedo hacer, no si tú estas molesta…. Y más encima si tú te quedas aquí llorando—. Me dijo mientras se me tiraba encima y me abrazaba.
No podía creer lo que estaba haciendo. Había dejado a Robert sediento… solito y esperando por un refresco.
—Ale, Ale. Suéltame antes que nos vea alguien—.
—Lo siento de verdad—
—Estas loca de remate—. Le dije mientras las lágrimas volvían a correr por mis mejillas.
—Por favor no llores amiga. Esto sólo vale la pena si lo vivimos juntas—.
—Si pero sólo una puede ir y esa eres tu—.
—Bueno estaba ahí parada fuera del trailer.
Me debatía entre entrar o no, sabiendo que te perdería si lo hacía, cuando la puerta se abrió y del interior salió….
—¡¿Robert?! — Pregunté emocionada.
—No…. Déjame terminar.
Era su asistente. Me dijo que Robert estaba hambriento y que pedía una hamburguesa con queso y unas papas fritas—.
—¡No te puedo creer que se permita comer comida chatarra en plena grabación de Amanecer!—.
—Pero Coka, atiende que eso no es lo importante.
Lo importante es que tú le llevarás la comida—.
—¿Pero y tú? —. Pregunté confusa.
—Yo, tengo que ir por otra bebida que esté helada ya que con tanto agarrarla terminé por calentarla. Mira pruébalo—.
Me dio a beber de la lata y cerré los ojos. No podía creer que él también había tomado de ella.
—Ale, es verdad….— Dije casi sin aliento. ¿Como había podido pelear con ella? Si la Ale era más buena que el pan. —¿Ale de verdad él tomó de esta misma lata? —.
—¿Estas loca? No, fue ella.
Cuando me vio parada ahí me pidió la lata y yo se la tuve que dar. ¿Qué más podía hacer?. Entonces sitió que estaba caliente, la abrió y tomó un sorbo—.
—¡Wuacala!. ¡Qué asco!. ¿Y por qué me das para que tome? —.
—Pero Coka no seas tan asquienta. Además la tipa es súper simpática y nos quiere a las dos ahí.
Yo estoy dispuesta a besarle los pies sólo por eso—.
—¿Y que a dicho el gorila con sonopronter? —.
—Que corriera por ti y que no nos moviéramos del frente del trailer para estar disponibles para él en todo momento.
La misma asistente le ha llamado exigiéndoselo ya que ella se tiene se retirar por algunas horas y no quiere que él quede desatendido—.
—¿Que estamos esperando entonces?¡Muévete Ale, que nos quedamos sin Robert!
— Le dije mientras corría a la cocina a calentar la famosa hamburguesa que estaba en el cooler con todos los congelados, rogando que no explotara el horno en el proceso.
Mientras tanto Alexa corría por la Coca-cola, el vaso olvidado y una pajita directo al trailer.

 
Diario de Alexa


Ese mismo día…
Al entrar en el Trailer no pude ver donde estaba, mientras más me adentraba, buscándolo con la vista de pronto escuché una conversación telefónica que me dejo helada:
"Te digo que acabo de llegar...
¡Escúchame un momento por favor!
¡Tu sabes bien como son las cosas!...¡Kriss yo no mando en esto, sabes bien que no podemos hacer eso!, ¡¿Porque es tan difícil que entiendas?!
Mira estoy cansado y no quiero pelear mas contig…—". Decía Robert mientras comprobaba que le habían cortado el teléfono.
Fue en ese momento en que él giró hacia donde yo me encontraba y me sorprendió ahi parada, con su bebida y el vaso en la mano casi pretrificada.
—¿Desde cuándo que estas ahí?—. Me preguntó Robert mirándome directo a los ojos, estaba claro que no pasaría desapercibida como había imaginado.


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2 comentarios:

Sissy dijo...

¡Cómo me atrapó esta historia!
Se me hacía locamente increíble, qué genial imaginación tienes amiga!

Voy hasta a sentir tristeza cuando la termines y se cierre ése ciclo. Sob-sob!

Un abrazo y muchos cariños:

Sissy

LISY dijo...

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